La invasión de Ucrania por parte de Rusia sigue despertando el rechazo de gran parte de la comunidad internacional. No solo de instituciones políticas, sino también del mundo del deporte. Una muy esperada era la del siempre polémico Roman Zozulya. El jugador de fútbol acusado de enaltecer a la extrema derecha por su sentimiento nacionalista ucraniano no concede entrevistas y vive el dolor de lo que sucede con su pueblo en la intimidad. Aún así, utiliza Facebook como una ventana para mostrar sus acciones.
El futbolista ucraniano no ha olvidado la ola de rechazo que hace justo un lustro desencadenó su frustrada llegada al Rayo Vallecano, entre acusaciones de unas simpatías nazis que él siempre ha negado. Es el motivo principal por el que no habla en los medios de comunicación. Ni siquiera la invasión rusa de su país ha alterado su mutismo. Mientras tanto, Zozulya alterna sus partidos con una labor humanitaria que ha redoblado en los últimos días.
El delantero del CF Fuenlabrada, de Segunda División, ha logrado enviar al territorio en conflicto con ayuda de la consejería de Sanidad de la Xunta de Galicia dos ambulancias. Zozulya también asegura haber recaudado, con ayuda de otros amigos futbolistas ucranianos, más de 200.000 euros en cuatro días. Este dinero irá a parar al ejército. Además, aprovecha cada publicación para demostrar su amor por el país que le vio nacer. Quizá todo lo que está ocurriendo, a pesar de ser una tragedia, cambie la imagen del futbolista.
Las fotos con miembros del denominado como 'Ejército del Pueblo', que él mismo financió, y su confesión de admiración a Stepan Bandera, figura reconocida del independentismo en Ucrania y honrado por las organizaciones de extrema derecha, le supusieron una simpatía por grupos neonazis. Ahora todos estos están siendo reconocidos por la resistencia contra Rusia, mientras Zozulya vive bajo la sombra de una admiración por el nazismo que siempre ha desmentido.
Nazi o patriota
El conflicto que protagoniza Zozulya en España viene precedido por la guerra en el Donbás entre Rusia y Ucrania en el 2014. Por aquel entonces, Roman formaba parte de la plantilla del Dnipro Dnipropetrovsk y comenzó a colaborar con el ejército de su país, tanto a nivel de imagen como económicamente. Eso sí, una imagen suya señalando un marcador de 14-88 disparó las especulaciones sobre su inclinación política y social.
Ambos números son famosos por su vinculación con el movimiento nazi. El '14' hace referencia a las 'catorce palabras' que dijo en su di el escrito, y supremacista blanco, David Lane: "Debemos asegurar la existencia de nuestro pueblo y un futuro para los niños blancos". El '88' es utilizado entre los nazis para ensalzar la figura de Adolf Hitler, 'Heit Hitler', y es que la hache es la octava letra del abecedario.
También lucía una camiseta con el dorsal '18'. Y volviendo al abecedario, el '1' corresponde a la letra a y el '8' a la hache, que juntas forman las iniciales AH: Adolf Hitler. Mientras tanto, en su país le ven como una de las víctimas de la campaña de los medios estatales rusos para desprestigiar el movimiento de nacionalismo de su país. Su financiación al ejército no es muy distinta a las recaudaciones que está llevando a cabo desde que comenzó la invasión rusa en este 2022.
Su buen hacer como futbolista le llevó a España, concretamente a un Rayo Vallecano en el que nunca llegó a jugar con su camiseta. Tanto su participación con el 'Ejército del Pueblo' así como las diferentes polémicas fotografías han acabado por convertir al jugador en el enemigo público número uno para cierto sector de la afición.
Las presiones de los ultras de extrema izquierda surtieron su efecto y el Rayo acabó por llegar a un nuevo acuerdo con el Betis para romper el pacto al que habían llegado con Zozulya en el mes de enero de 2016. Fue en el Albacete donde mejor rendimiento ha tenido. Estando en este club, vivió el acoso de la afición vallecana en su regreso a Vallecas. Con el Fuenlabrada no ha tenido la oportunidad de volver a pisar ese césped tras el ascenso del equipo de la franja.
Sus acciones
El futbolista, el rostro más conocido entre la diáspora ucraniana en España, acaba de enviar dos ambulancias a su país natal. "Finalmente superamos todas las dificultades burocráticas y hemos enviado dos ambulancias con regalos a la región de Kiev y Járkov. Mi corazón está roto por las ciudades destruidas por los invasores racistas y la muerte de demasiados ucranianos, pero sé que todo nuestro dolor y nuestras lágrimas se volverán en su contra", anunciaba hace unos días Zozulya.
"Siempre he estado orgulloso de ser ucraniano, pero hoy lo estoy de cada uno de mis compatriotas: de las mujeres que derriban drones enemigos con botellas de cristal; hombres que detienen tanques con sus manos, deportistas y voluntarios de todo el mundo que se movilizan por su país y, por supuesto, los héroes que arriesgan sus vidas todos los días en las batallas más feroces", completaba el anuncio con sus habituales mensajes enalteciendo lo que están haciendo sus compatriotas.
También anunciaba esos 200.000 euros "para las necesidades del ejército". "La ayuda ha salido ya para Ucrania y estará disponible para nuestros soldados en unos días. Nuestro país fue cubierto por una auténtica peste. Pero tenemos una vacuna contra eso: nuestra fe. Nadie puede mantenerse alejado. Todos estamos haciendo una cosa importante: proteger nuestra tierra y limpiarla de la invasión del Kremlin. ¡La victoria está muy cerca!", sentencia el futbolista.
A juicio de Zozulya, "Putin es una reencarnación de Hitler". El hombre que guarda silencio en los medios celebra que "por fin, en el octavo año de guerra, el mundo se haya enterado de que no hay una contienda civil en Ucrania". "Lo que hemos estado haciendo es repeler la agresión rusa durante ocho años y no permitir que se extienda por toda Europa. Y el precio fueron 15.000 vidas", explica el deportista que más involucrado ha estado en la guerra del Donbás en España.
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