No existe en el fútbol mundial un club que fiche y venda mejor que el Benfica. El club portugués se ha especializado en los últimos años en firmar ventas espectaculares y, prácticamente temporada tras temporada, ha sido protagonista de las operaciones más altas en cada mercado.
El caso es digno de estudio. La rentabilidad que le saca a sus jugadores es casi algo paranormal, y las cifras hablan por sí solas. En la última década, el Benfica ha conseguido generar en ventas cerca de 1.200 millones de euros, una auténtica barbaridad pese a que el mercado cada vez esté más inflado. Los lusos se las han ingeniado para llamar la atención de los clubes más poderosos, aunque esta increíble cifra de ingresos tiene su contraprestación deportiva.
El club portugués se ha convertido casi en una fábrica de exportación de futbolistas con talento, pero es incapaz de retener a sus grandes futbolistas, que prefieren marcharse lejos del Estadio da Luz. Joao Félix, Darwin Núñez, el reciente caso de Enzo Fernández... todos ellos optaron por marcharse y abandonar la liga de Portugal para recalar en otros clubes que se presuponen de mayor entidad.
Además, pese a contar con cracks contrastados y por los que otros equipos están dispuestos a pagar millonadas, el Benfica tampoco ha encontrado la manera de traducir esto en grandes resultados deportivos. Ha ganado competiciones a nivel nacional, es cierto, pero la competencia en el país vecino es limitada. A la hora de salir a Europa, ni un solo gran triunfo y batacazo tras batacazo en la Champions League.
Una auténtica millonada
Los 1.200 millones de euros generados en traspasos suponen una situación completamente anómala en el fútbol. Es extraño que un mismo club venda tanto y tan caro en apenas una década, pero eso quiere decir que el trabajo que hay detrás de la entidad es realmente bueno. Casi de récord en récord van en Lisboa en cada venta.
La operación más cara sigue siendo todavía la de Joao Félix. El Atlético de Madrid se lanzó a la piscina por un jugador que estaba llamando la atención de mundo entero y para hacerse con sus servicios tuvo que rascarse el bolsillo, tanto, que firmó la mayor compra de toda su Historia. Por 'O Menino' tuvieron que preparar un cheque de 127,2 millones de euros, y casi cuatro años después de todo aquello en la entidad colchonera comienzan a arrepentirse porque lo han terminado cediendo al Chelsea.
Las otras operaciones con las que el Benfica ha hecho saltar la banca datan de esta misma temporada. Durante el pasado verano, el delantero Darwin Núñez entró en el radar de un club tan potente como el Liverpool y los ingleses no pararon hasta que consiguieron sacarlo de Portugal. Para ello tuvieron que pagar nada menos que 80 millones de euros, una cifra nada desdeñable para un jugador de 23 años.
El otro gran movimiento de este curso acaba de producirse en este mercado invernal. El protagonista ha sido Enzo Fernández, el centrocampista que deslumbró en el pasado Mundial de Qatar con Argentina y que se proclamó campeón del mundo. En este caso, de nuevo la Premier League al ataque porque el Chelsea puso sobre la mesa 121 millones de euros para que la estrella pasara a vestir de azul y no de rojo.
Las cuentas del Benfica son transparentes, ya que es un club que cotiza en la bolsa portuguesa y debe rendir cuentas de manera clara ante los organismos bursátiles. Por eso, la entidad comunica abiertamente la cantidad de cada traspaso.
[Gakpo, Enzo y Kudus: análisis de las sorpresas del Mundial de Qatar que antes eran desconocidos]
Son muchos los nombres que han dejado el Benfica en los últimos diez años para convertir al club en un fenómeno monetario sin comparación. La marcha de Rúben Dias al Manchester City por casi 72 millones de euros fue otro gran golpe de efecto en el mercado, y en la lista de ventas le siguen la de Ederson también al City por 40 millones, y la de Axel Witsel al Zenit ruso por la misma cifra hace ya diez temporadas.
En este ranking aparecen un poco más abajo otros nombres de sobra conocidos en La Liga porque Ángel Di María se marchó al Real Madrid por unos 33 millones de euros, 3 menos que lo que le costó el portugués Coentrao a los blancos. Nelson Semedo le costó al Barça casi 36 'kilos', mientras que el Valencia pagó 30 por Rodrigo Moreno o el Atlético otros 25 por Nico Gaitán, un caso mucho menos exitoso.
El dilema deportivo
Sin embargo, no todo son buenas noticias y pétalos de rosa en torno al Benfica. Un club saneado y que genera dinero con tanta facilidad siempre es un fenómeno digno de alabar, pero al equipo portugués le sigue lastrando la parcela puramente deportiva donde los resultados no son, ni de lejos, tan brillantes como en las finanzas.
Es cierto que los del Estadio da Luz consiguen ganar títulos nacionales con cierta asiduidad, también que esta temporada comandan la Liga con autoridad con 8 puntos de diferencia sobre el Oporto, segundo clasificado, pero sigue faltando algo. Con una economía tan solvente, a la afición le sigue faltando algo más, y ese punto añadido es competir de verdad en Europa.
Hace años el Benfica era un club grande a nivel europeo, tanto que consiguió levantar de manera consecutiva la Copa de Europa en 1961 y 1962, pero hace ya demasiado tiempo de todo aquello. Ahora, parece imposible que los lusos puedan hacerse con una Champions League y, de hecho, en sus últimas participaciones lo más lejos que han llegado ha sido a los cuartos de final.
La bendición en las finanzas se convierte en una pesadilla en lo puramente deportivo, porque cada jugador que destaca en el Benfica termina marchándose. Es la dinámica en la que ha entrado el fútbol moderno, en la que parece que los grandes futbolistas están reservados para unos pocos equipos.
[Enzo Fernández se pronuncia sobre su futuro ante los rumores de Real Madrid y Liverpool]
El último ejemplo de ello es sangrante. En el Estadio da Luz trataron de retener a Enzo Fernández y frenar su salida hacia el Chelsea, pero no hubo manera de convencer al jugador, que veía una gran oportunidad para su carrera deportiva. "Le mostramos todas las posibilidades para quedarse aquí, pero desde que apareció el Chelsea no mostró ninguna intención de quedarse", afirmó Rui Costa, el mítico exjugador y actual presidente del Benfica.
Lo mismo sucedió con Joao Félix, Darwin Núñez, Ángel Di María y un largo etcétera de cracks que prefirieron marcharse a otros clubes más 'grandes' antes que quedarse donde estaban. El Benfica tiene las cuentas saneadas y es la envidia de todos los clubes del mundo en cuanto a ingresos en ventas, pero es evidente que no tiene capacidad ni poderío para retener a sus grandes estrellas y eso le pasa factura.