"Ahora juego más alegre y con más chispa". Estas breves declaraciones al inicio de temporada de Jordi Alba avanzaban lo que sería la temporada del lateral catalán, fijo en el Barcelona desde que llegara en 2012, pero con un papel menos importante en el tramo final de la temporada pasada, cuando Luis Enrique le
Jordi Alba es un jugador clave en el fútbol del Barça (y de la selección española) en el último lustro. Su velocidad por banda, acompañada por su peligro cuando pisa el área, le hizo al lateral catalán en un perfecto cómplice de Leo Messi y en una nueva referencia atacante del fútbol azulgrana. Su juego perfeccionaba el tiki-taka y, a su vez, desatascaba partidos en los que el Barcelona se podía sentir menos cómodo con el balón.
Esta temporada, y tras la llegada de Ernesto Valverde, el jugador, ya con 29 años, ha vuelto a rejuvenecer después de un último año en el que sufrió tácticamente, algo que le hizo públicamente quejarse. Alba, no muy querido en campos rivales por un carácter algo complicado, será este martes, como prácticamente toda la temporada, titular en el compromiso europeo del Barcelona, un trámite salvo que sufra una pájara en Roma (vuelta de cuartos de Champions, 20:45 horas, 4-1 en la ida).
"Noto el apoyo de Lopetegui, se agradece que te vayan de cara", soltó Jordi Alba el pasado año, a estas alturas, en una concentración de la selección española. Además del elogio al seleccionador, el mensaje iba para Luis Enrique, su técnico en ese momento, que había dejado de contar con él. "Me hubiera gustado jugar mucho más de lo que he jugado este año, sobre todo en los partidos importantes", añadió el catalán, que aclaró, ya tarde, que "no estoy machacando a Luis Enrique".
Sin embargo, el paso del tiempo si ha demostrado que Jordi Alba no es que se sintiera muy contento con el técnico asturiano. Ya con Valverde, un entrenador que le ha dado toda la confianza que pedía el internacional español, explicaba que "este año jugamos como un equipo", en otro 'palo' a su extécnico. No se quedaba ahí. "Valverde no se mete en lo que pasa en el vestuario", también dijo Alba. "Ahora juego más alegre y tengo más chispa", añadió en otra ocasión. Los mensajes, negativos, a Luis Enrique, eran demasiados.
La realidad es que el cambio de entrenador ha beneficiado, y mucho, a Jordi Alba, que aún con nueve partidos por disputar hasta final de temporada (siete de Liga, uno de Copa y uno de Champions, que pueden ser cuatro si llega el Barcelona a la final) ya lleva más encuentros disputados hasta la fecha que los totales el año pasado con Luis Enrique.
De los últimos 25 partidos oficiales del Barcelona, Jordi Alba ha jugado todos menos tres: sanción ante Las Palmas (uno de los pocos pinchazos del Barça en Liga), ida de cuartos de Copa ante el Espanyol (derrota culé) e ida de octavos de Copa ante el Espanyol (empate). Posiblemente sea casualidad, pero cuando faltó, el equipo azulgrana no ganó, pese a que tiene muy pocos encuentros esta temporada no ganados.
Más importantes que los datos y minutos son las sensaciones. Y ahí arrasa Alba, que llegará al Mundial después de hacer uno de los mejores años de su carrera. Cada vez que coge el balón hay olor a peligro. Y más cuando mira a Leo Messi y ambos se asocian. Son varias las veces que español y argentino han hecho una conexión letal, con pase del lateral y gol del crack argentino. Incluso alguna vez fue al revés, lo menos habitual por razones obvias, algo que demuestra lo bien que se entienden ambos jugadores.
Para que haya esta conexión Alba-Messi ha sido imprescindible el adiós de Neymar. Puede parecer mentira, pero la marcha del jugador brasileño ha beneficiado al lateral y, con ello, al Barcelona. Ahora sube con más libertad la banda, no está taponado por Neymar, y hay más alternativas (y sorpresas) en ataque. Messi, a los hechos nos remetimos, ha creado más peligro (y más goles) este año asociándose con Jordi Alba que haciéndolo con Neymar.
"Ahora tengo más carril para subir y, para mí, sinceramente, es mucho mejor", reconoció el jugador de Hospitalet de Llobregat a lo largo de esta temporada. "Mi mayor virtud es subir y bajar la banda y sin Neymar hemos tenido que cambiar el dibujo táctico y tenemos que subir más la banda”, añadía, alegrándose del cambio táctico. Más tarde, acotaba sus palabras ante el revuelo:"Lo que quería decir es que disfrutaba muchísimo con el carril para mí solo, no menospreciar a Neymar, sería de tontos”.