Unas cuentas al borde de la ruina, unas palancas que han hipotecado casi por completo el futuro económico del club, despilfarro en fichajes sin rendimiento, el 'caso Negreira'... Los últimos tiempos no son precisamente un camino de rosas para el Fútbol Club Barcelona, pero si a todo eso se le suma además un mal momento deportivo todo se multiplica.
El Barça cerrará el 2023 a lomos de una galopante crisis que azota a las dos principales secciones de la entidad. Ni el fútbol ni el baloncesto están en la situación deseada y ahora mismo ambas disciplinas están lejos de ser equipos ganadores. No es que estén en una situación desesperada, es cierto, y más teniendo en cuenta que todavía queda por delante mucha temporada para revertir la situación, pero en un club de máxima exigencia cualquier tropiezo se mira con lupa.
El Barcelona atraviesa una especie de crisis de identidad y no sabe muy bien hacia dónde llevan sus caminos. Al frente de las dos grandes escuadras culés están dos hombres de la casa, hechos y consolidados en el Barça, con el ADN blaugrana, pero eso no es suficiente. Xavi Hernández y Roger Grimau son dos apuestas de la directiva de Joan Laporta que ayudan a la identificación del hincha azulgrana, pero los resultados deportivos esta temporada son muy discretos.
Con el balón en los pies, todavía no se sabe muy bien hacia dónde marcha el equipo de Xavi. Con la eterna promesa de hacer un fútbol maravilloso y de salón, desde su llegada este estilo de juego ha sido testimonial. Consiguió ganar La Liga el año pasado, es cierto, pero este curso está lejos del Real Madrid y del Girona, con unas sensaciones muy preocupantes.
En el basket las cosas no van mejor. Jasikevicius se marchó después de tres temporadas al no llegar a un acuerdo para una renovación a la baja y dio paso a Roger Grimau, todavía verde en este tipo de experiencias. Al técnico le está costando hacerse con el timón y el bache de resultados en este tramo final de 2023 es muy preocupante.
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Así, ahora Joan Laporta se encuentra con una complicada situación en la que dos entrenadores de la casa y queridos por la afición no están sabiendo llevar de forma exitosa a sus equipos. Todo eso, dentro de un contexto de club azotado todavía por innumerables problemas extradeportivos.
Xavi preocupa cada vez más
Si hay alguien que empieza a tener el foco de la presión ese es Xavi Hernández. El Barça se despidió del 2023 en un momento de crisis, donde ni los resultados, ni mucho menos las sensaciones de juego, fueron buenas.
Ya la temporada pasada le costó mucho al Barcelona encontrar momentos de buen fútbol, pero aquella falta la palió con una gran seguridad defensiva y un estado de forma excelso de Lewandowski. Así ganó La Liga, pero este año las cosas han cambiado. Este Barça ya no es tan seguro atrás y tiene al delantero polaco muy lejos de su mejor nivel, así que las carencias brillan el doble.
Se han llegado a escuchar en diferentes momentos algunos silbidos en Montjuïc por parte de la afición porque el Barcelona ha firmado partidos realmente espantosos. El último de ellos, el que sirvió para cerrar el año contra el Almería. Pese a la victoria ante el colista, los culés se salvaron casi sobre la bocina de un ridículo.
Antes, el Barça no había conseguido pasar del empate ante el Valencia y había perdido de manera bochornosa contra el Amberes (que no había ganado ni un sólo partido en la Champions) y contra el Girona. Derrotas como las cosechadas ante el Shakhtar o sobre todo la de El Clásico ante el Real Madrid hicieron mucho daños.
Así las cosas, es cierto que el Barça está tres años después en los octavos de final de la Champions League, aunque con muchos matices, pero sobre todo preocupa la situación en La Liga. Los culés cierran el año cuartos, una posición muy poco habitual para un equipo como el Barcelona a estas alturas de la temporada, a 7 puntos de diferencia con respecto al Real Madrid y el Girona, los líderes.
El nerviosismo se disparó en esta última parte del año y quizás el parón navideño sirva para calmar los ánimos y hacer que el Barcelona regrese más fuerte, pero si las cosas no cambian la figura de Xavi estará cada vez más debilitada.
Grimau, muy irregular
Donde las cosas no marchan mucho mejor es en el baloncesto. Las penurias económicas azotaron a esta sección, que vio reducido su presupuesto, y la marcha de Jasikevicius, hombre emblemático donde los haya, dejó paso a la figura de Roger Grimau.
Procedente de la base, el catalán tomó las riendas del primer equipo y se lanzó a la élite. Ya el inicio de la temporada fue complicado para él porque perdió en la Supercopa contra el Real Madrid, y los blancos todavía le mojaron otras dos veces más la oreja al Barcelona en los primeros compases del curso entre la Euroliga y la Liga Endesa.
Sin embargo, entre medias hubo momentos de buen baloncesto en los que el Barcelona parecía haberse aclimatado a su nuevo entrenador. Todo eso, hasta hace apenas unas semanas cuando de nuevo el Barcelona entró en un bache que le ha llevado a distanciarse de los primeros puestos en cada competición.
Seis derrotas en los últimos nueve encuentros es un registro que el Barcelona no se puede permitir cuando debería manifestar una gran superioridad sobre muchos equipos de la Liga Endesa y de la Euroliga. Además, ha caído ante equipos de la zona baja de la clasificación, algo que ha agravado la sensación de ser una escuadra con demasiadas cosas por trabajar todavía.
El resultado de todo ello es que los culés son terceros en la Liga Endesa, a 3 victorias ya del segundo, el Unicaja, y 4 del Real Madrid, el líder. En la Euroliga los de Grimau son también terceros y 5 victorias les separan del liderato que ocupa también el Real Madrid, una diferencia abismal ya con el conjunto blanco que escuece en la ciudad condal.