El Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudí quiere mostrar que en su país las cosas no están tan mal como se pintan desde fuera, y mejorar su reputación internacional. Que crezcan las inversiones, las relaciones comerciales y el turismo pese a su pobre bagaje de derechos humanos. Para lograrlo, se hicieron con el Newcastle United hace apenas unos meses. Pero sin director deportivo ni directivos con experiencia, el primer mercado de fichajes de las nuevas urracas ha sido un tanto caótico.
El pasado mes de octubre, se acumularon por doquier los titulares que aseguraban que el Newcastle United se acababa de convertir en el club más rico del mundo. Y en cierto modo era cierto, pues el fondo de Arabia Saudí que adquirió el histórico club inglés cuenta con mayor capital que cualquier otro propietario del mundo, alrededor de 320.000 millones de euros.
Con todo ese dinero, han cumplido en parte con la amenaza ya que son el club del mundo que más ha gastado en la recién cerrada ventana de fichajes de invierno con 102 millones de euros. Se dice en parte porque los nombres son más bien escasos.
El dinero saudí ha permitido a las urracas reforzarse para intentar salir de los puestos de descenso de la clasificación y asegurar su presencia en la Premier League la temporada que viene. Esa es la realidad ahora mismo de este club que todavía tiene mucho que hacer para asentarse entre los grandes del fútbol inglés, el último objetivo que se ha marcado la nueva propiedad. Lo primero será permanecer en la máxima división una temporada más.
Comenzaron fracasando con el intento de hacerse con un gran entrenador. La llegada del mercado de invierno prometía romper el mercado de una manera más radical. Fueron muchos los grandes nombres que saltaron en un principio, pero el Newcastle se tendrá que salvar con jugadores de perfil medio, pagados a saldo alto en cualquier caso. Ese es el primer paso para asentar el proyecto saudí y que no se convierta en otro fracaso de una lista de propietarios que llegaron con grandes promesas a otros clubes y terminaron saliendo por la puerta de atrás.
Los entrenadores
Una de las primeras decisiones que tomó la nueva propiedad fue la destitución de Steve Bruce. Durante los primeros días, salieron a la palestra varios nombres. Antonio Conte, exentrenador de la selección de fútbol de Italia, el Chelsea, la Juventus y el Inter de Milán, Brendan Rodgers, que está triunfando en el Leicester, Steven Gerrard, leyenda viva del Liverpool, Frank Lampard, icono del Chelsea durante muchísimos años, Paulo Fonseca, el ex de la Roma, y, sobre todo, Unai Emery, el rey de la Europa League. Finalmente, el ganador fue otro de nivel inferior.
Eddie Howe se convertía en el nuevo técnico del equipo británico. Su perfil encajaba, pues tenía experiencia en la Premier League, uno de los requisitos que ponían indispensables. Firmó con las urracas hasta 2024 con el objetivo de salvarles.
Su último banquillo fue el del Bournemouth hace una temporada y media, a los que ascendió a la máxima categoría del fútbol inglés y mantuvo durante cuatro temporadas, hasta el descenso en 2020. Teniendo en cuenta los perfiles que habían sonado también como los de Zinedine Zidane o Diego Pablo Simeone, el británico se quedaba un tanto pobre.
El mercado
Con el respaldo de esa fortuna y la garantía de gozar de la cobertura de una monarquía absoluta, el mundo del fútbol en general y los aficionados del Newcastle en particular creyeron estar ante el comienzo de un megaproyecto que en poco tiempo pudiera competir de tú a tú con los grandes clubes de la Premier League y en última instancia de toda Europa.
Los primeros rumores, alentados por la prensa más amarillista de Reino Unido, dibujaban alineaciones faraónicas, especulando con la posibilidad de que Kylian Mbappé, Erling Haaland, Paul Pogba, Raheem Sterling o Jules Koundé podían fichar por la entidad británica.
La realidad, sin embargo, es muy distinta tres meses y un mercado de fichajes después. Pese a que el Newcastle ha sido el club que más dinero ha gastado en todo el mundo durante el mes de enero, ha sido incapaz de atraer talento de primer nivel. Ni siquiera de un segundo nivel, pues desde Inglaterra se informó de ofertas por jugadores como Diego Carlos, Álvaro Morata u Ousmane Dembélé que fueron rechazadas.
La realidad
La operación más cara ha sido el fichaje de Bruno Guimaraes, con 42 millones de euros, un centrocampista brasileño con cierto caché internacional procedente del Olympique de Lyon. El nombre más destacado, no obstante, es el de Kieran Trippier, por el que han pagado alrededor de 15 millones de euros al Atlético de Madrid.
Completan la lista de adquisiciones Chris Wood, delantero neozelandés de 30 años que suma tres goles con el Burnley este curso y por el que el Newcastle ha pagado 30 millones; Dan Burn, central de 29 años que lleva apenas dos y medio en la Premier en las filas del Brighton que les ha costado 15 kilos; y Matt Targett, lateral izquierdo de 26 años que llega cedido por el Aston Villa.
El choque entre expectativa y realidad es más que evidente, por mucho que estos cinco fichajes vayan a elevar con total seguridad el nivel de la plantilla del conjunto del norte de Inglaterra. Algo que necesitan de manera imperiosa, dado que continúan anclados en los puestos de descenso a Championship, de los que prácticamente no han salido en toda la temporada. Antes de soñar con galácticos, el Newcastle tendrá que confirmar su presencia entre los mejores de la Premier League.
[Más información: El Newcastle ensucia la Premier: los petrodólares no fichan futbolistas, pero sí provocan dimisiones]