Desde que las bolas del sorteo emparejaron a Atlético de Madrid y Manchester City se impuso una discusión de estilos entre Diego Pablo Simeone y Pep Guardiola. Se esperaba un equipo rojiblanco defensivo, tratando de eliminar cualquier espacio sobre el campo y haciendo que los ingleses jugasen lo menos posible. Eso duró 70 minutos, hasta que la magia de Kevin De Bruyne y Phil Foden inventó una jugada de tiralíneas para darle la ventaja a los citizen en la eliminatoria de cuartos de final de la Champions League.
Lo más trascendental es que en esta ocasión Guardiola le ganó la partida de ajedrez a Simeone. No fue de forma clara. De hecho, alguno vio las tablas en más de una ocasión. El argentino parecía firmarlas. Foden y De Bruyne le quitaron esa idea de la cabeza al de Santpedor abriendo un muro que parecía impenetrable. El argentino llegó a plantar por momentos dos líneas de cinco hombres, una tras la otra, que provocó que no hubiera disparos a portería en la primera mitad.
Con el resultado final, Simeone pecó de conservador. Con la historia en la mano, sacó un resultado que le permite seguir vivo en la eliminatoria. El precio que ha pagado es dejar una sensación de juego raquítico, sin proponer nada especial teniendo en su equipo a dos genios como Joao Félix y Antoine Griezmann. Especialmente desaparecido estuvo el portugués, que se pasó prácticamente la primera mitad entre los centrocampistas cuando se le había puesto el foco de jugador decisivo.
Si bien en la segunda fue más valiente, poniendo un atacante más en el a priori 5-3-2 inicial, tampoco se notó sobre el campo. Su equipo no hizo ningún tiro a portería durante todo el choque. Marcos Llorente hizo un atisbo cuando se plantó solo ante Ederson y le salió un centrochut que ni fue para Joao, ni amedrentó al portero. El único despiste de Reinildo y Felipe en el partido provocó que los rojiblancos se vean por debajo en el marcador global. Tienen 90 minutos en el Metropolitano para remendarlo.
Simeone conservador
La línea de tres centrales y dos carrileros le ha dado estabilidad en la temporada tan convulsa que está viviendo el Atlético. Simeone encontró en el fichaje de Reinildo Mandava una solución para una zaga que en años anteriores era un bastión, pero que en la 2021/2022 es un queso gruyer. Además, también surgió un Renan Lodi diferencial. El brasileño llevó con su tanto en la vuelta a los rojiblancos hasta esta eliminatoria ante el City.
Pero Simeone estaba utilizando este esquema de 5-3-2 eligiendo por momentos dónde colocar su línea defensiva. A veces le convenía más atrás, otras más adelante. Nunca se había encontrado todo el partido encerrado en su propio campo. Así fue la primera mitad ante Guardiola. El catalán tampoco estaba sabiendo dar con la tecla para generar espacios y eso le valía al Atlético. La eliminación de la regla del valor doble de los goles fuera de casa no te obliga a buscar el gol, ya que no hay ventaja.
El planteamiento de Diego Pablo habría salido en volandas del Etihad Stadium si hubiera terminado cerrando la portería de Jan Oblak a cal y canto. Pero no fue así. Lo que trasciende de este partido es que su equipo no ha tirado en todo el choque, que ha atacado un par de veces, que te has pasado más de medio encuentro encerrado en tu propio campo y que has infrautilizado la calidad de tus jugadores diferenciales en la faceta ofensiva.
La cátedra de Foden
En todo ese contexto apareció un jugador que empieza a dar la sensación de no tener techo. Phil Foden es una creación de Guardiola por la que no apostó de inicio, pero que se guardó para cambiar el partido. A sus 21 años, el de Stockport saltó al campo después de haber recibido una cátedra del catalán prácticamente durante cinco minutos. Todo para que tuviera clara una idea: había que encontrar el hueco que no había aparecido y que desmontaba el plan de Simeone.
Al fútbol se juega con la pelota y Foden se encargó de demostrarlo. Llamó a Reinildo para que viniera a por el balón. El mozambiqueño picó en la trampa. Dejó un hueco en su espalda que detectó el centrocampista más completo del mundo, De Bruyne. El belga solo tuvo que controlar bien para ejecutar por debajo del gigante Oblak. Dos "pequeños" supieron atacar las dos líneas de cinco que Guardiola explicó que eran "muy difíciles" de atacar ya fuera "en la prehistoria, hoy y en 100.000 años".
Foden le desveló el secreto a sus compañeros. Sin escorarse tanto en la banda, como sí estaban haciendo el resto de jugadores del City durante el resto del partido, empezó a generar una fractura en la zona izquierda de la defensa de Simeone por la que se colaría otras dos veces. También se aprovechó De Bruyne de sendas jugadas, pero no consiguió ejecutar tan bien como en el gol. Esa habría sido la sentencia de eliminación del Atlético en la presente Champions.
Por suerte, a los rojiblancos todavía les queda todo un partido de vuelta. Lo harán ante su afición, que es uno de los impulsos de este equipo durante la era Simeone. Además, el argentino también apela al pasado. Dos de las tres veces que el Atleti perdió el partido de ida en la Champions League fuera de casa terminó remontando: sucedió en los cuartos con el Bayer Leverkusen (1-0) en la 2014/2015 y con el FC Barcelona (2-1) en la misma ronda de la 2015/2016.
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