Jorge Pacheco David Vicente

La Champions League se la queda el rey. El Real Madrid se proclamó campeón de Europa en Wembley tras volver a realizar un ejercicio de resistencia y saber golpear en el momento justo. El Borussia Dortmund se vio capaz de ganar, pero falló todo y acabó desesperado ante el poder de los pupilos de Carlo Ancelotti. El técnico italiano, que levantó su quinta Copa de Europa como entrenador, se volvió a coronar en otra final.

Ancelotti tenía claro desde hacía semanas sus once para la final de Champions. Las posibles dudas se deshacían con la lesión de Tchouaméni y el proceso gripal de Lunin. Les estudió bien el Dortmund de Edin Terzic a los jugadores del Madrid y con un bloque medio-bajo dominó, sobre todo, en la primera mitad.

Resistió el Madrid, tal y como ha venido haciendo a lo largo de todas las eliminatorias de esta Champions ante RB Leipzig, Manchester City y Bayern Múnich. En la final, además de los goles de Dani Carvajal y Vinicius Jr, fue clave saber aguantar y apretar cuando el Dortmund bajó a nivel físico. Así llegó La Decimoquinta.

Durante buena parte de la primera mitad, entre el madridismo se temió lo peor. El Dortmund dominó con peligrosísimas ocasiones, cuatro de ellas comprendidas entre el minuto 15 y el 30, que fueron salvadas por el palo o las paradas de Thibaut Courtois. También el desacierto de las estrellas amarillas, Füllkrug y Adeyemi, favoreció a los blancos.

A pesar de que el Madrid mandó en la posesión, con un 64%, el poderío del Dortmund quedó reflejado en la estadística xG (expected goals o goles esperados). Al descanso, este reflejaba un 1.68 a favor de los alemanes por un pobre 0.09 de los de Ancelotti. Por primera vez en las finales de Champions que ha jugado en el siglo XXI, el equipo blanco terminó la primera mitad sin realizar ningún tiro a puerta (sólo dos remates fuera).

Algo cambió en la segunda parte. Ancelotti varió el sistema tras la primera parte, al pasar del 4-4-2 al 4-3-3, con el que desarbolaron a los alemanes después. "En el vestuario al final de la primera parte, estuvimos bastante tranquilos. Los jugadores han hablado, hemos comentado el cambio de sistema juntos. No he tomado la decisión solo. Estaban de acuerdo y lo hemos hecho", dijo Carletto en rueda de prensa. "El peligro de no ganarla era real. El Borussia es un rival muy incómodo y ha jugado mejor que nosotros", añadió.

"En el descanso no necesitaba enfadarme, solo aclarar las cosas. Estaba claro cómo quería jugar el Dortmund, con transiciones. Ellos lo han hecho muy bien y a nosotros nos faltaba equilibrio para manejar esto. Arreglado esto, cambiar el sistema nos venía mejor. Dar más concentración en el centro del campo. La actitud también ha sido mejor en la segunda parte", terminó de explicar Ancelotti.

Tras el descanso se vio mayor movilidad entre los tres de arriba (Vinicius, Rodrygo y Bellingham), que intercambiaron sus posiciones en diferentes momentos. También se abrió más hueco para que Toni Kroos corriera la bola. La presencia del alemán, en su último día con la camiseta blanca, era clave: es el jugador que más líneas rivales ha roto con sus pases en esta Champions (194).

De tal manera, la tendencia cambió en la segunda parte y el Madrid empezó a doblegar a un rival que fue acusando la fatiga por el esfuerzo realizado. Los blancos hicieron once tiros, de los cuales seis fueron a puerta. El Dortmund, en cambio, sólo probó a Courtois una vez más a Courtois en esta mitad y mandó fuera otros cuatro tiros. El partido había caído donde quería el equipo de Ancelotti y, una vez ahí, no se le escapó. Carvajal marcó atacando al primer palo en un córner botado por Kroos, en el 74', y nueve minutos más tarde anotó Vinicius, anotador ya en la final de 2022, tras un error fruto de la desesperación del Borussia en su propio campo.

La Champions de la resistencia

El Real Madrid ganó la Champions invicto. Lo ganó todo en la fase de grupos ante Nápoles, Braga y Union Berlin y en las eliminatorias no perdió jamás. Es más, la última derrota del equipo blanco fue el pasado 18 de enero, en Copa del Rey, tras caer contra el Atlético de Madrid en la prórroga.

El camino hasta Wembley no fue sencillo, pero ahí mostró el Madrid de Ancelotti su receta para ganar esta Champions: resistencia y liderazgo en el marcador. De los 570 minutos jugados entre los octavos de final y las semis, contando la prórroga contra el Manchester City, el equipo blanco sólo fue perdiendo en 64'. En la final, ni uno solo. Es decir, el campeón únicamente ha ido perdiendo el 9,8% de los minutos jugados a partir de octavos en esta edición de la Champions.

El Bayern fue el que más en peligro puso al Real Madrid. Durante 26 minutos en el Allianz, entre el tanto de penalti de Harry Kane y el de Vinicius, estuvo por delante en la eliminatoria. En la vuelta, en el Santiago Bernabéu, fue Davies el que abrió el marcador y hasta pasados 20 minutos no empató Joselu, el mismo que tres más tarde confirmaba la remontada con el gol en el descuento que mandaba a los de Ancelotti a Wembley.

El City exigió al máximo al Madrid. En la ida se dieron con todo y acabaron 3-3, pero en la vuelta se vio un claro dominio en el juego de los de Pep Guardiola. Los citizens hicieron 33 disparos, pero sólo 9 fueron a puerta. Los blancos cuajaron una de las actuaciones defensivas más corales que se recuerdan. Aún así, el City sólo fue en cabeza en el total de la eliminatoria durante 18 minutos que se quedaron muy cortos para aspirar al título. El cruce se acabó decidiendo en penaltis, con las paradas de Lunin y gol de Rüdiger.

Carlo Ancelotti, siendo manteado por los jugadores del Real Madrid en Wembley Reuters

Leipzig, en octavos, y Dortmund, en la final, ni siquiera lograron ponerse por delante del Madrid. "Sabéis que no me gusta ponerme notas, pero nos ponemos un diez. Nos hemos manejado de diez. El equipo y mis jugadores han sido espectaculares", explicó Ancelotti en rueda de prensa tras la final.

"Esta temporada hemos tenido muchísimo problemas. Hemos suplido esto con el sacrificio colectivo. Es lo que ha pasado hoy. Esta Champions se gana con sacrificio y calidad. Con uno no es suficiente. Esta plantilla me deja muy satisfecho, porque no siempre jugamos a tope, pero nunca nos rendimos. Siempre peleamos", concluyó. Es el saber resistir del Madrid porque, al final, siempre gana el Real.