Recuerdan todavía en el Borussia Park al niño que salió en 2014 después de 18 años a su lado. Entró a los cuatro y veinte después vuelve a casa. Hijo predilecto del Borussia Monchengladbach, Ter Stegen es el gran protagonista de un duelo más que peligroso para el Barcelona (miércoles, 20:45 horas).
La realidad es que el hoy meta culé era allí un ídolo. Personificaba la imagen del héroe local que creció desde abajo y que entendió la cultura del club. Hasta que llegó a Barcelona solo había jugado allí, desde los cuatro años, y el último día en el Borussia Park fue especial. Llorando, el estadio le aplaudió hasta su final y antes del inicio del partido ante el Mainz se le entregó una placa con sus guantes y el escudo del equipo dentro. ”Mi despedida fue sobrecogedora", comentaba estos días el portero alemán. "Creo que la gente sabe que llevo al Borussia en el corazón y que siempre lo he dado todo por el equipo".
"El Borussia es mi viejo amor y eso siempre será así, pero también me identifico al 100% con el Barça", explicaba Ter Stegen, que ha crecido, con otro papel y otro estilo, en la Ciudad Condal. A la sombra de Bravo en sus dos primeros años, aunque jugaba la Champions, la salida del meta chileno le ha dado ya el estatus que venía pidiendo. Ahora sí que no tiene competencia, ya que Cillessen está a años luz de él.
El del Barcelona está haciendo algo que coincide plenamente con la idea de juego azulgrana, aunque, eso sí, hubiera pegado más en el Barça de Guardiola. Rara es la vez que se ve a Ter Stegen pegar un pelotazo. Siempre juega al toque, sacando el balón desde atrás, comenzando la jugada desde su área. A veces esa obsesión por empezar desde ahí la jugada lleva a riesgos innecesarios o regates complicados, que si bien no han costado todavía goles a los culés sí provocaron sustos o situaciones de presión altas en las que acaban por provocar ocasiones rivales. En el estilo de Luis Enrique, no radicalmente cambiado al de Guardiola, pero sí con más rapidez y menos obsesión por la posesión, Ter Stegen también cabe. La idea de jugar desde atrás sigue instaurada desde varias décadas, especialmente explotada desde 2008, pero con Valdés ese juego a veces carecía de consistencia, ya que en los primeros años, el meta catalán era un desastre con el juego con los pies.
Más pases que Iniesta o CR
Los datos corroboran la tendencia del portero a convertirse en un tercer central. Tanto que tiene más pases completados que muchos defensas de la Liga y que jugadores como Neymar, Franco Vázquez, Casemiro, Iniesta, Luis Suárez, Aduriz, Samu Castillejo... Y no contamos el dato total, que siempre puede estar corrompido por los minutos jugados, sino la media de pases por minuto. Ter Stegen promedia 44 pases, por los 43 de sus compañeros Neymar o Iniesta, 41 de Casemiro o 26 de Castillejo. Esto le lleva a la posición 101 de jugadores de Primera División con más pases, con 175 en solo cuatro partidos. Y si se les compara con sus rivales directos, los porteros de otros equipos, la diferencia es aun más sangrante: Oblak promedia 16 pases y Casilla 19.
Si los datos anteriores son significativos, más lo es en la comparación con la estrella rival, Cristiano Ronaldo. El portugués tiene menos de la mitad de pases completados que Ter Stegen, en un partido menos, con una media de 25 que el portero del Barcelona. La obsesión por jugar en corto y tal cantidad de pases en un partido, normalmente acertados, lleva (y llevará) a datos curiosos en cada jornada. Por ejemplo, en el partido ante el Athletic (jornada dos) dio más pases que Messi y que todos los jugadores del conjunto vasco. Sólo le superaron Piqué, Umtiti, Sergi Roberto y Sergio Busquets en San Mamés.
Peligroso partido en Alemania
Será la primera visita del Barcelona al Borussia Park, estadio donde el año pasado ya cayó el Sevilla. Entonces era un Borussia en creación, con André Schubert, su entrenador, recién llegado. Él ha cambiado la imagen de un Monchengladbach en horas bajas cuando llegó. El alemán llevó al equipo de nuevo a Champions, lo mantiene arriba en la Bundesliga (actualmente es cuarto) y ha logrado rearmar un equipo siempre competitivo y bastante rocoso, sobre todo, en su casa. Eso le ha llevado a que en la previa de este partido le haya llegado el regalo de la renovación hasta 2019.
Schubert espera alinear a su equipo de gala, con Raffael y Thorgan Hazard, hermano del jugador del Chelsea, arriba. Ambos protagonizaron el último partido europeo de los alemanes en su estadio, en la previa de la Champions ante el Young Boys. Se emborracharon de goles con un hat-trick cada uno y este miércoles serán la gran amenaza. Kramer, el centrocampista que anduvo grogui durante minutos en la final del Mundial 2014 por un golpe con Garay y que ha vuelto al Monchengladbach este verano, dibujará el juego en el centro del campo. Destaca también el sustituto de Ter Stegen, el suizo Sommer, un portero que a veces entrena con gafas negras para, según dice, mejorar sus reflejos. Precisamente el meta ha sido el que mejor ha expresado el recibimiento que puede tener Ter Stegen: "Debe disfrutar el partido y ojalá sea recibiendo muchos balones en su portería".
No se debe confiar un Barça que va a Alemania sin Messi (ni Umtiti) y que parte de sus objetivos pasan por este partido. El City ganó a este equipo por 4-0 y en una lucha por el liderato igualada en los goles totales puede estar la diferencia. Sí, los azulgranas marcaron siete al Celtic, pero el encuentro ante los escoceses no es precisamente la prueba para medir al Barça en este grupo. Se espera la vuelta al once de Mascherano, Jordi Alba, Iniesta y Rakitic, que rotaron en Gijón, y la duda de Arda Turan o Paco Alcácer en el lugar de Messi. Si el ex del Valencia tampoco parte como titular, el mensaje estaría claro.
El partido también tendrá en el recuerdo a Robert Enke, último jugador que vistió ambas camisetas antes de Ter Stegen. También alemán y portero, en noviembre se cumplirán siete años de su trágica muerte. El heredero de Enke fue Neuer y el de Neuer será Ter Stegen. En el fútbol nunca fue normal tal obsesión con ese estilo cuando eres portero y más cuando lleva a riesgos innecesarios. Pero como dicen muchas veces en Barcelona, bien vale un riesgo antes que un pelotazo.
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