Al fútbol ya no le quedan páginas por escribir. Este deporte es tan impredecible que le hace por algo ser el más seguido y más sufrido. Lo que ocurrió en el Bernabéu fue inexplicable. El Real Madrid, equipo Champions por excelencia, se dejó remontar un 0-3 de la ida conseguido en Turín. Un penalti en el último segundo (sí, segundo y no minuto) evitó la prórroga y clasificó a los blancos para semifinales. [Narración y estadísticas: Real Madrid 1-3 Juventus]
Esa es la noticia. El Real Madrid se clasificó. La forma en la que lo hizo no tiene precedentes. El agobio, el nerviosismo y el miedo. El milagro. Un penalti cuando ya el partido estaba en la prórroga después de que la Juventus obrara el milagro de empatar la eliminatoria (0-3). Lo anotó Cristiano, con Buffon ya expulsado en las protestas del penalti.
Hoy ya sabemos que el idilio del Real Madrid con la Copa de Europa no se demuestra en una final, sino en partidos como el de este miércoles. Si los blancos se han salvado de la debacle, todo puede pasar ya en este deporte que es lo más inexplicable existe. Si el Real Madrid ha pasado a semifinales ha sido por el aura que tiene con esta competición. Y con un penalti. Claro, eso sí. El árbitro, Michael Oliver (inglés), lo pitó. Y hay que ser muy valiente para hacerlo.
El Real Madrid vivió su noche más agobiante. No se recuerda en los tiempos modernos. Sin el capitán Sergio Ramos, sancionado, el Real Madrid perdió el espíritu y quedó abocado a la suerte. Con un 0-3 rezó más que nunca en un partido excesivamente agónico. En el fútbol es muy difícil ver algo así.
El Real Madrid agonizó con un juego sin sentido que se basaba en ir a impulsos sin ningún rigor táctico. Estuvo totalmente descolocado, lleno de miedo por lo que se le venía encima. Jugadores tan seguros y con tanta experiencia detrás parecían de segunda ante el nerviosismo que tenían dentro. Fue un Madrid lleno de lagunas detrás, donde Douglas Costa les amargó, y poco acertado arriba, donde estuvo mejor pero sin la dinamita de otras veces. Ocasiones tuvo, como un remate de cabeza de Varane al larguero en el añadido de la primera parte como remate más claro.
Mandzukic, un viejo conocido del fútbol español (un año estuvo en el Atlético), marcó los dos goles en dos acciones idénticas: remates de cabeza al segundo palo a centros de Khedira el primero (minuto 2) y Lichtsteiner (37'). Quizá Keylor ayudó disfrazándose de Casillas y quedándose bajo palos. El delantero croata dio ese impulso que otros jugadores no dan cuando tu equipo te necesita. Fue clave y metió muchísima tensión al Bernabéu.
Ante un resultado tan apretado, tuvo que intervenir Zidane, que hizo la mayor 'revolución' durante un partido desde que está en el banquillo del Bernabéu. Las circunstancias también le obligaban ya que la tragedia sobrevolaba el centro de Madrid. Tras el descanso, sin esperar ningún minuto, quitó a Bale y Casemiro y sacó a Lucas Vázquez y Asensio.
Ni esta modificación cambió el guión de un partido que ya es historia del fútbol por como fue. En la semana en la que se cumplen 10 años del inolvidable Getafe - Bayern de Múnich de cuartos de Copa de la UEFA, Keylor Navas imitó al 'Pato' Abbondanzieri y se tragó un gol exactamente igual aquel. Se le escapó el balón de las manos al meta costarricense en un fallo garrafal, y Matuidi, en línea de gol, empujó el balón y encendió la revolución de los corazones blancos. Era el minuto 60.
Lo intentó Cristiano con un disparo que atrapó un Buffon aplaudido por el Bernabéu en forma de homenaje, lo intentó Marco Asensio en una falta que se fue arriba, lo intentó Isco con un remate pegado al palo en la que fue la mejor parada de Buffon y lo intentó Varane a la media vuelta en el punto de penalti. Nada. El balón no quiso entrar.
La Champions es la Champions y nunca jamás puedes dar algo por ganado. Se vio en Roma y se ha visto este miércoles en Madrid. Ni con un 0-3 conseguido en Turín pudo estar cómodo el equipo de Zidane, empeñado en no dejar ni un día tranquilo a su afición, que llegó al Bernabéu con esa sensación, lógica, de estar ya todo finiquitado. Y eso que con la hecatombe del Barça estaban todos avisados.
No hay palabras para explicar lo que pasó en el Bernabéu. Los hechos fueron que la Juventus remontó el 0-3 de la ida, igualó una eliminatoria que se iba a la prórroga y que no fue porque un árbitro pitó un penalti en el último segundo que clasifica al Real Madrid para su octava semifinal consecutiva de Champions.