El partido de ida de los cuartos de final de la Champions League entre el Real Madrid y el Manchester City arrancó con un ritmo vertiginoso. La mejor muestra de ello fue que en el primer cuarto de hora se registraron tres goles, dos a favor del equipo de Carlo Ancelotti y otro más, el inicial, para el conjunto inglés.
Precisamente este gol fue el que amenazó con ponerle las cosas muy complicadas al Real Madrid en el Santiago Bernabéu. En una falta peligrosa en la frontal del área que además le costó la tarjeta amarilla a Tchouaméni, Lunin, el guardameta del conjunto blanco, cometió un error de bulto intolerable para un encuentro de estas dimensiones.
Pensando en que el Manchester City iba a colgar la falta al área, el portero ucraniano tan sólo pidió un único hombre en la barrera. El encargado de ponerse en ella fue Camavinga, pero ni siquiera lo hizo en una posición adecuada porque no tapaba la línea de disparo.
Bernardo Silva, el encargado de ejecutar esta acción a balón parado, estuvo listo y vio la oportunidad abierta que había propiciado Lunin. En lugar de poner un centro al área de castigo, el portugués decidió ejecutar la falta directamente a portería, viendo además que el portero del Real Madrid también estaba mal colocado y se había despistado.
El tiro raso de Bernardo Silva hizo inútil la estirada del propio Lunin, que aunque intentó enmendar su error no lo consiguió. El ucraniano llegó a tocar el balón con su mano derecha, pero el Manchester City terminó celebrando el gol cuando apenas se habían disputado dos minutos de juego.
El cancerbero, que en tantas ocasiones ha salvado ya al Real Madrid a lo largo de la temporada y que ha terminado haciéndose con la titularidad en la portería blanca ante la lesión de Courtois, estuvo a punto de costarle caro a su equipo.