Leonardo Jardim, en los últimos meses, ha sido designado como el nuevo Wenger, el próximo Guardiola o el siguiente Tuchel. Barcelona, Arsenal y Borussia -entre otros muchos clubes- se habrían interesado en ficharlo. ¿Y qué dice él? “Estoy tan centrado en el Mónaco que ni siquiera pienso en el futuro. Tengo dos años de contrato y me siento bien. No sé si voy a terminar siendo el [Sir Alex] Ferguson del Mónaco”, bromeó en declaraciones a la UEFA. Y ya está. Fin de la cita. El técnico lo tiene claro: no tiene prisa por irse del Principado. Entrena a gusto, vive bien, cuenta con el respaldo económico -y los caprichos- de Dmitri Rybolóvlev (un multimillonario ruso) y este miércoles disputa las semifinales de la Champions frente a la Juventus (20:45 horas).
La vida, en general, le va bien. Y él no se queja. Jardim (Barcelona, Venezuela, 1974) no es un tipo impaciente. Nunca lo ha sido. No es su estilo. Él siempre ha ido poco a poco, sin prisa. No jugó al fútbol a gran nivel (como Mourinho y Villas-Boas, con los que se le compara) y jamás aspiró a ser entrenador profesional. Lo suyo fue un cruce de caminos circunstancial. Sus padres, emigrantes lusos, decidieron regresar a Portugal cuando Leonardo era muy pequeñito. Y allí es donde se crió él. Estudió Educación Física en Madeira y después decidió sacarse el título de entrenador nada más terminar la carrera, a los 24 años, convirtiéndose en el más joven en obtenerlo. A partir de ahí, ha tallado su carrera con mimo, sin estridencias.
Jardim no es un tipo hablador: prefiere seguir esa máxima que dice que es mejor ser un tonto callado que ser listo pero hablar y parecer estúpido. Es como Mourinho, dicen en Francia, pero más calmado. Él no va a dar titulares. Ni siquiera los busca. Eso se lo deja a otros. Su éxito se ha forjado bajo un silencio anónimo. Llegó a la Champions como tapado, jugó la previa y se clasificó tras dejar por el camino al Fenerbahçe y al Villarreal. ¿Sorpresa? No del todo. Por entonces, ya se hablaba de los ‘niños’ de Leonardo, un equipo joven con un potencial enorme por explotar. Lo que nadie se imaginaba es que lo hiciera con tanta rapidez, dejando en la cuneta al Manchester City (Octavos de final, 6-6 en el global) y al Borussia Dortmund (6-3 en el total).
Su éxito no es circunstancial. Jardim, a lo largo de su carrera, se ha acostumbrado a lograr mucho con pocos recursos. Y, en realidad, no tenía alternativa. Al no haber sido jugador profesional, le ha costado más que al resto llegar a la cima. Empezó entrenando a niños, equipos femeninos y de balonmano, pero pronto recibió la primera oferta para hacerse cargo de un equipo de fútbol. Fichó por el Beira-Mar y lo subió a Primera; entrenó al Braga y lo llevó a los dieciseisavos de final de la Europa League; sustituyó a Valverde en el Olympiacos y fue cesado cuando lideraba la liga griega (su sustituto, Míchel, acabó consiguiendo Liga y Copa); y volvió a Portugal para hacerse cargo del Sporting de Lisboa y ser segundo en la liga (la temporada anterior había quedado en séptima posición).
Al Mónaco llegó después de todo aquello. Y, aunque le prometieron mucho, le dieron poco. El verano en que se oficializó su fichaje, el club vendió a James y cedió a Falcao al Manchester United. ¿Y qué hizo él? Apañárselas. Llegó a los cuartos de final de la Champions y fue eliminado por la Juventus (temporada 2014/15). Su nombre empezó a sonar con fuerza, pero menguó durante el resto del curso: no clasificó al Mónaco para la Champions y se tuvo que conformar con disputar la Europa League. Y en su segunda campaña, se tuvo que conformar con meter al equipo en los puestos de acceso a la Champions.
Así afrontó Jardim su tercer curso: cuestionado por todos. Sin embargo, ha conseguido darle la vuelta a todas las críticas. Clasificó al Mónaco para la Champions mediante la previa y este miércoles se enfrentará a la Juventus, su particular bestia negra: se ha enfrentado dos veces a la ‘Vieja Señora’ y en ambas ocasiones ha caído (97/98 en semifinales y 14/15 en cuartos). Y lo hará con un equipo tan joven como talentoso: cuenta con 16 jugadores por debajo de los 25 años, entre los que se encuentran Mbappé -objetivo de todos los grandes de Europa para la próxima campaña- y Fabinho. Además, obviamente, de Falcao, que ha anotado 28 goles.
Esos son los argumentos de Jardim contra una Juventus que sólo ha encajado dos goles en Champions League esta temporada. Es decir, el equipo de Allegri es un muro. ¿Y da miedo? Para nada. En el Principado son optimistas. Al fin y al cabo, según la prensa, tienen al futuro Pep, al próximo Wenger, al nuevo Mourinho, al siguiente Tuchel y al Ferguson portugués. Y ante eso, poco se puede hacer. O sí. Quién sabe. Los halagos, a menudo, debilitan… Por si acaso, que tome nota el bueno de Leo. Esto son semifinales de Champions.
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