El Real Madrid ha completado esta temporada un hito histórico en la Champions que, lejos de celebrarlo, porque no es motivo de festejo en un club tan grande como el blanco, si sirve para reflejar el buen estado en la Copa de Europa, la mejor competición del mundo. El Madrid alcanzó este curso ocho años consecutivos llegando a las semifinales de Champions.
Este estado permanente de competitividad quizá haya hecho que muchos aficionados, especialmente los más jóvenes, hayan olvidado ya que antes de estos ocho años el Madrid llevaba el mismo tiempo sin pisar esta ronda, arrastrándose por el continente en su periodo más triste de las últimas décadas. Desde 2010, cuando llegó José Mourinho y cortó la racha, los blancos están siempre entre los cuatro mejores equipos del mundo, pero antes jamás llegaban ahí. Aquellas debacles comenzaron en 2004, en uno de los días más amargos del Real Madrid en la Champions. Fue en Mónaco.
En el equipo del Principado jugaba Fernando Morientes, que había recalado allí en forma de cesión por parte del Real Madrid, que no contaba con él. El delantero extremeño, campeón de Europa con el equipo español tres veces, jugó aquella eliminatoria de cuartos y marcó un gol (que celebró) en la victoria del Mónaco por 3-1, que daba la vuelta al 4-2 de la ida en el Bernabéu. Ese cabezazo de Morientes quedó para la historia, ya que un cedido mandaba a la calle al Real Madrid.
Ahora, 14 años después, el equipo de Zidane, que jugó aquél partido, se enfrenta a una situación idéntica. El cedido no es español ni delantero, pero tiene cara de ello. James Rodríguez se antepone en el futuro europeo del Real Madrid con la amenaza de dinamitar la Decimotercera y recordar viejos fantasmas. La eliminatoria ante el Bayern de Múnich comienza este miércoles.
James, el futbolista que brilló en el Mundial 2014, razón por la que el Real Madrid gastó 80 millones de euros en él, recupera la ilusión en un Bayern de Múnich al que llegó cedido el último verano. Fue la única manera de que el jugador colombiano saliera del Bernabéu en busca de minutos y con el objetivo de no frenar su progresión. Antes no llegó a entrar nunca en los planes (fijos) de Zidane, que dio el ok a la operación. Una cesión por dos años, hasta 2019, en la que el conjunto alemán paga su salario y una pequeña cantidad anual al Madrid y se guardaba una opción de recompra unilateral por 35 millones de euros.
La comparación con Morientes es obligada. A diferencia de Álvaro Morata, que llegó a la Juventus fichado y no 'prestado', James sí está cedido, pero la UEFA no permite la denominada 'cláusula del miedo' que en España la mayoría de equipos ponen y que se basa en la prohibición que un club impone de que el jugador que cede no pueda jugar contra ellos.
James, titular en los partidos más importantes de la temporada, ha rejuvenecido en Múnich y no con Ancelotti, el técnico que le pidió y con el que mejor se entendió en Madrid, sino con Heynckes, que le encontró un hueco entre los incombustibles Ribery y Robben y en perfecta conexión con Müller y Lewandowski. El colombiano se reivindicó en varios tramos de la temporada, de él su técnico dice que "es un jugador genial" que "normalmente tiene que jugar", aunque existe la duda de si Thiago será capaz de quitarle el puesto y hacer del Bayern el miércoles un equipo menos ofensivo y con más ayuda a Javi Martínez en el centro del campo.
El paso de James por Madrid, que a pesar de ser de propiedad blanca no parece que vaya a volver, estuvo marcado por el complicado final con Zidane, con un distanciamiento entre ambos por los pocos minutos que tenía el jugador, argumentaba el futbolista, y el desencanto por la poca concentración en los entrenamientos del jugador, en versión del entrenador. Durante el último año hubo tiranteces que acabaron con el jugador fuera, tal y como deseaban ambos.
Con el recuerdo de Fernando Morientes, James Rodríguez amenaza los dos partidos más importantes del Real Madrid este año y avisa de la peligrosidad que los exfutbolistas han tenido con el equipo blanco en los últimos años. Una eliminación con James como protagonista sería un golpe en la línea del proyecto del Madrid, más por el jugador que lo hace que por el adiós a la final, algo 'normal' en el mundo del fútbol, aunque eso es a día de hoy una hipótesis.
Este miércoles, el Real Madrid busca en Múnich, y aún con la vuelta en el Bernabéu el 2 de mayo, el más difícil: eliminar por segundo año consecutivo al Bayern, el gran coloso de Europa, y llegar a la final de la Champions otra vez más, una hazaña que los blancos, en su afán por construir la historia, van a acabar convirtiendo en rutina.
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