Este viernes en Nyon (13:00 horas) las bolas de la Champions darán su último baile en el último sorteo de la temporada. El procedimiento es muy sencillo: se sacará una bola con el nombre de uno de los cuatro semifinalistas y éste se enfrentará al que salga en el segundo lugar. Esa será la primera eliminatoria. El segundo cruce será entre los otros dos equipos que queden. Para determinar la ida y la vuelta se cuenta el orden de extracción. No hay ningún condicionante. Todos se pueden enfrentar entre sí.
Liverpool
El equipo de Jürgen Klopp ha llegado por sorpresa a semifinales. Nadie creía que fueran a hacerlo. Son terceros en la Premier League y, en teoría, eran inferiores al Manchester City. Sin embargo, dieron la campanada en Anfield con una goleada (3-0) y se impusieron el Etihad Stadium (1-2). Con polémica, sí, pero da igual. Mateu Lahoz anuló un gol legal a Sané por posible fuera de juego y expulsó a Guardiola en el descanso por protestar. A la vuelta de vestuarios, los reds anotaron dos goles y certificaron su clasificación para semifinales.
Antes, el Liverpool ya venía haciendo una Champions muy regular. Se clasificó como primero de su grupo tras empatar con el Sevilla en Anfield (2-2) y en el Sánchez Pizjuán (3-3), y eliminó al Oporto en los octavos de final (0-5 en el total de la eliminatoria). Con estos resultados, se enfrentó al líder de la Premier League, al Manchester City, y dio la sorpresa. Ahora, una vez clasificado entre los cuatro mejores de Europa, cree que puede ganar la Champions.
Máxime cuando cuentan con uno de los jugadores más en forma de Europa, Salah. El egipcio, que lleva 39 goles esta temporada (ocho de ellos en Champions League), rivaliza con Messi por ganar la Bota de oro y ha sido el mayor exponente del equipo de Klopp en la eliminatoria contra el Manchester City. A todo esto, hay que sumarle que en la Premier League, tiene a tiro quedar entre los cuatro primeros. Es decir, se podrá centrar en la Champions a partir de ahora.
Bayern de Múnich
El conjunto de Jupp Heynckes es el otro gran favorito –al margen del Madrid– para hacerse con la Champions League y el único equipo que puede aspirar al triplete de entre los cuatro semifinalistas. El Bayern, no obstante, no está ante su mejor temporada. Se clasificó a octavos tras quedar segundo de grupo –el primero fue el PSG, con el que perdió en París (3-0) y al que ganó en Múnich (1-3)– y a cuartos tras pasar por encima del Besiktas (8-1 en el total de la eliminatoria).
En cuartos de final, eliminó al Sevilla, aunque con muchos problemas. El conjunto alemán se impuso en el Sánchez Pizjuán con dos goles en propia puerta de Jesús Navas y Escudero (1-2) y empató en el Allianz Arena (0-0). Se clasificó a semifinales, pero sin brillar ni dar sensación de superioridad. Con Lewandowski desaparecido (no anotó en ninguno de los dos encuentros) y dos viejos rockeros abriendo el campo, Robben y Ribéry.
Aun así, por jerarquía, entrenador e historia es uno de los favoritos. Además, es fiable. Llega a semifinales tras ganar la Bundesliga y con la posibilidad de conquistar el triplete. Ya lo hizo con Heynckes antes de que pasaran por allí Guardiola y Ancelotti, y tratará de repetir en este 2018, fecha en que se retira Jupp. Y lo hará con un equipo experimentado. Muchos de sus jugadores ya saben lo que es levantar la Champions (Javi Martínez, Rafinha, Robben, Ribéry…) y eso es algo a tener en cuenta.
Roma
Es, sin duda, el equipo más flojo de los cuatro que están en semifinales. Están en cuartos por la gran remontada al Barcelona en un partido, sin embargo, en el que a poco que hubiera hecho el conjunto catalán se hubiera clasificado. La Roma se aprovechó de la confianza y pasotismo culé, aunque eso no le quita ningún mérito a una de las grandes remontadas y hazañas de la historia de la Champions League (3-0).
Su peligro se basa en dos pilares, uno deportivo y otro que va más allá del fútbol. El primero, en jugadores como Dzeko, referencia en ataque con seis goles hasta ahora (dos de ellos al Barcelona), el veterano y rocoso De Rossi, corazón de la Roma y heredero de Totti en la capitanía, el polémico Nainggolan o el portero Alisson, titular con Brasil. Sus mejores jugadores están (muy) por debajo de las estrellas de los otros tres equipos.
En el banquillo, Di Francesco, una apuesta (otra más acertada) de 'Monchi'. Aún joven (48 años), la Roma le fichó este último verano tras un espectacular trabajo en el Sassuolo, un humilde equipo al que ascendió por primera vez en su historia a la Serie A y le llevó incluso a Europa League.
En lo que no es futbolístico, y a menudo tan importante como lo otro, la ilusión. Es la primera vez que la Roma jugará unas semifinales de la Champions (la última, con la anterior denominación y formato, fue en 1984) y es el único de los cuatro que jamás ha ganado una Copa de Europa. Es indudable que es el menos favorito, lo que le hace competir desde la base de que una derrota sería lo más lógico. Y ese es el peligro. Un tapado con mucho que ganar y nada que perder.
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