Fue en diferido, pero el Real Madrid se proclamó campeón de Liga por 36ª vez en su historia. Un nuevo título para el conjunto blanco que se consiguió tras vencer al Cádiz y se confirmó tras la derrota del FC Barcelona en Girona. Más allá de eso, hubo una serie de detalles que confirmaron que el conjunto blanco es una máquina perfectamente engradasada al máximo nivel.
Uno de los protagonistas sobre el terreno de juego del Estadio Santiago Bernabéu fue Luka Modric. El centrocampista croata ha perdido su rol de titular indiscutible, pero sigue siendo insustituible. Frente al Cádiz, Ancelotti le premió con la titularidad y brilló contra el conjunto gaditano a lo largo de los noventa minutos.
Esto le hizo batir un récord de la historia del Real Madrid, uno de esos que parecían imposibles. A sus 38 años y 288 días superó a Ferenc Puskas que había jugado su último partido con el Real Madrid en Liga el 21 de noviembre de 1965 con 38 años y 233 días. Contra el Cádiz, pulverizó esa marca.
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Courtois, un regreso triunfal
Si hay que pararse a pensar en otro nombre es Thibaut Courtois. Asumió su primera titularidad del curso tras superar dos lesiones de gravedad. No le pesaron los galones y regresó al Estadio Santiago Bernabéu jaleado por la multitud, convirtiéndose en uno de los héroes de la tarde.
Courtois regresó como si el tiempo no hubiese pasado por él. Dejó atrás los problemas físicos que le habían mantenido en el dique seco durante toda la temporada y rindió por encima de las expectativas. Se puede decir que fue uno de los artífices de la victoria del Real Madrid que propició dos horas más tarde el alirón.
Estuvo ágil y salió a por los balones dividos como un auténtico león. Sin embargo, el momento clave de los noventa minutos llegó nada más regresar del descanso. Detuvo un mano a mano a Chris Ramos y evitó que el Cádiz que se adelantase en el marcador. Achicó y emergió con un gigante para cerrarle los huecos al delantero gaditano. Prácticamente a continuación el Real Madrid se adelantaba. Casualidad o no, Courtois fue protagonista.
El equipo, por delante
Otro de los detalles que destacó en esta victoria del Real Madrid fue la definición de equipo. Muchas veces los futbolistas pecan de individualidades y se les acusa de chupones, pero el Real Madrid es algo diferente. Y en el césped se demostró una vez más.
En el descuento, Nacho apareció casi de la nada para plantarse en el área del Cádiz. Pudo habérsela jugado para anotar el último gol del partido, pero fue capaz de levantar la cabeza y cederle el testigo a Joselu. El atacante, a puerta vacía, obtuvo su recompensa. Un ejemplo de la buena relación que hay en el vestuario, lo que ha convertido al equipo en un engranaje a la perfección.