No es un partido cualquiera el de este martes en Madrid. La ciudad se prepara para la irrupción de uno de los grupos ultras más violentos de toda Europa, el considerado más peligroso desde 2013. Allá donde van causan temor y esta vez le toca a la capital de España, donde se juega el Real Madrid - Legia (20:45 horas). El partido ha quedado ya en un segundo plano, una vez que todos los esfuerzos están centrados en amarrar y controlar a los 4.000 aficionados polacos que se espera que viajen, 300 de ellos muy peligrosos, adscritos al grupo racista, xenófobo, homófobo, antisemita y fascista 'Teddy Boys 95'.
El encuentro tendrá un despliegue mucho mayor que cualquier partido que se declara de alto riesgo, como también sucede en este caso. Se asemejará al que se realizó en el último Real Madrid - Barcelona, en noviembre del pasado año, que se disputó justo una semana después de los atentados terroristas en París. En el Clásico, normalmente hay un despliegue mucho mayor que en cualquier otro duelo, pero el del año pasado fue especialmente grande por la amenaza terrorista en la que se encontraba Europa. Un dispositivo similar es el que se hará este martes. Los ultras del Legia hacen que Madrid, sobre todo los alrededores del Santiago Bernabéu, se blinde a la altura de una alerta antiterrorista.
Casi 2.000 efectivos participarán en un exhaustivo dispositivo que comenzará desde primera hora con la llegada de los aficionados polacos a Madrid. La Delegación del Gobierno en Madrid coordinará el dispositivo, que estará formado por la Brigada Móvil, de Caballería, Unidades de Intervención Policial (UIP), Guías Caninos, Subsuelo y de la Oficina Nacional del Deporte de la Policía Nacional, así como Policía Municipal, Samur y Cruz Roja. El dispositivo se refuerza también con seguridad privada del Real Madrid, que consta aproximadamente de unas 600 personas y que también empleará más medios que en cualquier otro partido español o europeo.
No es para menos, cuando se conoce a los individuos que arrastra el Legia. Junto a los 'Bad Blue Boys' del Dínamo de Zagreb o algunos grupos rusos -que ya actuaron con extrema violencia en la pasada Eurocopa de Francia- o de los territorios de la antigua Yugoslavia, son los más temidos de Europa. Su crecimiento en los últimos años les ha llevado a una posición casi de poderío en el movimiento radical del continente. Además, aprovechan el buen momento de forma de su equipo: campeones el año pasado de su liga y de vuelta a la Champions League después de 20 años de ausencia. Esto provoca que sus ultras quieran dejar huella en los pocos viajes que pueden hacer por Europa con su equipo, acusado también de ampararlos. Su última visita fue a Lisboa y allí la policía portuguesa puso en marcha uno de los mayores planes de seguridad en encuentros de fútbol, a la altura de grandes eventos como la Eurocopa. Había más policía que hinchas, ya que sólo fueron 300.
La UEFA obliga a los equipos a dejar un 5% del aforo de su estadio para aficionados visitantes y en el Santiago Bernabéu eso se traduce en algo más de 4.000 entradas. Todas se vendieron y de esas, se calcula que 300 están en manos del mencionado grupo 'Teddy Boys 95', que para más inri, están implicados en el asesinato a tiros de un aficionado del equipo Widzew Lodz. Fueron ellos los que consiguieron crear el caos en el primer partido en 20 años del Legia en Champions, ante el Borussia Dortmund, y los causantes de que la UEFA sancionara al equipo polaco con la clausura de su estadio en el siguiente partido, ante el Real Madrid, que se jugará a puerta vacía. Ese día arrancaron el partido con un fondo entero lleno de bengalas, acompañando al tifo. Sólo se veía fuego en la grada. Después, las lanzaron entre los aficionados y acabaron rociando con gas pimienta a los jueces de la UEFA que separaban a los aficionados locales y visitantes con este grupo ultra.
Las recomendaciones en Madrid son las lógicas en un evento de estas características. Se pide a los aficionados que acudan a las inmediaciones del Santiago Bernabéu con bastante antelación y que entren al campo también mucho antes de que comience el partido. Además, reclaman que se lleve encima exclusivamente lo imprescindible para agilizar los controles de seguridad. Los ultras del Legia han sido convocados en la Avenida de Brasil y, desde allí, totalmente escoltados por la policía, serán llevados al estadio, en un trayecto de diez minutos aproximadamente a pie. Ya en el Santiago Bernabéu serán acotados en la parte reservada para los aficionados visitantes, la del cuarto anfiteatro (arriba del todo) del fondo norte. Eso sí, el miedo que existe es a que algunos hinchas se infiltren entre aficionados locales, en localidades no acotadas comprando entradas en las taquillas o que ya vengan con ellas a través de la reventa o por la compra de un tercero. Para evitar facilidades, el Real Madrid bloqueó en las últimas semanas las tarjetas de crédito polacas para la compra de entradas por la página web. Además, el Legia de Varsovia tiene la orden de identificar uno por uno a los aficionados que vengan a Madrid con entrada.
Toda precaución es poca para prevenir la peligrosidad de estos ultras que ya la 'liaron' el año pasado en Nápoles, donde crearon una guerra por toda la ciudad, empezando en el aeropuerto, nada más llegar, donde se detuvo a diez ultras polacos. Dio igual eso para que durante todo el día arrasaran la ciudad, siendo el punto más conflictivo y dramático cuando quemaron un coche con sus ocupantes dentro en las inmediaciones de la estación de trenes. Entonces, el portavoz de la policía de Nápoles aseguró que les había sorprendido "la violencia con la que se habían mostrado" los radicales del Legia.
En el partido de vuelta, ya en Varsovia, volvieron a mostrar su poderío pirotécnico en las gradas con una gran pancarta en la que se leía "Tienes que luchar por tus derechos". Otra vez, el fondo parecía más un volcán que un campo de fútbol.
La de Nápoles fue la última gran pelea que protagonizaron, pero ni mucho menos la primera. En 2004, tras perder la final de Copa, comenzaron a pegar puñetazos a los jugadores ganadores, los del Lech Poznan, y a algunos hasta les quitaron las medallas, que posteriormente sirvieron como símbolo de su 'victoria' en la pelea. En 2007, la UEFA expulsó al Legia de la extinta Copa Intertoto después de que sus violentos agredieran brutalmente a aficionados del equipo lituano FK-Vetra. Los ultras salieron al mismo campo y ahí formaron una batalla campal propia de una guerra. Son profesionales de las peleas, no tienen otro objetivo que crear el terror y se entrenan en gimnasios para ello, con el beneplácito en muchos casos del club, que convive con ellos como si de una familia se tratase.
El temor por estos violentos deja en más que un segundo plano un partido de fútbol en el que el Real Madrid quiere dar otro paso más para certificar el pase a octavos y quitarse de problemas en Champions. Es el encuentro más fácil de los seis que tiene en esta fase de grupos, ya que el Legia es la gran 'cenicienta' no sólo de este grupo sino de toda la Champions. Se espera una goleada y hasta la posibilidad de repetir once, el mismo que goleó al Betis, algo raro en el actual Madrid. Las excelentes actuaciones de Kovacic e Isco puede servir para que ambos sigan en el once; la defensa, en cuadro, volverá a ser la misma. También estará al completo la 'BBC' en un partido que tendrá más ojos puestos en la grada, arriba del todo del fondo norte, que en el césped. Es lo más negro de un fútbol que se debate este martes en el Bernabéu entre los goles o las peleas. Que ganen los primeros.
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