La defensa del futbolista Dani Alves ha mantenido en el trámite final del juicio por agresión sexual su petición de absolución, aunque ha planteado como alternativa una condena de un año de cárcel -el período que lleva en prisión preventiva- y 50.000 euros de indemnización.
En la Audiencia de Barcelona ha quedado este miércoles visto para sentencia el juicio contra Alves, en el que la Fiscalía ha ratificado su petición de nueve años de cárcel para el futbolista, que la acusación particular eleva a doce, en ambos casos con 150.000 euros de indemnización.
La defensa ha planteado como alternativa a la absolución una pena subsidiaria de un año de cárcel, resultado de aplicar la eximente incompleta de embriaguez, así como las atenuantes de reparación del daño y vulneración de derechos fundamentales por la supuesta parcialidad del proceso judicial.
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La abogada de Alves, Inés Guardiola, ha dedicado sus informes finales a tratar de desacreditar el relato de la víctima y sus dos amigas, para lo que se ha remitido a las grabaciones de los momentos previos a que el futbolista y la denunciante entraran en el baño.
Para la letrada, "no hubo una situación de terror ambiental" en el reservado, sino todo lo contrario: la denunciante "no solo rehúsa ninguna actitud cariñosa con Alves, sino que la devuelve".
En ese sentido, tras precisar que no es su intención juzgar a la denunciante, Guardiola ha emplazado al tribunal a analizar el comportamiento que tuvo antes de entrar en el baño, porque de él "Alves solo pudo inferir que había prestado su consentimiento".
Declaración de Alves
Según el futbolista, que se ciñó a la última versión que mantuvo ante la jueza instructora tras conocerse los resultados de las pruebas biológicas, su relación sexual con la joven fue de mutuo acuerdo porque ambos sintieron "atracción", por lo que cuando días después supo por la prensa que se le acusaba de agresión sexual se le "vino el mundo encima".
En un interrogatorio de apenas un cuarto de hora, el exjugador del Barça detalló que el 30 de diciembre de 2022, cuando ocurrieron los hechos, estuvo comiendo con unos amigos en un restaurante de Barcelona, donde se tomaron cinco botellas de vino y un whisky japonés, tras lo que se desplazaron a un bar para seguir con "una ronda de gin tonics" antes de entrar en la discoteca Sutton.
Durante su presencia ante el tribunal, Dani Alves tuvo que responder a preguntas de su abogada, Inés Guardiola. En ellas, el acusado señaló que su relato de hoy es el mismo que mantuvo durante la instrucción del caso y solo reconoció que la primera vez que declaró ante la jueza instructora omitió algunos detalles: "Hablé de una felación porque pensaba que era lo único que mi mujer podía perdonarme".
Dani Alves rompió en sollozos al recordar el momento en que supo que le habían acusado de violación, una denuncia que asegura lo ha dejado "prácticamente arruinado", puesto que a raíz del caso le bloquearon todos los contratos futbolísticos, también los publicitarios.
Alves, para quien la Fiscalía pide nueve años de cárcel por un delito de agresión sexual, se negó a responder al ministerio público y a la acusación particular ejercida por la víctima y solo contestó a las preguntas de su defensa, en una comparecencia en la que acabó rompiendo a llorar.
La Fiscalía, por su parte, da total credibilidad al relato de la víctima, que ve "persistente, totalmente creíble y duro", y a la "situación de terror" que asegura que sufrió ya "desde el primer momento", cuando dejó claro que quería salir del baño.