Nunca nadie ha ganado dos Champions League seguidas y nunca nadie, con el actual formato, ha remontado en el Bernabéu una eliminatoria que venía cuesta arriba de la ida. La historia choca este martes (20:45 horas) en la continuación de un duelo que dejará al primer gran equipo de Europa fuera del que era su máximo objetivo, conquistar el torneo.
De los últimos 40 partidos de Champions jugados en el Bernabéu (seis por temporada y cuatro de la actual), solo dos resultados no le valdrían al Madrid para pasar: el 0-2 del Barcelona en las semifinales de la 2010/11 y el 3-4 del Schalke 04 en los octavos de la 2014/15. Con los otros 38 resultados que cosechó en su casa desde 2010 (34 victorias y solo cuatro empates), pasaría a las semifinales de este curso.
Son datos desde 2010, cuando el Real Madrid se volvió a situar en el panorama europeo tras seis infaustos años para los blancos en los que deambulaba por octavos como equipo pequeño. Aquello acabó a principios de la presente década y desde entonces el club blanco vive casi un idilio con el torneo y su estadio. Son, al fin y al cabo, sinónimos: el Madrid, la Champions y el Bernabéu.
Pero eso, como todo, tiene una doble lectura. Primero, las épocas de los dos únicos partidos que ha perdido nada tiene que ver con la actual. En 2011, el Madrid todavía se estaba construyendo en su primer año con Mourinho y fue el Clásico de la famosa expulsión de Pepe. En 2015 los blancos traían un 0-2 del partido de ida en Alemania que acabó siendo perjudicial por la excesiva confianza que tuvieron. Ahora es distinto. Este Madrid solo ha perdido una vez esta temporada en casa (1-2, contra el Celta de Vigo) y dos en total en la época de Zidane (0-1, contra el Atlético de Madrid en febrero de 2016).
¿Planteamiento conservador o valiente?
En el fútbol, los dichos populares no están hechos para soltarlos sin ningún valor. Ese de "un ataque empieza por una buena defensa" es el que, en condiciones normales, aplicaría el Real Madrid para pasar a semifinales. A los blancos no les hace falta ganar: con un empate e incluso una derrota (un 0-1) les valdría.
En la cabeza de Zidane puede colisionar la idea de ir a por un gol en la primera media hora de juego, algo que dejaría la eliminatoria prácticamente sentenciada (el Bayern tendría que marcar tres) o ser más cautos, guardar bien las formas en la primera parte y preferir que no te marquen a marcar.
Un partido después va por caminos muy distintos a los que planea un entrenador y solo es al final cuando se puede saber si una u otra cosa estaban bien. Precisamente, ante el Bayern, en 2012, a Mourinho le salió mal un planteamiento que mezcló estas dos cosas: tromba inicial para buscar goles (se puso 2-0 a los quince minutos) y pasito para atrás después. Marcó el equipo alemán, el partido se fue a la prórroga, a los penaltis y el final, ya lo saben, con el balón de Ramos tocando el cielo de Madrid.
A Zidane no le hace falta arriesgar gracias a la renta de la ida, pero el Bayern no es ni el Nápoles ni nada de lo visto anteriormente. Además, al Madrid le salió perfecto el primer partido y solo consiguió una victoria por un gol, algo notable pero insuficiente para lo que hizo. Mejorar ese encuentro es difícil, al igual que hacer tan mala segunda parte como la de Múnich es complicado.
Una defensa bajo mínimos, posible rival del Madrid
Cinco defensas puros tiene Zidane para este partido, por lo que cualquier mínima molestia o alguna expulsión podría cambiar el encuentro. A pesar de los graves problemas que tiene en esta línea, dejó fuera a Coentrao, que seguramente no jugaría pero que tampoco desentonó en Gijón. Solo tendrá a Danilo en el banquillo, una vez que Carvajal, Ramos (está apercibido de sanción), Nacho y Marcelo serán los titulares.
Son los cuatro que tiene Zidane y, a la vez, son los cuatro mejores de toda la temporada. Nacho ha superado con creces a Varane y a Pepe y, aunque se beneficia de la lesión de sus dos compañeros, su titularidad también es merecida. Pero estos buenos jugadores contrastan con el nivel que están dando en la temporada.
Tanto los dos laterales como Sergio Ramos están destacando más en su faceta ofensiva que en la suya propia, la defensiva. Carvajal y Marcelo están siendo claves cuando suben la banda y en su faceta de asistentes, especialmente el español, y el capitán es ya un salvador por sus goles, pero no por los que evita. Las estadísticas son claras: el Madrid, líder de la Liga, recibe más goles que Barcelona, Atlético y Villarreal, y solo ha sido capaz de dejar su portería a cero en tres de los últimos 20 partidos (Alavés, Espanyol y Real Sociedad).
Para más inri, este año en Champions ha encajado gol en todos sus partidos y acabó la fase de grupos con más goles en contra que el Sporting de Lisboa, que acabó último en su grupo. Hasta 19 equipos recibieron menos goles que el Real Madrid, demostrando la gran fragilidad de un equipo que se ha mantenido gracias a poseer la virtud de ser un equipo mucho más compacto a partir del centro del campo y una seguridad de acierto arriba: en todos los encuentros en Europa ha marcado más de un gol.
Pasado y presente, cara a cara
La última vez que el Bayern pisó el Bernabéu, Ancelotti dirigía a los blancos y en el centro del campo dos mariscales daban ya recitales. Por un lado, Xabi Alonso. Por otro, Toni Kroos. Este martes volverán a estar, pero intercambiándose las camisetas. Será, además, la última vez que el mediocentro donostiarra pise el Bernabéu y se espera ovación si Carlo le cambia. Quede eliminado o no, los últimos pasos Alonso por el césped del que fuera su estadio cinco temporadas quedarán como una pincelada final a la carrera de un jugador que pasará a la historia.
Hasta seis jugadores de aquel Real Madrid de 2014 pueden repetir en el once (Ramos, Carvajal, Modric, Isco, Cristiano y Benzema), más otros siete jugadores que estaban en ese Bayern de Guardiola (Neuer, Boateng, Lahm, Alaba, Thiago, Ribery y Robben). Dos bloques que se conocen muy bien y en el que se antoja imposible que ocurra algo al azar. Es el gran duelo de Europa, el que recordará a aquellas batallas de inicio de siglo con los Kahn, Effenberg o Salihamidžić por un lado y los Hierro, Raúl o Roberto Carlos por otro.
La baja de Bale deja un hueco en el once de Zidane, seguramente arañado por un Isco en un momento dulce. Los demás serán los mismos de siempre, con la defensa mencionada, el centro del campo predilecto del técnico francés (Casemiro, Kroos y Modric) y con Cristiano y Benzema buscando, otra vez más, hacer de la Champions su competición predilecta. Por los alemanes, estará Lewandowski, gran amenaza para un Madrid que todavía no olvida aquellos cuatro goles que el polaco les endosó en una tarde de abril de hace ahora cuatro años.
Está una temporada en juego. Ambos serán, salvo desastre en el final de año, campeones de sus ligas, pero siempre quedará el sabor amargo de haber caído en cuartos, demasiado pronto para equipos de este nivel. Peor sería la imagen del Bayern, ya que Ancelotti empeoraría a Guardiola en Champions, sabiendo que la Bundesliga es suya desde septiembre.
No sería un fracaso para el Madrid, pero, a tenor de lo visto en la ida, la eliminación sería uno de los grandes batacazos de los últimos años. El caramelo ya está en la boca y el madridista va al Bernabéu a confirmar el pase. A las 19:00 ha convocado el propio club a su afición para recibir al autobús en la plaza de los Sagrados Corazones, junto al estadio. Allí se verá el primer amago de celebración. Sobre las 22:30 se espera la traca final.
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