Luis Rubiales y Olga Tubau, a su llegada a la Audiencia Nacional, este viernes.
Olga Tubau, la abogada de Segundo Marey y el mayor Trapero, impone la 'ley del silencio' a Luis Rubiales
Acompañó a Luis Rubiales este viernes a la Audiencia Nacional, donde el ya expresidente de la RFEF declaró por el beso a Jenni Hermoso.
16 septiembre, 2023 02:15Evitar filtraciones, menos hablar con la prensa y más método, orden y cautela... El expresidente de la Federación de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, ha empezado a seguir las pautas que le ha marcado su nueva abogada.
Se trata de la prestigiosa letrada Olga Tubau, que ha recomendado al exdirigente futbolístico, investigado por el beso en la boca que dio a la deportista Jenni Hermoso, que evite la exposición pública.
Fruto de esta ley del silencio, este viernes Rubiales no se acercó siquiera a las decenas de medios —españoles e internacionales, deportivos y generalistas, radios, televisiones y periódicos— que le esperaban en la Audiencia Nacional, donde declaró como imputado.
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Contrasta este comportamiento con el del Rubiales que compartía sus comunicados en Twitter y que gastaba sus esfuerzos en combatir la que él mismo denominó "persecución desmedida" de los medios de comunicación. De hecho, una entrevista al antiguo mandatario, ya grabada y prevista para ser emitida este viernes, se ha pospuesto, de momento, una semana.
El ya expresidente de la RFEF accedió a los juzgados de traje azul marino —abierto y sin corbata—, serio pero relajado, a la izquierda de Tubau, que caminaba junto a él. La abogada, nacida en 1961 en París, tampoco se inmutó ante el aluvión de flashes, ya que no es ajena a los casos judiciales mediáticos.
Metódica, sosegada y minuciosa, fue la defensora del exmayor de los Mossos d'Esquadra Josep Lluis Trapero, de quien consiguió la absolución en el juicio por la actuación de la policía catalana durante el referéndum ilegal del 1-O.
Mientras leía el informe final, en el que solicitó la absolución de su cliente —que luego conseguiría—, Olga Tubau rompió a llorar. Antes, había agradecido a jueces y fiscales el buen trato que le habían brindado durante la vista oral.
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Quizá fue la ocasión que más sorpresa causó, pero no era, ni mucho menos, la primera vez que el nombre de Tubau aparecía en las páginas de Tribunales. En los 90 y con pocos años de ejercicio a sus espaldas, representó, junto a Francesc Jufresa, a Segundo Marey, el ciudadano secuestrado por los mercenarios de los Grupos Antiterroritas de Liberación (GAL), durante la llamada guerra sucia del Estado contra ETA.
Aquel caso, el llamado caso Marey, acabó con la condena del exministro del Interior José Barrionuevo y del exsecretario de Estado Rafael Vera —ambos, del PSOE— tras uno de los más mediáticos juicios del caso GAL.
Su trayectoria
Licenciada en Derecho por la Universidad de Barcelona (en 1985), el currículum de Olga Tubau también cuenta con un Máster en Derecho Penal y Ciencias Penales por el Departamento de Derecho Penal de la Universidad de Barcelona (1988).
Además, es miembro de la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de Barcelona y vicepresidenta de la Sección de Derecho Penal, tal y como recoge la web de Tubau & Lajara & Echávarri, el bufete del que es socia —junto a Lydia Lajara y Carlos Echávarri— y que está situado en el distrito de Sarriá-Sant Gervasi, una de las zonas más lujosas y sofisticadas de la Ciudad Condal.
De hecho, es en Barcelona donde Tubau suele ejercer, aunque, durante el juicio a Trapero, se mostró "alegre" de pisar la Audiencia Nacional, que sólo tiene sede en Madrid.
Otro de sus clientes más mediáticos —también catalán y residente en la capital barcelonesa— es el productor televisivo Josep Maria Mainat, a quien la letrada defendió en el proceso contra su exmujer, Angela Dobrowolski.
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Entrevistada en prensa, Tubau ha criticado el techo de cristal que existe en la Justicia y que dificulta la llegada de las mujeres a las más altas instancias del Poder Judicial.
Ahora, llevará las riendas de la defensa de Rubiales, a quien la Fiscalía acusa de los delitos de agresión sexual por su beso a la futbolista Jenni Hermoso durante la final del Mundial femenino. La fiscal del caso, Marta Durántez, también le atribuye un delito de coacciones, después de que la deportista denunciara que se sintió "presionada" y "hostigada" por miembros de la RFEF para que, públicamente, restara importancia al beso.
