Tres nombres, tres estadios, tres partidos. Una competición. Seis goles, dos por barba. En el Allianz Arena, en el Juventus Stadium y en el Signal Iduna Park, allí donde se ven a los buenos jugadores. En cuartos de final de la Champions League, el momento donde aparecen los futbolistas decisivos. Con partidos todavía abiertos, igualados, en los que irrumpen los cracks mundiales.
Cristiano Ronaldo, Paulo Dybala y Kylian Mbappé. 32, 23 y 18 años. Portugal, Argentina y Francia. Real Madrid, Juventus y Mónaco. Los tres fueron los grandes protagonistas de una ida de cuartos de final que dejan a estos tres equipos con pie y medio en las semifinales de Champions. Visto estos tres encuentros, sería un desastre que no estuvieran en el sorteo del próximo viernes 21 de abril.
Los tres, además, tienen una trayectoria paralela en esta Champions: habían llegado a cuartos con solo dos goles en todo el torneo y marcaron esta semana los mismos goles que en todos sus partidos anteriores. Dobletes para asombrar al fútbol de diferentes formas: el que fue el mejor y sigue sin querer ceder el reinado, el que ya es presente y amenaza con romper lo visto hasta ahora y el que irrumpe con 18 años y deja boquiabiertos a los de antes y a los de ahora.
El Rey: Cristiano
Y al séptimo día... resucitó. Cristiano Ronaldo no marcaba en Champions desde el 27 de septiembre en Dortmund. Desde entonces, seis partidos en los que apenas aportó: dos ante el Legia, uno ante el Sporting, otro ante el Dortmund e ida y vuelta ante el Nápoles. Pero Cristiano, que estaba haciendo su peor Champions de siempre, irrumpió el día que lo debía hacer.
Su participación en Múnich es ya la mejor de la temporada, porque al margen de los goles, estuvo en todas partes. Cristiano no es el jugador acabado que muchos preveían pero tampoco es la estrella de hace unos años. Pero es Cristiano, y eso conlleva tener a un jugador que siempre es peligroso. En sus últimos encuentros no había desentonado, pero los análisis siempre acaban siendo resultadistas, mirando los goles. En el Allianz marco los dos goles y por eso tiene el justo reconocimiento, pero ¿y si no hubiera marcado?
Cristiano fue mucho más que un simple goleador en Múnich. Provocó la expulsión de Javi Martínez y creó numerosas ocasiones, todas, excepto dos, abaratadas por un colosal Neuer. Y los goles no fueron fáciles. Al primer toque, colocando bien el pie en el primero y anticipándose en el segundo. El portugués recordó a ese jugador total que estaba aquí y allí, que cambiaba partidos, que revolucionaba torneos. Y son estos los partidos que dan títulos, colectivos e individuales.
El Príncipe: Paulo Dybala
En el minuto seis ya había desarbolado a la defensa del Barcelona y un cuarto de hora después acabó por destrozarla. Jugó el gran partido de su vida, el que más se exportó ante Europa y el día en el que por primera vez estaba ante su ídolo Leo Messi. Cuando pasen los años, Dybala reine en el fútbol y Messi ya de sus últimas pinceladas, se recordará el encuentro del pasado martes como ese en el que el nuevo dueño del fútbol se subió a los hombros del hasta entonces mejor del mundo.
El gran deseado por Madrid y Barça, que se quedará en la Juve ya que este jueves renovó hasta 2022 con el club italiano, completó una noche idílica. Él fue la imagen de una Juventus reinventada, nada que ver con aquella de finales del siglo anterior y principios del actual en la que también triunfaba pero lo hacía con las características que siempre acompañaron a los equipos italianos: catenaccio puro y duro para ganar trofeos.
Esta Juventus de Allegri sigue siendo rocosa en defensa pero arriba tiene a alguien capaz de hacer diabluras, a lo más parecido a Messi que ha dado el fútbol en el último lustro. Y, para más morbo, también es argentino. Dybala, que hasta ahora había aparecido tímidamente por la Champions (un único gol de jugada en la goleada en Zagreb y otro de penalti ante el Oporto), martirizó al Barça y colocó a la Juve en el favoritismo europeo.
El Infante: Mbappe
Es el jugador de moda, recibe elogios desde Lisboa a San Petersburgo, todos los grandes buscan poner un euro más que el rival para llevárselo y la puja por su fichaje, además de millonaria, puede ser histórica. La irrupción de este jovencísimo jugador se podría comparar a la de los grandes jugadores de la historia del fútbol. Otra cosa es lo que haga después.
Su actuación en Dortmund bien podría asemejarse a la de Cristiano. Marcó dos goles y provocó no una roja pero si un penalti (que no era). Marcó el 0-1 (en fuera de juego) y volvió loca a la defensa teutona. Cada balón que tocaba era un auténtico dolor de cabeza. Mareó a todos, incluso a algún que otro compañero que ni le seguía el ritmo.
Su segundo gol en el Signal Iduna Park (el tercero del Mónaco) puede representar lo que es Mbappe, bueno con los pies, arriesgado con la cabeza. Se plantó delante de Burki en un cara a cara en el que siempre tiene ventaja el delantero y tenía tantísimas opciones fáciles... que hizo la difícil. Dio a su disparo una rosca que dejó una imagen preciosa cuando podía haber hecho cosas más sencillas y menos atractivas.
Es ahora, en el mes de abril y mayo, cuando los jugadores desequilibrantes, aquellos que valen millones, deben aparecer. No es lo mismo jugar bien ahora que en noviembre, porque la presión es una antes y otra ahora. Cristiano, Dybala y Mbappe fueron los indudables protagonistas de una primera jornada de cuartos que encumbró a sus equipos.
Y todos tienen mucho mérito. Cristiano por regatear a su propia historia y seguir alargando su leyenda. Dybala por lucirse cuando tenía en frente al ídolo y ejemplo. Y Mbappe por codearse con los más grandes de Europa cuando hacerse un hueco es prácticamente imposible.
Noticias relacionadas
- Cristiano resucita en Múnich y el Madrid torea al Bayern en Champions League
- Atlético – Leicester: en Madrid el único que la lía es Griezmann
- Mbappe deslumbra en una victoria eléctrica del Mónaco
- La Juventus arrasa al Barcelona y le obliga a otra remontada histórica en el Camp Nou
- Dybala da el primer paso para convertirse en el sucesor de Messi