El pasado 7 de mayo el Chelsea anunció su venta a Todd Boehly. Sin embargo, la BBC informa que la oferta continúa sobre la mesa del gobierno británico. Si no recibe su visto bueno, la operación se paralizará. Y es que, según la citada fuente, hay sospechas sobre dónde irán a parar finalmente los 4250 millones de libras.
"Chelsea Football Club puede confirmar que se han acordado los términos para que un nuevo grupo propietario, encabezado por Todd Boehly, Clearlake Capital, Mark Walter y Hansjoerg Wyss, adquiera el club", anunciaron desde la entidad de Londres. Se creyó entonces que el culebrón llegaría a su final.
Sin embargo, el medio anteriormente citado destaca, nueve días después del anuncio, que los ministros de Reino Unido mantienen una "seria preocupación" de que la venta se acabe consolidando porque existen dudas sobre que los beneficios de esta operación realmente se destinen a "una buena causa".
Fue el propio Roman Abramovich el que afirmó que lo recaudado en la venta del Chelsea iría destinado a causas benéficas. El oligarca ruso llegó a asegurar que parte del dinero se encomendaría a la reconstrucción de Ucrania por las terribles consecuencias de la guerra iniciada por su propio país.
Los ministros británicos creen ahora que de ese montante que pone el nuevo grupo propietario, con Todd Boehly como la cara más visible, vaya a parar a las arcas del mismísimo Roman Abramovich. El motivo es la posible entrada en juego de una empresa vinculada con el magnate que manejaría alrededor de 2000 millones de esta operación que mantiene en vilo al fútbol europeo.
Graves consecuencias
El reloj corre en contra. Después de que la candidatura ganadora fuese la de Todd Boehly, entran en juego tanto la Premier League como el Gobierno de Reino Unido. Ambos deben dar el 'ok' para que la venta se acabe de formalizar. Esto tiene que suceder antes del 31 de mayo.
Antes de esa fecha, el Ejecutivo británico debe promover una licencia especial, en la que se especifiquen los términos del traspaso entre magnates. Después será la Premier la que dé su beneplácito. Aunque al contrario de lo que ocurre con los ministros, no se espera que desde la liga inglesa se pongan impedimentos para la finalización del proceso de venta.
Si para el 8 de junio, el Chelsea no está en manos de otra persona que no sea Roman Abramovich, las consecuencias pueden ser muy graves. Hasta el momento no pueden moverse en el mercado, ni siquiera hablar con sus propios jugadores para mejorar sus contratos. Pero es que si la nueva licencia no llega, el club de Stamford Bridge podría ser expulsado tanto de la Premier League como de las competiciones europeas.
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