Hay un mal común en el Real Madrid de los últimos años. Cuando se gana la Liga, el año siguiente se acaba mal en el torneo doméstico. Solo hay una excepción, en 2008, cuando se defendió con victoria el título conseguido un año ante. Pero, en cambio, tras conseguir la Liga en 2001, en 2002 quedó tercero a nueve puntos del Valencia. Igual en 2004, cuando acabó cuarto tras ganar el torneo en 2003. Y en 2013, a 15 puntos del campeón Barcelona, tirando la Liga en octubre tras haberla ganado meses antes. Así lleva pasando 20 años, porque en 1998 terminó cuarto tras ganar un año antes la Liga.
Todo eso contrasta con el otro Real Madrid, el de la Champions. En Europa es otro equipo y ahí no se descalabra. Podrá perder, pero no lo hace de forma tan clara que en la Liga. Tras ganar la Novena en 2002, cayó eliminado en semifinales en 2003. Después de la Décima en 2014 llegó también a la penúltima ronda de 2015, donde al igual que once años antes fueron apeados por la Juventus. Tras ganar la Undécima en 2016 llegó la Duodécima, siendo el primer equipo en revalidar el título.
Su derrota en Girona este último domingo ha vuelto a abrir un debate habitual del Real Madrid. ¿Se ha cansado de ganar este equipo? ¿Tiene ya la barriga llena después conseguir (casi) todos los títulos en los últimos tiempos? La imagen de desgana y falta de actitud dejada en Montilivi bien podría avalar esa lectura, pero quizá este miércoles ante el Tottenham (20:45 horas) puede que quede enterrada. Vuelve la Champions y en un escenario tan majestuoso como Wembley. Ahí el Madrid se siente muy cómodo.
Un Madrid distinto según el partido y la circunstancia
Las dos caras del equipo de Zidane son muy distintas. Por un lado, la autocomplaciencia y falta de ambición que ha mostrado en varios partidos de Liga, todos ellos en los que a priori se ganaba más fácil (Levante, Betis, Getafe, Girona)... y por otro la gran fiabilidad que ha tenido en los otros encuentros en los que la presión era mayor y tenían más trascendencia (Real Sociedad, Borussia Dortmund, las dos Supercopas, Tottenham...).
Cuando el Real Madrid se vio ahogado en Liga y fue a Anoeta con el agua al cuello, completó uno de sus mejores partidos. Cuando fue a Dortmund, donde no había ganado nunca y una semana después de perder ante el Betis, venció de forma holgada y poniéndose el traje de lo que sigue siendo, campeón de Europa. Ante el Tottenham, aunque empatara finalmente, no hizo mal partido y también estuvo dentro de los lógicos parámetros futbolísticos. Ese es el Madrid de Champions y el que rinde cuando más presión tiene.
En cambio, viajó a Girona, en lo que parecía un partido más cómodo... y cayó de forma clara. Y no por la calidad de su rival, que la tuvo, sino por su propia parsimonia, por las pocas ganas para demostrar algo en un partido en el que, aunque fuera la jornada 10, se jugaba la Liga. ¿Qué explicación hay ante eso? Solo podemos tirar de estadística y es la que recordábamos al inicio: al ganar la Liga, el Madrid es un equipo que tradicionalmente al año siguiente la 'tira'.
La Liga no da el prestigio de la Champions
La Liga es el torneo predilecto de Zidane, así lo ha reconocido varias veces el francés, pero tanto él como sus jugadores saben que lo que verdaderamente da prestigio y reconocimiento a nivel individual y colectivo es la Champions League. Un equipo puede ganar varias ligas consecutivas, pero si en ese periodo no ha ganado una Copa de Europa su legado será mucho más olvidadizo.
Por este motivo la teoría de "barriga llena" tiene su lógica en Liga pero no en Champions. Si fuera así, los blancos no hubieran revalido título el pasado mes de junio en Cardiff ya que habían ganado un año antes la misma competición. Sin embargo, la importancia de la Champions es sabida. La Copa de Europa la pudieron compatibilizar con la Liga, torneo que también disputaron al 100% después de cuatro años de sequía. Una vez conseguida, este año parece no entrar en los planes.
Primera vez del Madrid en Wembley
Con las bajas de Keylor Navas, Varane, Carvajal y Bale (cuatro titulares), el Madrid viaja a Londres donde jugará por primera vez en Wembley. Parece raro, pero sí, jamás el equipo blanco disputó un partido en este mítico estadio. Lo hará porque allí está 'exiliado' el Tottenham, que este año se quedó sin estadio al derribar White Hart Lane y estar en construcción el nuevo, justo al lado del antiguo.
Con Casilla, Isco, Achraf y Nacho ocupando los puestos de los lesionados (los dos últimos están aprovechando al máximo la oportunidad por la ausencia de sus compañeros), Zidane podría sacar el mismo once que en Girona, con el discutido últimamente Marcelo en el lateral y el 'desconectado' Modric como cerebro. Si finalmente se repite el mismo equipo que cayó el domingo, una versión distinta sería la demostración de un equipo con hambre en Wembley y sin alma en Girona.
No está del todo bien el Tottenham, que llega algo más tocado en lo físico y en lo mental a lo que lo hizo hace dos semanas en el Bernabéu (1-1). Harry Kane, su mejor jugador y el delantero más en forma de Europa, llega justo al partido (Pochettino dejo entrever que estará). El equipo inglés viene de caer en duelo directo de la Premier ante el Manchester United y de caer eliminado en octavos de la Copa de la Liga. La parte positiva es el regreso de Dele Alli, sancionado en el partido de ida, y otra pieza fundamental del Tottenham.
No es pequeño el duelo de este miércoles. Empatados a todo (siete puntos, siete goles a favor y dos en contra), Tottenham y Real Madrid dirimen quien será el primero del grupo H, aunque después le queden dos partidos ante APOEL de Nicosia y Borussia Dortmund. Los blancos también intentan resolver sus dudas internas, aunque no se apagaran hasta el domingo, cuando vuelva el 'martirio' de la Liga.
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