El FC Barcelona se encuentra en una situación muy complicada. La abultada derrota frente al Real Madrid ha reabierto unas heridas que nunca han terminado de cerrarse en estos meses. Los resultados no llegan, las sensaciones son cada vez peores y la situación económica es cada vez peor. Y encima han dicho adiós a un título que les relanzó la pasada temporada.
Dos de los grandes señalados en este proyecto, si es que se le puede llamar así, son Joan Laporta y Xavi Hernández. Uno por su manera de guiar a la entidad y el otro por su inoperancia en el banquillo, pero ambos se encuentran en entredicho tras demostrarse que no están para muchas gestiones.
El Barça se encuentra sumido en una crisis de estilo y juego. No son capaces de transmitir serenidad en el terreno de juego y, cada vez que juegan bajo presión, los errores son de bulto. El último ejemplo de ello fue en la Supercopa de España. En menos de diez minutos iban 2-0 por detrás en el marcador y, salvo unos minutos, fueron superados ampliamente por el Real Madrid. Xavi nada pudo hacer para evitar el baño.
En el otro extremo está Joan Laporta. El presidente del FC Barcelona ha sido incapaz de reducir la deuda del club y sigue intentando vivir de las palancas infinitas que activa. No ha sido capaz de reconducir la situación y las operaciones que ha llevado a cabo dejan más dudas que certezas, aunque sí han puesto de manifiesto los problemas económicos.
Mientras todos están señalados dentro del conjunto culé, solo aparece un rayo de luz en el futuro al que aferrarse. Y ese no es otro que la Copa del Rey. El Barça se enfrenta a Unionistas, el club más humilde que sigue vivo en la competición, mientras ve cómo sus rivales se eliminan entre ellos.
Laporta y las palancas
Desde hace dos veranos, el FC Barcelona ha utilizado una serie de palancas para intentar salvar su maltrecha economía. Más de 700 millones de euros ha logrado el conjunto culé a través de estas maniobras, algunas de ellas de dudosa legalidad. Cantidades ingentes para salvar las temporadas, pero que reflejan el descontrol absoluto que hay en las cuentas.
Un dinero ingresado que ha servido para reforzar a la plantilla y poder inscribir a parte de los jugadores. Muchas veces llegaron al límite, pero pudieron contar con esos refuerzos necesarios. El último de ellos ha sido Vitor Roque, que curiosamente se ha quedado sin minutos en los dos partidos de la Supercopa de España.
El trabajo de Laporta en los despachos ha dejado mucho que desear. Sus últimos socios escogidos para poner en marcha la última palanca han dado la espantada y han dejado un agujero de 40 millones de euros. De hecho, el club, a la desesperada, denunció a Libero por el impago de dicha cantidad, correspondiente a la compra del 10% de Barça Vision.
No es la primera vez que el club se ve en esta encrucijada. Este pasado verano, el máximo mandatario culé ya tuvo que ver cómo supuestamente Socios.com y Orpheus Media le dejaban a deber 30 millones de euros cada una. Y por ello se decidió vender parte de sus acciones a Libero, pero el fondo alemán parece haberse echado atrás a la hora de pagar y una crítica situación se ha abierto en el conjunto culé.
Esas cantidades que supuestamente debían de recibir les ayudaron el pasado verano para inscribir a una larga lista de futbolistas de la primera plantilla y varios de los fichajes, como el caso de İlkay Gündoğan, Iñigo Martínez, Joao Félix y Joao Cancelo.
Salvo Gündogan, los otros tres también han dejado en entredicho la gestión de Joan Laporta en el FC Barcelona. Pese a que todos ellos llegaron gratis o cedidos, ocuparon un gran espacio en la masa salarial y su rendimiento ha estado muy alejado de las grandes expectativas que generaron. Ahora, el club se ve en una encrucijada al no poder mover ficha en el mercado invernal.
Es más, Joan Laporta ha viajado a la desesperada al Golfo Pérsico durante el último mes para encontrar un socio que invierta en el club. El máximo mandatario culé ha visitado Qatar, Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos con la intención de encontrar esa inyección económica que revitalice la mala situación financiera, aunque no ha trascendido operación alguna por el momento.
Xavi, sin reacción
Los problemas del Barça no se reducen solamente a los despachos. Sobre el terreno de juego las cosas no marchan bien. El conjunto azulgrana ha sido incapaz de encontrar la estabilidad en el campo y ha sufrido en la gran mayoría de partidos disputados esta temporada.
El dato que mejor pone de manifiesto esas dificultades es que llevaban desde septiembre sin ganar un partido por más de un gol de diferencia. Contra Osasuna en la Supercopa de España rompieron esa mala racha que ya alcanzaba los 20 partidos, unos números indignos de un club de este nivel. Xavi, como entrenador, ha sido incapaz de resolver ese problema y se ha convertido en uno de los señalados.
El Barça adolece de un estilo de juego claro. En reiteradas ocasiones lo fía todo al talento de sus estrellas, como es el caso de Robert Lewandowski o İlkay Gündoğan, para resolver los partidos. A veces les ha salido ese plan, pero se han encontrado con un canto en los dientes en muchos más.
Una crisis de identidad y de juego que le ha dejado prácticamente descolgado de la liga en diciembre y que le complica su futuro en las demás competiciones. La Champions League, pese a tener un cruce favorable frente al Nápoles, parece una quimera.
Únicamente, la Copa del Rey parece ese clavo ardiendo al que agarrarse. Su eliminatorio frente a Unionistas, el equipo más humilde que sigue en liza en la competición, le hace ser claro favorito para continuar vivo. Aún así, tampoco tienen precedentes favorables, pues frente al Barbastro sufrieron de lo lindo en la anterior ronda.
La crudeza de esta situación ha provocado que mucho se haya empezado a especular con el futuro de Xavi. Pese a ser reafirmado en el cargo por Deco, director deportivo del club, la incertidumbre sobre los resultados futuros ya ha puesto en marcha las quinielas para conocer a su sucesor. Uno de ellos es Rafa Márquez, técnico del filial, pero también han comenzado a sonar otros nombres.
Sea como fuere, Xavi se encuentra en la cuerda floja y solo un notable final de temporada podría reafirmarle en el cargo. Ahora depende de él, y de la ayuda que le proporcione Laporta, el reconducir esta crítica situación del Barça.