Es el máximo goleador de la historia del Real Madrid y sus estadísticas más recientes reflejan la verdadera cara de un jugador que, 10 años después de su gran explosión en el fútbol europeo, sigue superando récords, tapando bocas y siendo decisivo en un equipo que ha demostrado echarle de menos. Marcó 16 goles en los últimos ocho partidos de la temporada pasada (los más importantes) y regresó de vacaciones tan bien que a los siete días estaba silenciando a un Camp Nou del que solo De Burgos Bengoetxea evitó que acabara con una actuación de época.
Este miércoles ante el APOEL de Nicosia (20:45 horas) a Cristiano le abren las puertas para que salga a expulsar toda la furia, futbolística, que tiene dentro. No es para menos. El portugués está deseando jugar y marcar. Ese es su estado natural en los últimos meses. En el Bernabéu solo se espera una noche de gloria de Ronaldo, de goles casi ilimitados, de borrachera europea.
El empujón con el que Cristiano reaccionó a la expulsión de De Burgos Bengoetxea en el Clásico de la Supercopa le costó al portugués una sanción de cuatro partidos que está martirizando al Real Madrid, incapaz de resolver sus primeros partidos de Liga en el Bernabéu. A Ronaldo todavía le queda un encuentro de penitencia, el domingo ante la Real Sociedad (colíder) en Anoeta, pero en Champions sí puede jugar. Los tentáculos de la Federación no llegan a torneos UEFA.
Deseoso de liderar al Madrid
Desde aquél domingo de hace ahora un mes en el Camp Nou, Cristiano sólo ha podido jugar tres partidos y en todos se desató con el objetivo de demostrar que ni una sanción tan larga acabaría con el gran estado de forma con el que llegó a la pretemporada. Jugó el Trofeo Santiago Bernabéu, un amistoso ante la Fiorentina en el que marcó un gran gol, y disputó los dos encuentros oficiales de Portugal en el camino al Mundial de Rusia, en los que marcó tres tantos a las Islas Feroe y asistió a André Silva en el gol del delantero del Milan a Hungría.
No es que los rivales fueran de mucha entidad, pero al margen de la dificultad de los partidos se vio a un Cristiano muy activo, entrando en todas las facetas del juego, continuamente buscando el balón. En el duelo ante el conjunto chipriota se espera esa misma versión y, por el buen nivel mostrado cuando le han dejado y la facilidad del APOEL, se espera una goleada con protagonismo del portugués.
Regresa Cristiano en el momento más necesario. "Es un alivio", llegó a asegurar Zidane, que explicó que jugarán con "una opción nueva". Con Benzema lesionado, Bale en mal momento, el Madrid recupera a su verdadero '9', el hombre gol, el jugador que arrasa al rival en el objetivo máximo del fútbol. "Es un líder que siempre quiere ganar y lo transmite a los demás", añadió Zizou, en un mensaje que podría tener doble lectura.
La desigualdad de la Champions
La vuelta de Cristiano es el gran aliciente de un partido muy desigual que reflejará las dos velocidades de una Champions a la que la 'democratización' que instauró Platini hace unos años quitó emoción en encuentros como el de este miércoles. El APOEL es el campeón chipriota desde hace un lustro, un clásico en los últimos años en Europa y sólo consiguió un empate (ante el Atlético en 2009) de ocho visitas a España. Está muy lejos de los grandes de Europa.
Los de Nicosia, que ya se llevaron cinco goles de su único partido en el Bernabéu (2012), tienen en sus filas a dos españoles, Jesús Rueda (ex del Valladolid) y Roberto Lago (ex del Celta). Ambos se perfilan como titulares, por lo que serán los encargados de parar a Cristiano, previsiblemente acompañado por Isco y Bale. Los demás, el equipo campeón dos años consecutivos.
Comienza la Champions para el campeón, que busca un imposible: ganar tres Copas de Europa consecutivas. Lo hace recuperando a su verdadero '9' y contra un rival menor en el partido más fácil de los seis que tiene el Madrid en esta frase de grupo. El primero de los 12 hipotéticos pasos para estar el 26 de mayo en Kiev.
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