Tuvo que ser Saúl. Otra vez. Como aquella noche de semifinales contra el Bayern, cuando sacó un zapatazo directo a la escuadra de Neuer. Este martes, contra el PSV, todavía con la reverberación del eco de la final contra el Madrid, el centrocampista volvió a aparecer para dar la victoria al Atlético de Madrid (0-1). Esta vez, con un remate acrobático de esos que nacen del talento individual. De esos, insistimos, que pertenecen tan solo a unos pocos elegidos. Y que le pertenecen a él, que mantiene un idilio con la Champions. Un sueño que se tornó en pesadilla al final de la pasada temporada, pero que se mantiene intacto para un equipo que vuelve a postularse, desde el primer día, como un candidato firme a buscar la gloria europea [Resultado y estadísticas: 0-1].
Pero en los primeros instantes, en esos minutos de dudas, era imposible no acordarse de la final. Ay, la final. Aquella final contra el Madrid. Y, sin embargo, el Atlético compareció sin dudar. Recibió un gol bien anulado nada más empezar. Se vio, quizás, superado al inicio, en ambiente hostil. Y dio igual. El conjunto del Cholo, siempre fiable, reaccionó. Con personalidad. Sin rastro de ese equipo, dicen las malas lenguas, que se esconde atrás. Los rojiblancos buscaron el balón, combinaron con la triple ‘G’ arriba (Griezmann, Gameiro y Gaitán) y le fueron comiendo terreno al PSV poco a poco. Sigilosamente, como si esperase el momento para dar el golpe. Y lo dio. Justo antes del descanso, en un córner, Saúl, el mismo que sacó aquel zapatazo contra el Bayern, como McManaman en aquel partido contra el Barcelona, con la misma pose, adelantó a los suyos.
Ocurre que la resistencia en el Atlético es algo numantino. Y como tal se toma. Incluso, cuando tiene que aparecer Oblak para detener un penalti antes del descanso. O cuando toca aguantar el arranque del PSV en la segunda parte. O cuando la lesión de Tiago en los instantes finales los deja prácticamente con 10 hombres sobre el campo. Qué más da. Se puede discutir el estilo. O el juego. O lo que sea -al fin y al cabo, hay gustos para todo-. Pero no el resultado. El Atlético es fiable y como tal se muestra. Da igual el partido. O el rival. Comparece siempre igual. Y ahora, también, encontrando el gol, contra el Celta el fin de semana pasado (0-4) y ante el PSV en su primera noche de Champions esta temporada.
El Atlético, que ha tardado en despertar tras dos empates en las dos primeras jornadas de Liga, lo ha hecho finalmente. Ya es el que era, el de siempre. Incluso, cuando en los minutos finales, ya con Tiago lesionado sobre el campo, jugando con 10, se sobrepuso al arreón final del PSV. Y lo hizo, además, sacando conclusiones positivas de una gran noche. La primera de ellas, que Gameiro, aunque no marque, le va a dar mucho a este equipo. Y la segunda, que su combinación con Griezmann y Gaitán puede llegar a ser mortal. En definitiva, una victoria que disipa aquel sabor amargo de la final y que reconforta a un equipo dolido desde entonces, pero que cree que siempre hay otra oportunidad. ¿Y por qué no creer que este puede ser el año? Pues eso.
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