El Sevilla, antes del partido, se presumía mejor. Y, de hecho, es mejor equipo que el Leicester. Eso nadie lo dudaba (ni lo duda): sus jugadores tienen más calidad, su juego es más coral y su historial es más rico. Sin embargo, y a pesar de confirmar todo eso a ratos, no sacó la renta que debía -o que esperaba-. Se llevó el triunfo, sí, pero sin deslumbrar en demasía y, sobre todo, no siendo tan efectivo como en otras ocasiones. De ahí que se lleve un resultado peligroso para la vuelta de la ida de los octavos de final en el King Power Stadium. [Narración y estadísticas: 2-1].
Huelga decir que el Leicester sólo tuvo una y la aprovechó, el resto del partido fue para el Sevilla. Ellos fueron los que tocaron, los que controlaron, los que tuvieron la posesión y los que crearon las ocasiones. Quizás, si cabe, con un ritmo más bajo que en otros partidos. Quién sabe si porque el final de temporada se le está haciendo largo a los hispalenses o porque el conjunto inglés, conservador en todo momento, les incomodó. Sólo así se puede explicar la poca renta sacada por los de Sampaoli.
Lo cierto es que el Sevilla comenzó mejor y terminó mejor. En realidad, todo lo hizo mejor. Incluso se adelantó nada más comenzar el partido. Escudero centró desde la banda izquierda y Sarabia, como si de un martilló pilón se tratara, apareció desde atrás para anotar de cabeza el primero. Y, una vez por delante, el conjunto hispalense bajó el ritmo. Controló la pelota -como es habitual en ellos-, pero tuvo que crear muchas ocasiones para aumentar la ventaja.
Eso ocurrió ya en el segundo tiempo y gracias a Jovetic. El montenegrino no sólo es rápido aprendiendo español -ya saben que lo adquirió viendo ‘Los Serrano’ por televisión-, sino que es de largo uno de los hombres de Sampaoli que más impacto tienen en el juego del Sevilla. Y, una vez más, lo demostró con una gran jugada individual. El ariete -hoy falso ‘9’- controló un balón largo, le dio la espalda a su par y se la puso a Correa, que llegaba desde segunda línea para que este aumentara su ventaja. Y con ese tanto, el partido quedaba, en principio, finiquitado.
Sin embargo, cuando todo pintaba bien, apareció el Leicester. En Champions, dicen, si pierdes un minuto la concentración, lo pagas. Y eso mismo le sucedió al Sevilla. En una contra, Drinkwater se la puso a Vardy y éste la metió dentro de la portería. 2-1 y 15 minutos por delante. Quizás, el tiempo suficiente para reaccionar, tal como pensó el Sevilla. Pero, de ahí hasta el final, los hombres de Sampaoli se chocaron una y otra vez contra el muro de Ranieri. Y así tendrán que afrontar la vuelta. Con ventaja, sí, pero también con precaución. La eliminatoria no está ni mucho menos sentenciada.
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