La felicidad del Atlético de Madrid por la conquista de la última Liga tardó poco en esfumarse. El equipo rojiblanco atraviesa por una crisis nunca antes vista con Diego Pablo Simeone a los mandos. La derrota contra el Levante, colista del campeonato liguero, aumenta la tensión y la situación amenaza con estallar dependiendo del resultado de este sábado en la visita a Osasuna.
No lo tiene fácil Simeone. El equipo solo suma 39 de los 72 puntos disputados en lo que va de temporada y visitar la caldera que siempre es El Sadar no es lo más apropiado para el momento. Luego viene la ida de los octavos de final de la Champions League contra el Manchester United de Cristiano Ronaldo (miércoles 23, 21:00 horas). Son cinco días en los que está prohibido caer para no abrir una brecha insalvable.
Las grietas hace tiempo que empezaron a aparecer en el Atlético. Tras lo del Levante, en el entorno colchonero reina el silencio y nadie salía en defensa de un Simeone cuestionado también por parte de la afición. Al menos no hasta que, encendido el fuego, el Atleti colgó en su página web un comunicado de Miguel Ángel Gil Marín: "Confío plenamente en nuestra plantilla y en nuestro cuerpo técnico", decía el consejero delegado.
La afición se ha cansado de mensajes y quiere hechos. Los pitos del miércoles en el Wanda Metropolitano no sentaron bien, aunque el Cholo quiso mantener su discurso ("A la gente no se le puede decir nada", dijo sobre el roce de Giménez con la grada) por temor a que se rompa la comuna colchonera.
"Siempre duelen las derrotas; en el momento que caigan, en el momento que estén, de la manera que sean, siempre duelen y molestan", apuntaba también Simeone tras perder en casa contra el conjunto granota. Duele en el vestuario y en el club ver al equipo fuera de los puestos de Champions League (con un partido más que el 4º, el Barça) y con Real Sociedad y Villarreal por detrás amenazando con hacer más daño.
Hay crisis. Simeone lo sabe. La directiva lo sabe. De tal manera, es lógico que se vuelva a hablar del futuro del Cholo. Hacía tiempo que no se le ponía en entredicho así, quizás nunca se temió a tales niveles que el proyecto pueda estar agotado como ocurre ahora. Pero lo del entrenador argentino es un tema que no es sencillo de resolver hacia ningún lado.
El contrato de Simeone
Primero porque Simeone tiene contrato hasta 2024. Hace solo siete meses que firmó su renovación acompañado de Gil Marín. No hay una cifra exacta de lo que cobra el Cholo, pero sí se encuadra en torno a los 20 millones de euros que le convierten en el entrenador mejor pagado del mundo. Un tema que siempre ha generado debate interno en el club y más ahora que el equipo va como va.
Hay alguna duda sobre cómo afectaría en el vínculo profesional Simeone-Atleti que el equipo no clasificara para la próxima Champions. Rumores apuntan que, en caso de ocurrir esto, se activaría una cláusula por la que el club, unilateralmente, podría romper el contrato de su entrenador. También se dice que lo que se abriría sería una renegociación del contrato a la baja.
La situación deportiva aprieta y Simeone se queda casi sin escudo. Una figura coge relevancia en este tema: la de Andrea Berta, director deportivo. El Cholo sospecha que este, con quien siempre mantuvo una buena relación, duda de su desempeño actual y no ayuda la gran relación del directivo con el agente Jorge Mendes, con la polémica de Joao Félix de por medio y algún que otro nombre de entrenador sobrevolando el entorno atlético. De puertas para fuera venden que no hay tensiones.
Problemas en el paraíso, que vendría a ser la relación que Simeone y el Atlético ha mantenido por una década (desde su fichaje como entrenador en diciembre de 2011). Una brecha en el rendimiento en el equipo y otra brecha en la relación con la directiva ponen al Cholo en una posición no deseada para él y en la que nunca antes se había visto. Está obligado a responder con resultados.
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