La guerra en Ucrania sacude el mapa deportivo en Europa. El rechazo generalizado a las acciones de la Rusia de Vladimir Putin obliga a ser consecuente con los movimientos a dar. El problema es que dar la espalda al poderío ruso, en algunos casos, supone hacerlo a importantes fuentes de ingresos, que es en la encrucijada en la que se encuentra ahora la UEFA de Aleksander Ceferin. El patrocinio con Gazprom se lleva a debate.
Gazprom es una empresa gasística fundada en 1989. Hasta 1993 no se privatizó, pero aún así el gobierno ruso mantiene el 38,37% de las acciones de la compañía. Actualmente, es una de las empresas energéticas más grandes del mundo y guarda un fuerte, y casi obvio, vínculo con el presidente Vladimir Putin. Hace 23 años que entró en el fútbol y su presencia se ha ido expandiendo al ritmo que le ha llevado a ser el principal suministrador de gas de Europa occidental.
En 1999, año que Putin fue nombrado presidente de la Federación Rusa, Gazprom firmó su primer acuerdo de patrocinio en el fútbol. Su nombre se estampó entonces por primera vez en el frontal de la camiseta del Zenit de San Petersburgo, ciudad sede de la compañía. Empezó ahí una relación que debía llevar al club a ser el más grande de la historia en Rusia y sacar beneficio de ello para otorgar brillo a la ciudad.
En seis años, Gazprom se hizo con el poder del Zenit tras comprar a David Traktovenko, en 2005 presidente de la junta directiva del club, su paquete de acciones. Traktovenko era un empresario importante que chocaba con las políticas de Putin y no volvió a pisar el territorio ruso tras deshacerse de sus negocios en su país, entre ellos el Zenit. Para el club, arrancaba la era máx gloriosa de su historia.
Gazprom llevó al Zenit fichajes millonarios (Hulk, Bruno Alves, Danny...), desarrolló su cantera (surgiendo de ella futbolistas como Arshavin) y los títulos se fueron sucediendo. El punto de inflexión para todo llegó cuando en 2008 el equipo ruso conquistó la Copa de la UEFA y se mandó un mensaje a Europa. Pasados los años, en 2017, se bordó la obra con la construcción de un estadio moderno, el más caro del mundo en su inauguración: el estadio Krestovski, mejor conocido como Gazprom Arena.
El Schalke rompe con Gazprom
Para cuando el Zenit levantó el segundo título más importante del fútbol a nivel europeo, Gazprom ya era el principal patrocinador de otro club de prestigio: el Schalke 04. Aquel acuerdo llegó casi simultáneamente al histórico (y polémico) acuerdo que firmó Gazprom con la ciudad de Berlín: suministro de nueve mil millones de metros cúbicos de gas natural al año durante 25 años.
Gazprom llegó al Schalke tras una firma en la que estuvo presente Putin. El acuerdo era de 25 millones anuales, superando así los 20 que recibía el Bayern Múnich de Deutsche Telekom. El club de la cuenca del Ruhr olvidaba sus problemas financieros y, como el Zenit, recuperó el brillo para volver a ser uno de los equipos alemanes más dominantes del continente. Raúl González, leyenda del Real Madrid, pasó por sus filas y también Manuel Neuer, por el que Putin quiso intervenir para frenar su venta al Bayern que, finalmente, se acabó produciendo.
Hasta este jueves, Gazprom ha acompañado a la equipación del Schalke. No lo hará más por la invasión de Ucrania, dadas las presiones de los aficionados alemanes a la institución deportiva para romper su contrato de patrocinio. Estaba firmado hasta 2025 y el Schalke seguía recibiendo 9 millones de euros anuales del gigante ruso pese a estar ahora en Segunda División. Si subía, el pago ascendía a los 15 millones. El rastro de la empresa ha desaparecido, hasta el punto de haber dimitido su representante en el Consejo de Vigilancia de la entidad.
Gazprom-Abramovich-Putin
Gazprom ha firmado más acuerdos con otros clubes de fútbol y en rara ocasión no han ido acompañados de movimientos de la empresa para adentrarse en Europa occidental. Lo hizo en 2010, pasando a patrocinar al Estrella Roja de Belgrado y, a la vez, haciéndose con el 51% de la compañía petrolera estatal. En 2012 llegó al Chelsea, suministrando gas y electricidad al club de la Premier League durante tres años. Lo importante de ello, además de seguir expandiendo su transporte de gas, fue la alianza con otro poderoso empresario ruso: Roman Abramovich, propietario del Chelsea.
En realidad, Abramovich y Gazprom ya hicieron negocios en el pasado. Putin ayudó al empresario a vender en 2005 el 50% de su petrolera Sibneft a Gazprom y volcó su interés en el fútbol. Su nueva alianza, siete años después, llegó el mismo año que la compañía firmó un acuerdo con la UEFA para aparecer en la Champions League y que hoy sigue vigente, aunque a escala mucho mayor. Por otro lado, ahora Abramovich podría quedarse sin residencia en Londres por su presencia en la 'lista negra' de Gran Bretaña de los aliados de Putin.
160 millones para la UEFA
La última renovación de contrato entre Gazprom y la UEFA que hoy preside Aleksander Ceferin llegó el pasado año, en 2021, y se extiende hasta 2024. Ahora, además de la Champions, se incluyen torneos como la Eurocopa (2021 y 2024), las finales de la Nations League (2021 y 2023), la Supercopa de Europa, la Youth League y el fútbol sala.
"Gazprom no sólo es un líder en su campo, sino que también tiene una larga tradición en el fútbol y esperamos trabajar aún más de manera conjunta en los próximos años, como a través del programa Football for Friendship de Gazprom, que ayuda a brindar a los jóvenes valiosas habilidades para la vida", decía el director de márketing de la UEFA, Guy-Laurent Epstein, tras aquella última firma.
La UEFA ahora está contra la espada y la pared por el conflicto en Ucrania. Si da el paso dado por el Schalke, diría adiós a un acuerdo que todavía le debe dar 120 millones de euros en ingresos por los tres años que le quedan de vigencia (40 'kilos' por temporada). Además, Alexander Dyukov es presidente del consejo de administración de Gazprom y, desde 2021, miembro del comité ejecutivo de la UEFA.
Este viernes se podría tomar una decisión al respecto, aunque podría alargarse el debate aún más dado el vínculo en el trío Ceferin-Gazprom-Putin. Lo que sí se decidirá es cambiar la sede de la final de la Champions League de este año que, precisamente, iba a ser el Gazprom Arena de San Petersburgo. El poderío del gigante ruso del gas se tambalea en el fútbol europeo fruto del ansia de poder de Putin.
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