Rumanía es uno de los países europeos en los que el porcentaje de vacunación es menor. El pasado domingo se habían administrado algo más de 16,5 millones de dosis y solo el 41,92% de la población disponía de la pauta completa. Esto explica la postura de Gigi Becali, el propietario del Steaua de Bucarest que ha dicho públicamente que no volverá a fichar ni dejará jugar a futbolistas que se hayan administraado la vacuna contra la Covid-19.
"Te vas a reír, pero puede que tenga razón. Los vacunados pierden fuerza. Eso es algo científico. ¿No lo has visto con el Cluj? Con el Rapid los jugadores parecía que fueran a desmayarse. ¡Todas las personas vacunadas pierden la fuerza! Yo también lo veo en los míos. No afecta a algunos, pero si a los mayores. ¿No has visto a Ciprian Deac?", sentenció en una intervención telefónica en el programa 'Ora exacta in sport' de la televisión rumana PRO X.
Esto provocó la reacción inmediata del Gobierno de Rumanía. Sus palabras, unidas a la apreciación de que la gran parte de los vacunados mueren en los hospitales a diferencia de los que no lo están, hicieron que publicaran un mensaje en su página oficial de Facebook: "¡Los futbolistas vacunados NO pierden la fuerza después de ser vacunados contra el Covid-19! No existen estudios que avalen una singularidad como la que recientemente se promocionó".
El club también reaccionó desmintiendo que no fueran a dejar jugar a los jugadores vacunados y dejando claro que Becali hablaba en tono de broma. "No es cierto que los jugadores vacunados no jugarán", dijo a Reuters un portavoz del club. "Hay más de una docena de jugadores vacunados en nuestra plantilla". Este excéntrico presidente ha dejado en varias ocasiones claro que su gestión del Steaua de Bucarest está más que en entredicho.
Litigio con Bucarest
Becali ha sido acusado por el ayuntamiento de la capital rumana de no pagar por el uso del estadio. El Steaua perdió una demanda después de que el presidente no hubiera pagado el alquiler de 15 partidos disputados en el National Arena. El responsable del club se defiende asegurando que tiene un convenio con el Ayuntamiento de la capital para el uso del coliseo con la exalcaldesa Gabriela Firea.
"El Ayuntamiento y yo pondremos 200.000 euros cada uno para cambiar el césped. La cantidad que aporte se descontará después del alquiler que debemos pagar", dijo en su momento Gigi. Ahora, Nicușor Dan, alcalde de la ciudad, pide 1 millon de euros. Becali asegura que no quiere reconocer este acuerdo para aprovecharse y lucrarse. Mientras tanto, el Steaua sigue jugando en el principal estadio del país y no piensa dejar de hacerlo, sea con jugadores vacunados o no.
Emanuel Rosu, periodista rumano, asegura que Becali sugiere que solo permitió jugar a los jugadores que fingieron vacunarse, aunque esta información no la comparten otros medios del país. Su creencia de que la vacuna quita fuerza no es nueva, ya que cuando regresó el jugador Claudiu Keseru de su etapa en el Ludogorets expresó en el portal sport.ro que ya no podía jugar a un nivel alto. Nadie le hizo caso entonces, pero ahora ha provocado una agria polémica en el país.
Misógino, homófobo...
Los comentarios de Becali son solo los últimos en lo que ha sido una carrera plagada de declaraciones controvertidas. En 2018, provocó una disputa por sexismo después de revelar que el Steaua de Bucarest nunca tendrá un equipo femenino mientras él esté a cargo, afirmando que el fútbol femenino está "contra la naturaleza humana" y se alinea "con las ideas de Satanás".
Cuando se le preguntó en el canal de televisión rumano Pro X si consideraría lanzar un equipo femenino, Becali respondió "no se pueden hacer cosas en contra de la voluntad de Dios" antes de asegurar que "dejaría el fútbol" en ese caso. "¿Cómo puede una mujer jugar al fútbol?", añadió.
Otras controversias anteriores incluyen la promesa de oponerse a las minorías sexuales cuando se postuló para presidente en 2004, antes de que se presentara otra candidatura cinco años después. El exmiembro del parlamento rumano también fue fuertemente criticado en 2006 por decir: "¿Por qué hay tantos homosexuales en Rumania? Daré 2 o 5 millones de dólares para hacer un referéndum y que podamos acabar con todos los homosexuales del país".
También se negó a fichar a Florent Sinama-Pongolle porque era negro y declaró en 2010 que el club nunca ficharía a un futbolista gay. El propietario alocado también culpó de la mala racha del Steaua Bucarest a principios de 2020 a que sus jugadores tenían relaciones sexuales con sus novias con demasiada frecuencia. "Mis jugadores están haciendo el amor con sus novias con demasiada frecuencia, por eso últimamente no están jugando tan bien al fútbol", dijo.
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