Emoción. Con esta palabra se puede resumir lo que se vivió este miércoles 30 de marzo en el Camp Nou. Este día pasa a ser ya historia del deporte después de lo sucedido en la Ciudad Condal. 91.553 aficionados se dieron cita en el estadio azulgrana para presenciar la vuelta de las semifinales de la Women's Champions League entre el Fútbol Club Barcelona y el Real Madrid Femenino.
Tal vez suene a tópico, pero hay veces en las que el resultado no es lo más importante. Y este es uno de esos casos. Ganó el fútbol femenino. O, mejor dicho, ganó el fútbol. Ganó el deporte. Nunca antes 91.553 aficionados se habían dado cita en un partido de fútbol femenino. Esto lo consiguieron Barça y Real Madrid con El Clásico en el Camp Nou.
Fue una gran apuesta por parte del club blaugrana. No era la primera vez que el Barcelona Femenino jugaba en el Camp Nou, pero nunca antes frente a tanta gente. Ya en 2019, en el Wanda Metropolitano se registró la espectacular entrada de 60.739 aficionados en un Atlético de Madrid - Barça. Pero, además, otros campos españoles también han sido la casa del fútbol femenino.
Desde el Athletic Club y San Mamés, al Sevilla y el Ramón Sánchez Pizjuán, la Real Sociedad y Anoeta (Reale Arena), el Levante y el Ciudad de Valencia, el Valencia y Mestalla, el Betis y el Benito Villamarín, el Espanyol y el RCD Stadium. Así como también los ya mencionados Atlético de Madrid y el Wanda Metropolitano y FC Barcelona y Camp Nou.
El fútbol femenino invade los grandes estadios del fútbol europeo. Ya el pasado fin de semana se marcó récord en lo que se refiere a esta temporada en la WSL, la liga inglesa, durante el Manchester United - Everton. 20.241 aficionados se registraron en las gradas de Old Trafford para ver a las red devils ante el equipo de Liverpool. Y aunque esa cifra parezca insignificante al lado de los 91.553 del Camp Nou, no lo es porque viene a confirmar una tendencia muy positiva.
Un día para la historia
Los 91.553 aficionados que tiñeron las gradas del Camp Nou de color marcaron un récord que databa del Mundial de 1999. Fue en un partido entre la selección de Estados Unidos y China cuando se registró, en el Rose Bowl (California, EEUU), la marca de 90.195 espectadores en un partido de fútbol femenino. Desde entonces, nunca se había alcanzado una marca tan alta.
El gran objetivo era llenar el Camp Nou. Y reto conseguido. Para ello, desde la cúpula del club realizaron una auténtica llamada seductora a la afición. Cada socio pudo adquirir, de manera gratuita, hasta cuatro entradas. Solo tuvieron que abonar los gastos de gestión. Tras esta venta preferente, el resto de aficionados, que quiso estar presente en el campo en este día histórico, pudo conseguir su entrada por precios inferiores a 15 euros.
Todo estaba preparado para la fiesta. Incluso en la previa hubo recibimiento como en las grandes noches de los equipos masculinos. Hombres, mujeres, niños y niñas. Todos de la mano para vivir un día que pasará a los anales del deporte. Bufandas y banderas al viento para animar a las suyas y también pitar al Real Madrid. Al final y al cabo, la rivalidad es la rivalidad.
En los aledaños del Camp Nou hubo charanga, también photocalls e incluso partidos de 3x3. También el speaker Bernat Gascón y la actriz Silvia Abril amenizaron la prueba. El colofón, el mosaico desplegado en favor de la igualdad mientras sonó el himno de la Women's Champions League: More than empowerment (más que empoderamiento). Mucho más que empoderamiento. Mucho más que un récord. Un punto de inflexión que se inicia en España.
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