El Fútbol Club Barcelona sufrió este sábado la dureza de la realidad a la que se enfrentan. Volvieron a ser un equipo sin pundonor e incapaz de remar a contracorriente. Se dejaron remontar por el Girona y acabaron provocando que el Real Madrid cantase el alirón por 36ª vez en su historia. Un fracaso de magnitudes bíblicas que provoca una gran incertidumbre en la Ciudad Condal.
¿Y ahora qué? Esa pregunta es la que se debe de estar haciendo gran parte de la afición culé y parte de la directiva del Barça. Un tropiezo más, el enésimo esta temporada, que está a punto de comprometer el futuro del club para el próximo curso y quién sabe si para varios años vista.
Ese tercer puesto en Liga, de confirmarse, supondría un golpe para el Barça. Si el club ya estaba entredicho por sus actuaciones, perder el subcampeonato pondría en vilo la poca estabilidad del proyecto culé. Muchas de las esperanzas de la entidad azulgrana pasaban por ingresar millones para relanzarlo, pero pocas se podían creer la humillación por la que están pasando.
[El Barça roza la humillación en una temporada que pone a Laporta y Xavi en la diana]
Hace tan apenas unas semanas se renovaba a Xavi y se autoproclamaba un "proyecto ganador" con Joan Laporta insistiendo en ello casi manera impertinente. Ahora la realidad pone en jaque a su futuro. Si son terceros dirán adiós a la Supercopa de España y, por tanto, esas maltrechas arcas dejarán de ingresar una cantidad de millones con la que ya prácticamente contaban.
Ahora las dudas se incrementan y ya se ponen los pies en polvorosa ante el próximo paso que dará Laporta. El máximo mandatario culé tiene un enorme desaguisado que arreglar y debe de hacerlo en un tiempo récord, puesto que se juega muchísimo a partir del próximo 30 de junio.
Ruina de modelo
El Barça apostó a principio de temporada por una serie de fichajes para arreglar parches y basó su modelo en reflotar a la cantera. Siempre puso en boca La Masía y con Xavi, un técnico que la conoce muy bien y que se formó en ella, parecía el perfecto para exprimir un curso cargado de ilusiones.
Habían ganado la Liga y la Supercopa de España la campaña anterior y su apuesta por dicho modelo parecía que solo podía ser ganadora. La realidad, casi desde el primer instante, dio la espalda al Barça. Presumieron de fichajes y de lanzar al estrellato talento joven, tachando al Real Madrid de club que solo se centra en la inversión millonaria.
Pues ahora, cuando el curso está a punto de terminar, solo parece haber un claro ganador y es el Real Madrid. El club liderado por Florentino Pérez ya ha ganado dos títulos y aspira a conseguir un tercero con la Champions League. Además, no hay motivos para ver fisura alguna en el proyecto.
Mientras que el Barça pulula con la incertidumbre de qué hará a partir del 30 de junio tras mercados marcados por el despilfarro y operaciones dudosas. Una de ellas es la de Vitor Roque. 30 millones más otros 30 en variables para tan solo haber disputado poco más de 300 minutos desde que llegase en invierno. Se apostó por Joao Félix o Joao Cancelo. El primero, intrascendente y el segundo, señalado por sus errores continuos.
Tan solo Gundogan ha cumplido las expectativas, pero se antoja demasiado escaso para un club que, supuestamente, estaba creado para pelear por todo.
Algo completamente distinto al Real Madrid. Se reforzó con Jude Bellingham el pasado verano previo pago de 100 millones, un perfil distinto y consagrado como Brahim y con jugadores de un perfil mucho más bajo con Joselu o Fran García y con una perla como Arda Guler. Todos ellos, en menor o mayor medida han tenido un impacto muy positivo.
La gestión de Ancelotti y la de Xavi son totalmente diferentes. El técnico italiano ha sido capaz de sacar el máximo rendimiento de sus futbolistas y los ha tenido a todos enchufados, incluso a los que menos jugaban. Por contra, el entrenador culé ha sido incapaz de que su equipo dominase en los grandes partidos y en esos choques ha acabado perdiendo en casi todos. Además, la plantilla se ha visto enfrentada en alguna ocasión por la discrepancia de opiniones.
Además, el club, a diferencia del Barça, ha conseguido llevar las obras del Estadio Santiago Bernabéu con una notable gestión. Como todo se han retrasado, pero el Camp Nou parece que va para largo. Se han tenido que tomar decisiones drásticas, como la de trabajar de madrugar y aún así no parece que se vayan a llegar a los niveles de su máximo rival.
Sin un plan y el verano
Tras el desastre monumental propiciado esta temporada por infinidad de malas decisiones tomadas en cadena, el conjunto culé no parece tener un plan definido. No hay una hoja de ruta clara y concisa que segur, sino que parece que se mueven por impulsos de sus directivos.
Cuando parece que se tendría que llevar a cabo una reconversión y dar salida a varios jugadores, todo hace indicar que muchos de ellos seguirán. Y varios de los que más futuro tienen parecen destinados a salir para generar millones que se convertirán en parches para tapar los estropicios.
Con la papeleta resuelta del entrenador, Joan Laporta tiene todavía que solucionar muchos problemas. El presidente culé parece que pone en prioridad explotar a su nuevo estadio que a acometer una revolución, más que necesaria, para acometer grandes metas.
Además, también está pululando por ahí el tema del Espai Barça. El ingreso de millones a través del nuevo Camp Nou se retrasará porque las fechas para regresar al feudo culé cada vez se posponen más. El jugar en Montjuïc hace que el club se quede sin rellenar sus arcas y pierda alrededor de 80 millones anuales.
Por lo tanto, parece que el Barça está hipotecado a parches este verano. Joan Laporta tendrá que conformarse con idear ese "proyecto ganador" en su mente ante la imposibilidad de realizar operaciones de gran calado. Hay dudas, y muchas, sobre el futuro del club en la Ciudad Condal.