"No habría sido posible llegar hasta aquí sin su ayuda". Eso es lo que dice Ernesto Castaño, directivo de Unionistas de Salamanca, a EL ESPAÑOL sobre los voluntarios que se desviven por el club. Lo proclama unos pocos días antes de jugar contra el Fútbol Club Barcelona en los octavos de final de la Copa del Rey uno de los partidos más importantes de la corta historia de esta entidad, así que esta frase sirve para definir perfectamente la manera en la que funciona la estructura.
Unionistas de Salamanca y su modelo de gestión han vuelto a saltar al primer plano del fútbol nacional e incluso internacional. La primera vez que sucedió fue cuando en 2020 el conjunto charro se enfrentó al Real Madrid, y cuatro años más tarde la historia se vuelve a repetir después de que el sorteo de la Copa del Rey le emparejara con el Barça. USCF es el contrapunto más exagerado a dos de los equipos más grandes de la historia del fútbol.
El fútbol popular está encarnado en los valores que representa Unionistas de Salamanca. Las pautas son innegociables, una gestión responsable y transparente, donde quienes toman las decisiones en la Asamblea son los socios y con el compromiso de deuda cero. A grandes rasgos suena sencillo y sobre todo lógico, pero en un fútbol que se ha convertido en puro negocio esto es como toparse con un extraterrestre de frente.
Pero otro de los pilares fundamentales sobre los que se sostiene este fútbol popular y especialmente Unionistas de Salamanca es el del altruismo. El club cuenta con decenas de voluntarios que, especializados en diferentes ámbitos, contribuyen día a día a que todo marche como debe. Una implicación fuera de lo común como consecuencia de una identificación brutal con un club que, más allá de que sientan como suyo, es realmente suyo.
Y lo es no sólo porque tengan derecho a voto y elijan a su junta directiva, sino porque quien quiera dar un paso al frente está en disposición de ayudar en la gestión del club de manera democrática.
Una implicación máxima
Salvo en lo que atañe pura y estrictamente al ámbito deportivo, donde todos y cada uno de los empleados son profesionales, Unionistas de Salamanca se vale de sus voluntarios para vivir sin afrontar unos costes que pondrían en peligro su viabilidad. Desde la propia junta directiva hasta el último altruista, ninguno de los implicados cobra ni un solo euro por sus labores.
"Todo el mundo suele decir que nuestros voluntarios son el alma y el motor del club, y estoy muy de acuerdo. Son aficionados que lo sienten como los que más, pero que tienen un grado de implicación muy superior al resto", cuenta sobre estos héroes silenciosos Ernesto Castaño, el encargado de coordinar a todos estos voluntarios a lo largo de toda la temporada.
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"Creemos en un proyecto y sentimos que somos parte activa de él. Cobramos con la ilusión que sentimos, no necesitamos más. A esto hay que unir el gran ambiente de camaradería que tenemos, porque nuestra relación trasciende a la colaboración en las tareas del club. Somos mucho más que compañeros y es así cualquier día y para cualquier cosa", confiesa Castaño sobre este grupo que a muchos les ha permitido encontrar nuevos amigos.
Y es que estos voluntarios, o el Grupo de Trabajo como se conoce habitualmente este corrillo de personas, siempre están dispuestos a echar una mano en las distintas tareas del club y muchos de ellos, empezando desde los propios directivos, quitan horas de su tiempo libre, sueño o familia para atender las necesidades de Unionistas de Salamanca.
La especialización, clave
La manera en la que Unionistas de Salamanca organiza a sus voluntarios sigue una perfección envidiable. Existen varios grupos de WhatsApp, especializados según el área de la que se trate, donde en el día a día hay una gran comunicación y se toman decisiones. Además, está otro grupo mucho más grande y común en el que cada cual puede exponer sus inquietudes o solicitar auxilio al resto de voluntarios si necesita ayuda para alguna tarea. Ahora mismo, esos grupos echan humo con la llegada del Barça.
Unionistas tiene la suerte de poder contar con profesionales especializados en diferentes áreas. Gente con unos amplios conocimientos en sus respectivas materias que posteriormente ponen a disposición del club, desde la gestión de la seguridad o aspectos informáticos, hasta el manejo de redes sociales o el contacto con los medios de comunicación. Todo está medido, cada uno con más o menos carga de trabajo.
"Contamos con gente formada y especializada en diferentes áreas. Sólo se diferencian de un profesional en que lo hacen sin cobrar y, sobre todo, en la ilusión que le ponen", relata Ernesto.
Por supuesto, todo se termina plasmando cada dos semanas cuando Unionistas de Salamanca tiene que jugar como local en el Reina Sofía, su estadio. A lo largo de la semana los voluntarios pueden ir confirmando a través de una plataforma su disponibilidad, y entonces Ernesto se encarga de asignar a cada uno una labor concreta.
El día del partido
Parece mentira, pero un puñado de personas implicadas consiguen sacar adelante cada dos semanas un partido de fútbol que acarrea unas altas exigencias. Los accesos, el vallado, el protocolo, la Prensa... Son muchos los fuegos que hay que apagar en cada encuentro y habitualmente todo suele salir a pedir de boca.
Lo que empezó como una tarea sencilla en Provincial, la categoría más baja del fútbol, hace ya una década, se ha convertido en una tarea casi profesional con la llegada inminente del Barcelona. "Hemos crecido poco a poco, algo que nos ha permitido acumular una experiencia organizando partidos cada vez más exigentes", cuenta Ernesto.
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A través de sus gestas deportivas, la gente de Unionistas de Salamanca ya se ha habituado en cierta manera a organizar eventos de alta importancia. El club ya ha jugado fases de ascenso, se tuvo que reinventar en la pandemia, y ha recibido a clubes como el Real Madrid, el Elche, el Sporting, el Deportivo de La Coruña o el Racing de Santander.
Antes, en Las Pistas o en el Rosa Colorado, los anteriores estadios, todo era algo más complejo, pero en el Reina Sofía algunas tareas se han vuelto más cómodas pese a que siguen existiendo limitaciones. Cada día de partido, los voluntarios acuden varias horas antes para adecentar todo, y en el caso de partidos como el que Unionistas jugará contra el Barça, los preparativos se extienden incluso al día anterior.
La última exigencia de este tipo la vivió el club charro hace apenas unos días cuando recibió al Villarreal en los dieciseisavos de final de la Copa del Rey. Después de eliminar al Sporting de Segunda División, llegó al Reina Sofía todo un campeón de la Europa League, así que todo tenía que estar a punto.
"El día del partido nos fuimos incorporando desde primera hora de la mañana para montar la megafonía, ya que el estadio carece de ella. Nos pusimos a organizar el vallado de los accesos, montar las lonas publicitarias, repartir contenedores de basura y organizar las mesas para la Prensa, entre otras tareas", asegura Castaño en la conversación con EL ESPAÑOL.
En este tipo de partidos de alta afluencia, habitualmente está todo preparado dos horas antes, así que se comienza a trabajar en los controles en los accesos que dan a la calle. "En cada zona tenemos un coordinador que, a través de una aplicación del móvil a modo de walkie talkie, va informando de cómo está la situación en su zona. Así comunicamos de las incidencias que surjan", dice el directivo de Unionistas de Salamanca.
La suspensión con el Villarreal
Este último partido de alta exigencia que jugó y ganó Unionistas de Salamanca ante el Villarreal tuvo un grado extra de dificultad para la organización y sus voluntarios. El choque se suspendió antes de comenzar la prórroga por unos problemas con la iluminación, así que el partido se reanudó al día siguiente.
Aquello fue un contratiempo, ya que el encuentro pasó a ser en un lunes laboral, un día en el que muchos de los voluntarios trabajan o directamente se encuentran fuera de Salamanca al residir en otras Comunidades. "En cuanto tuvimos la resolución con el horario de la reanudación, empezó la confirmación de voluntarios para el día siguiente", dice Ernesto. Aquello fue rozando las doce de la madrugada.
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Sin embargo, la gente se volcó: "Algunos estaban disponibles con seguridad, otros no sabían y muchos tenían otras obligaciones. Sin embargo, hubo muchos ofrecimientos de socios que normalmente no son voluntarios, pero que entendieron la urgencia de la situación y se prestaron a colaborar", una muestra más de la implicación de la afición unionista.
La pasión por el equipo encuentra a veces incluso la comprensión de los jefes en el trabajo de los voluntarios, relata con humor Ernesto:" Muchos de los que tenían obligaciones lograron solucionarlas y también vinieron, varios incluso animados por sus jefes, que les dijeron que esto era más importante y que no podían faltar".
Esta respuesta, sin duda alguna, fue motivo de mucho orgullo por parte del club: "Ves la increíble respuesta de la gente y todo lo que vino después y te quedas sin palabras. Estamos muy orgullosos de todos y felices al ver que el esfuerzo de tanta gente ha merecido la pena", comenta Ernesto.
Este próximo jueves, Unionistas de Salamanca volverá a lucir músculo y enseñará al mundo entero lo que se puede hacer a base de trabajo voluntario y de la implicación de sus socios. Mostrará que otro fútbol es posible y que, lejos de presupuestos multimillonarios y deudas, sigue habiendo esperanza en el deporte.