El Barcelona espanta sobre el terreno de juego, al menos por unos días, los problemas extradeportivos que le obligan a no poder inscribir a la plantilla al completo y resignarse con ver el mercado de fichajes bajo un segundo plano, desde la barrera. Lewandowski, con un doblete, vistió a su equipo con un traje robusto para que superara indemne (1-2) el campo de minas que le expuso el Valencia.
Cada visita en Mestalla es una cita con el dentista y el FC Barcelona se presentó en ella con un par de dientes de leche. Marc Casadó (20 años) y Marc Bernal (17), tocayos y homónimos en posición y precocidad. Entre ambos no suman ni media decena de partidos en la élite y de pronto se vieron una noche de verano teniendo que bailar con todo un Valencia en Mestalla.
Flick les entregó la sala de máquinas, con Bernal de '5' puro y Casadó divisando posiciones más ofensivas en un Barcelona que repite tópicos desde la pandemia. Encadena problemas jurídicos con económicos que condicionan la planificación deportiva y ofrecen, cada primera jornada del campeonato liguero, alguna cara nueva procedente del filial.
Así y a la espera de que Dani Olmo esté inscrito y pueda jugar, los de Flick debían dar un cambio de rumbo en la parcela deportiva que arribó en Mestalla con las dudas generadas por el correctivo recibido ante el Mónaco en el Joan Gamper. No se sabía muy bien qué esperar de este Barça en Mestalla.
Y ante la incertidumbre, Lewandowski. Fue el actor principal de una obra que se desarrolló en dos actos separados por el descanso. El primero, en la recta final del primer tiempo y el segundo nada más comenzar la definitiva mitad. Ambos con el polaco festejando.
Lewandoski evita el primer problema a Flick
El futbolista señalado por Xavi, pero rehabilitado por Flick, se lanzó para materializar el centro de Lamine Yamal primero y no falló desde los once metros después. Dos goles aparentemente sencillos que remontaron un partido difícil. Los azulgranas acabaron el partido con cierta suficiencia sobre su rival, pero pasaron un mal trago hasta que lograron empatar.
La fuerza de los de Baraja reside en el colectivo. Del mismo modo que en Barcelona, la precariedad económica también mina los recursos del Valencia. La diferencia es que su juego está más automatizado por sus jugadores. Presionante y veloz por los costados. Los locales llegaban más y mejor al área rival. Sin demasiada peligrosidad, pero fueron llamando a la puerta de Ter Stegen.
Hasta que la derribó Hugo Duro sin preguntar si podía entrar. Remató un centro de Diego López y rondó el segundo en una acción que resolvió pragmáticamente Cubarsí. El gol sentó como una dosis de cafeína a los jugadores de Flick, que lo neutralizarond e manera inmediata. Lewandowski mediante.
El polaco desvió lo justo un tenso centro de Lamine Yamal y culminó su papel precintando el triunfo desde los once metros. Hasta los que fue después de que Mosquera, lento en el despeje, se llevara por delante a Raphinha. El partido se rompió y amagó con convertirse en un correcalles del que el Barcelona tenía más botín que perder.
Flick se percató. Refrescó todas sus líneas y reforzó el centro del campo. Los suyos rebajaron el ímpetu valencianista y controlaron los instantes finales. De menos más. Los imberbes jugadores de La Masía acabaron tirando de oficio. La 'era Flick' comienza con triunfo. Falta uno en los despachos.