El fútbol catalán está viviendo horas complicadas. Un escándalo ha sacudido su Federación de manera importante y es que se ha producido un gran cruce de acusaciones y denuncias entre miembros del equipo directivo. Los cargos que se echan en cara unos y otros serían tan graves como casos de acoso y movimientos sospechosos de dinero.
En el centro de todo se sitúa Paquita Linares, quien fuera delegada comarcal de la Federación Catalana en el Baix Llobregat, en la provincia de Barcelona. Ella ha sido la encargada de emprender una guerra contra tres altos cargos de la junta directiva del organismo comunitario para intentar protegerse de lo que ella considera una gran campaña en su contra con injurias y calumnias.
De hecho, la propia Paquita, que durante estos días ha expuesto los hechos en compañía de su abogada, no descarta que la situación pueda terminar en un caso grave de acoso. Por eso, reclama una rectificación pública de la propia Federación Catalana hacia su figura después de acusarle de haber realizado movimientos oscuros de dinero con cantidades superiores a los 70.000 euros, algo que ella ha negado categóricamente.
Esta guerra viene de lejos, pero ahora que Paquita Linares ha salido del ente federativo, todo ha estallado después de salir a la luz esta denuncia. No obstante, ella no se cierra a poder llegar a un acuerdo amistoso siempre y cuando se produzca esa rectificación que para ella es innegociable.
La denuncia de Linares
Paquita Linares ha sido muy clara en su argumentación. Su denuncia pesa contra los tres miembros más importantes de la Federación Catalana de Fútbol, los cuales se han visto salpicados por lo que podría ser un grave escándalo. Se trata del presidente Joan Soteras, el vicepresidente Josep Llaó y el administrador José Miguel Calle. Un grupo que tendría entre ceja y ceja a Paquita según ha señalado ella misma.
La exdelegada comarcal apareció en rueda de prensa junto a Carla Martí, su abogada, para explicar de manera detallada en qué consistían sus quejas y que se han formalizado con una denuncia por injurias y calumnias. Linares, que trabajó en la Federación durante una década, desde 2011 hasta 2021, ha explicado cómo se han producido los hechos.
Ella declara que al principio de su etapa en el ente público sintió el apoyo y el respaldo del equipo directivo del organismo, pero que todo eso cambió dando comienzo a una encarnizada persecución. Fue a partir del año 2019, cuando se produjeron varios cambios importantes en la propia Federación: "A partir de ahí se me quitan poderes, tanto de decisión como de tramitación, me siento bastante presionada en todo tipo de decisiones".
Desde ese momento, empezó a notar comportamientos extraños a su alrededor y unas presiones que no estaban justificadas y en las que deja caer que había incitación a la corrupción. Le pedían el voto para según que asuntos en las asambleas y para ponerse del lado de irregularidades importantes. Además, este trato fue yendo cada vez a más e incluso comenzó a sentirse vejada ante comentarios impropios por su forma de vestir o de expresarse.
"Me llegué a sentir anulada, acosada y maltratada psicológicamente". Paquita se vio obligada a dimitir a través de una carta en la que reconocía todos estos hechos. Incluso llegaron a controlar sus llamadas en el teléfono que la propia Federación Catalana le había apuesto según ha expresado en esa brusca rueda de prensa.
"Me he sentido acosada por ser mujer, además era la única mujer". Paquita Linares carga directamente contra el administrador José Miguel Calle quien le hacía comentarios reprobables: "Hoy vienes muy marcona". Según la exdelegada, acompañaba estas frases con gestos como tirarle besos con la mano.
El ataque de la Federación
Paquita ha decidido romper su silencio, más allá de la queja que mostró en el momento de su salida, porque ha recibido un ataque directo y frontal por parte de la Federación. La abogada de Linares, Carla Martí, ha explicado que la exdelegada ha recibido una querella por parte de la Federación acusándola de presunta estafa y de falsedad documental.
Estos delitos estarían relacionados con una serie de viajes injustificados que habría realizado Linares durante su etapa en el organismo. Con motivo de estas irregularidades se reclaman un total de 78.000 euros correspondientes a esta estafa. Un juez de Barcelona ya ha abierto una investigación para intentar esclarecer este asunto. Antes de que se produjera la formalización de esa querella, Linares había recibido un burofax procedente de la Federación en el que se le reclamaban hasta 60.000 euros por el mismo motivo.
De momento, el caso sigue su curso aunque Paquita ha querido añadir más leña al fuego apuntando hacia un conflicto sentimental como el detonante de todo. La exdelegada asegura haber mantenido una relación amorosa con el vicepresidente Josep Llaó hasta el 2015.
Sin embargo, después de su ruptura, este cambió totalmente su trato hacia ella y, según Linares, sería el principal impulsor de que su figura dentro de la Federación empezara a ser señalada por todo el mundo de manera gradual hasta que en el 2019, se hizo insostenible. Ahora, la exdelegada espera poder esquivar esa querella y llevar el caso hasta las últimas consecuencias si no se produce la esperada rectificación.
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