Jürgen Klopp (Stuttgart, 1967)ha alcanzado los 1.000 partidos como entrenador (249 victorias, 93 empates y 69 derrotas). Una cifra icónica a la que muy pocos han llegado a lo largo de la historia y lo ha hecho en el Liverpool, club al que ha llevado a lo más alto tras un periplo por lo más oscuro. Una demostración del carácter ganador que le ha caracterizado a lo largo de su carrera deportiva.
El alemán lo ha logrado frente al Chelsea, pero no ha sido capaz de redondearlo con una victoria que saque al Liverpool del trance en el que se encuentra sumido esta temporada. Aún así, para nada se empaña su genial trayectoria, ya que acumula más de 20 años en la élite como entrenador entre Alemania e Inglaterra.
"Wenger perdió 6-0 en su partido 1000, así que estoy contento con el 0-0", respondía con tono irónico Klopp acordándose del exentrenador del Arsenal. Unas palabras que demuestran su amargura, ya que siempre se ha caracterizado por un hambre voraz en los banquillos, en los que lo ha logrado prácticamente todo.
Al alcanzar los 1.000 partidos como entrenador, Klopp se pone a la altura de otros técnicos como Sir Alex Ferguson, José Mourinho, Carlo Ancelotti o el propio Arsène Wenger. Es decir, una selecta lista donde han entrado los mejores técnicos y donde puede seguir escalando puestos, aunque su lugar en la historia ya lo tiene.
"Me siento bendecido. He hecho el trabajo que amo para los clubes que amo. Nunca pensé que llegaría a este número", expresaba poco antes de alcanzar dicha cifra, una demostración de lo que le importa el fútbol y un agradecimiento a todos aquellos equipos que le han dado una oportunidad.
Tras haberlo conquistado prácticamente todo, Klopp tiene una misión clara esta temporada: reconducir al Liverpool. El conjunto red no está mostrando su mejor versión este año y ahí es donde tiene que emerger el alemán, que es todo un experto en lavar la cara de sus equipos.
Carácter ganador
"Quiero convertir a los dudosos en creyentes. Cuando me siente aquí dentro de cuatro años espero que tengamos un título. Si no, me tendré que ir a Suiza", eran sus palabras al aterrizar en el Liverpool en 2015. Y vaya si lo logró, ya que consiguió lavar la cara de uno de los grandes transatlánticos del fútbol mundial.
Sin embargo, su carrera comienza 14 años antes, cuando decidió cambiar el terreno de juego por los banquillos. Fue en las filas del Mainz 05, donde era el máximo goleador de la historia del club germano. Allí decidió dar un salto en su carrera que a la larga iba a ser el acertado.
En el conjunto de Maguncia vivió sus primeros pasos como entrenador. Se fue forjando en un equipo de Segunda División, creciendo desde abajo. Sus logros poco a poco fueron dando sus frutos, ya que llegó a ascender con el Mainz a la Bundesliga. Un trabajo que logró su recompensa y les hizo llegar a Europa en una meteórica temporada.
Aunque, como se suele decir, todo lo que sube, baja. Porque Klopp, a lo largo de su carrera, también se ha topado con la dura realidad. Y es que a pesar de tocar la gloria con el Mainz, también tocó el barro y descendió, allí no abandonó el barco y aguantó una temporada con el equipo que le había dado la oportunidad.
El interés del Borussia Dortmund atrajo a Klopp, poco dado a embarcarse en aventuras de corto recorrido. Con los 'Black&Yellow', que atravesaban un periodo por el desierto, consiguió varios hitos dentro de la estructura. Poco tardó en dar con la tecla del éxito y allí empezó a gestar su carácter ganador.
Con el Dortmund, sacando jugadores de la talla de Lewandowski, Götze o Kagawa, creó uno de los mejores equipos que ha visto el conjunto alemán en su historia. Pasó de rondar los puestos europeos a destronar al Bayern Múnich, gran dominador en Alemania.
Dos títulos de liga consecutivos, en las temporadas 10/11 y 11/12, que le llevaron a lo más alto con el Borussia Dortmund. A ello también le sumó otros tres títulos más, dos Supercopas de Alemania (13/14 y 14/15) y una Copa (11/12). Aunque sin duda, su momento culmen estuvo a punto de llegar en 12/13, donde llevó al conjunto alemán a la final de la Champions League, donde cayó en un agónico partido frente al Bayern con un gol de Robben en los instantes finales.
En definitiva, siete años de gloria y títulos que recuperaron un estatus en el Borussia Dortmund que se había perdido y que volvió a instaurar al equipo en la élite del fútbol mundial, donde todavía se mantiene gracias a su trabajo.
Y tras un periplo muy exitoso, Klopp decidió dar el salto a un grande, una oportunidad de llegar a la siempre mediática Premier League. Allí el Liverpool le esperaba con los brazos abiertos, mientras estaba sumido en un letargo del que no parecían despertar, pero su aterrizaje todo cambió.
Su éxito en el equipo no fue inmediato, pero sí que logró dotarle de una identidad. Una férrea defensa combinada con un mortal y feroz ataque, que mordió el polvo varias veces antes de triunfar, pero que formó parte del aprendizaje que hay que adquirir para llegar a lo más alto.
En total, tuvo que esperar cuatro años para levantar su primer título con el Liverpool. No fue cualquier cosa, era la Champions League (2019), aquella que se le había resistido años antes con el Dortmund, lograba añadirla a su palmarés. Y poco después, los frutos llegaban tras la siembra.
El Mundial de Clubes, la Supercopa de Europa, la Community Shield o la FA Cup entre otros. Pero hay uno de ellos que destacaba sobre los demás, la Premier League. En la temporada 2019/2020 se hacía con ella y, de ese modo, rompía con una sequía de más de 30 años sin levantarla. Es decir, una carrera llega de logros históricos con un entrenador lleno de carácter, que además ha logrado grajearse el cariño de las aficiones por las que ha pasado. Un ganador, sin duda alguna.
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Siguiente objetivo
Sin embargo, la realidad no siempre es ganadora y eso es a lo que se enfrenta Jürgen Klopp esta temporada. En ella, el Liverpool ha vuelto a ser un equipo mundano, algo habitual tras procesos victoriosos, por ello, el técnico alemán tiene que encontrar el rumbo para salir de esta situación.
Con la liga altamente complicada, la Champions League puede ser ese reducto al que agarrarse. Aunque enfrente tendrá al Real Madrid, club que siempre le ha puesto las cosas difíciles y que ya le dejó con la miel en los labios en una final. Habrá que ver cómo sale Klopp de esta, porque tiene el suficiente crédito como para darle la vuelta.