Si usted es madridista y aún cree en que su equipo podía ganar la Liga, sepa que, a falta de cinco jornadas, el Madrid lo tiene que ganar todo y el Barcelona perder todo. Y, además, en el Clásico del 6 de mayo (20:45 horas), los blancos deberán ganar por cuatro goles de diferencia a los culés. Es decir, un milagro jamás visto en la historia del deporte. Tampoco lo presenciaremos este año. [Narración y estadísticas: Real Madrid 1-1 Athletic Club de Bilbao]
El Real Madrid finiquitó este miércoles un mal torneo de principio a fin y lo hizo con un partido que perfectamente puede resumir su curso liguero este año. El Madrid fue mejor, pero se estrelló ante su falta de gol. Se salvó de la derrota, pero el empate no deja ninguna sensación. Ahora, a pensar en el Bayern, ya que este fin de semana no juega Liga al aplazarse su partido contra el Sevilla, que juega la final de Copa.
Kepa Arrizabalaga, el portero al que rechazó Zidane a inicios de este año cuando ya estaba prácticamente cerrado su fichaje, demostró la razón por la que es el meta español del futuro, siendo ya presente. El cancerbero vasco paró todo lo que le llegó en una actuación brillante. Se lució en el Bernabéu, como si este recital en la portería estuviera ya escrito desde su contratación fallida en enero.
El 1-1 del Athletic, en lo que son los primeros puntos que los vascos se llevan del Bernabéu desde 2005 (12 años consecutivos llevaban perdiendo), es una muestra de que el fútbol no es una ciencia exacta. El Madrid atacó mucho, muchísimo, tuvo ocasiones de todos los colores, pero solo se llevó un empate... y gracias, porque el gol blanco llegó justo al final. Fue un disparo, en el 87', de Modric desde la frontal que desvió Cristiano de tacón y que provocó el empate con el que el Real Madrid mitigó un resultado que estaba siendo muy injusto.
Estuvo muy bien el Madrid, que jugó alegre y con positividad, pero que se estrelló ante Kepa Arrizabalaga y una defensa bien colocada. El Athletic más mediocre de este siglo, con un Ziganda que ha destrozado la buena herencia que le dejó Valverde, sacó un punto por los fallos blancos y los aciertos de su portero e Iñaki Williams, que metió el gol vasco en un fallo defensivo. El ariete del Athletic, eso sí, la picó de forma preciosa para poner el 0-1 en el minuto 14.
Hubo momentos, especialmente en la primera parte y en los últimos minutos de la segunda mitad, en el que el asedio blanco fue tal que el Athletic poco menos que se llevó para Bilbao la portería del fondo norte. Pero era su papel. Al fútbol se viene a ganar, sea de la manera que sea. No tiene culpa nadie, salvo Kepa, de que los blancos, esta vez, fallaran tanto.
Al portero vasco, al que se le queda pequeñísimo el Athletic (debe salir de allí si no quiere minimizar su carrera), solo se le escapó vivo el tacón de Cristiano, que si bien no fue tan voluntario como otras ocasiones, estuvo ahí para desviar el disparo de Modric, que podría haberse ido fuera de primeras.
El empate fue insulso en el Bernabéu. Los madridistas son conscientes desde hace meses que la Liga está perdida y por lo menos piden divertirse. Este miércoles, dejando de lado el resultado, lo hicieron, porque el partido fue entretenido. La Liga se acabó. Que sean bienvenidas ya las semifinales de la Champions.