Como si de los Reyes Magos se trataran, Messi, Suárez y Neymar llegaron a Barcelona el pasado lunes, a tres días del inicio de la competición para el Barcelona. No traían ellos oro, incienso y mirra, pero sí una ilusión en estos tiempos en los que el barcelonismo se aferra a su MSN, a sus tres tenores de ataque para revertir un mal final del 2016. Atrás dejaban 15 días de vacaciones, el doble que el resto de sus compañeros, una circunstancia repetida en el tiempo por la política de Luis Enrique de dejar libertad a sus tres baluartes, aquellos que le salvaron hace ahora dos años tras una situación muy similar.
La aparición de los tres a la vez le dio un poco de épica al asunto. Llegaban los tres salvadores, aquellos que tienen libertad de movimientos también fuera del campo incluso aunque apenas hayan tenido tiempo de preparar el exigente duelo que este jueves tienen ante el Athletic en San Mamés (21:15 horas). Tener contento a su MSN ha sido la principal medida de Luis Enrique. Entrar en el conflicto con ellos le supuso que viviera una situación límite y por eso tuvo que cambiar a la fuerza.
Su problema es que esos privilegios le han salido mal a muy corto plazo, es decir, en el partido más cercano al parón por vacaciones. Los parones FIFA, que obligan a que Messi, Suárez y Neymar lleguen más tarde siempre por la duración de sus viajes, siempre dejan a descubierto el problema que arrastra continuamente el Barça: llegan cansados, fuera de forma y el club catalán acaba pinchando tras dos semanas sin sus jugadores. Esta vez ha sido un parón por vacaciones, pero lejos de darse cuenta de que los tres bajan su nivel cuando llegan de sus países, Luis Enrique les ha vuelto a dejar que se incorporarán casi al límite.
A diferencia de otros parones navideños en los que el primer partido era de Liga, por lo que en caso de pinchazo (como fue el famoso 1-0 en Anoeta de 2015, que provocó la explosión completa del club) se podía arreglar más tarde ya que quedaba medio torneo, esta vez es diferente, se arranca el año con una eliminatoria en la que podría perder ya una competición en caso de descuido, y lo que viene después es un duro examen ante el Villarreal en el que en caso de pinchazo se podría ir a los cinco o seis puntos de distancia del Madrid y con un partido menos.
San Mamés este jueves y El Madrigal el domingo juzgarán si el arriesgado movimiento de Luis Enrique acaba en éxito o fracaso. Como siempre en el fútbol, el resultado acabará dictando titulares y opiniones. También cabe la posibilidad que el Barça sobreviva a estas dos difíciles visitas sin la necesidad de la aparición de su MSN, algo que en el último año se demostró imposible por la dependencia de Messi y Suárez principalmente, con un Neymar venido a menos y que no marca con el Barça desde mediados de octubre. El brasileño, otra vez más, ha sido el que mejor ha representado los excesos navideños, con fiestas continuas que no concordaban con el privilegio que le dio Luis Enrique a pesar de su mal momento de forma.
Decía Ernesto Valverde que "la MSN es peligrosa hasta de vacaciones". "Son grandísimos futbolistas que resuelven partidos en una jugada. Me encantaría que vienesen desenchufados del todo, pero...", añadía el técnico extremeño del Athletic. Y razón no le faltará, pero bien se podría agarrar a ese pero que no continuó en su rueda de prensa. Por ejemplo, tras las mismas vacaciones de la MSN similares a estas, las de 2015, el Barça tocó fondo en Anoeta con Messi y Neymar en el banquillo. El mismo debate que ahora se afronta fue el que se produjo en los primeros días de enero de hace dos años y aquello saltó por los aíres por la derrota ante la Real Sociedad. Se demostró que a Luis Enrique la planificación se le había ido de las manos, que la mano abierta a sus cracks dejándoles llegar tan tarde que no les dio tiempo ni a entrenar acabó siendo un error. Pero, como dice el refrán, el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Lejos de reconocer su error, Luis Enrique lo vuelve a cometer.
Este año es algo diferente, ya que han tenido algún entrenamiento más, pero también se ha dado libertad a los tres líderes del equipo para que se fueran antes y llegaran después. Mientras el Barça jugaba ante el Hércules en Copa (21 de diciembre), Messi, Suárez y Neymar (también Piqué) estaban ya de vacaciones. Los tres han disfrutado de 15 días de desconexión, mientras que sus compañeros han tenido casi la mitad, ocho, incorporándose el día 30. Es por ello que las dudas están ahora en el estado de forma al que podrían llegar la MSN a San Mamés, que no es precisamente un partido fácil. Solo habrán hecho tres entrenamientos, y uno fue el de puertas abiertas en el que la tensión fue mínima.
¿Están pues Messi, Suárez y Neymar con un ritmo necesario para jugar ante el Athletic? La respuesta se podría conseguir con otra pregunta. ¿Sus sustitutos llegan a la altura de una MSN al 50%? Luis Enrique ya se puso la tirita antes de la herida y comentó que "están mejor ahora de cuando se fueron". Al final, todo lo juzgará el partido, pero es indudable que el técnico asturiano corre unos riesgos innecesarios en pro de tener a sus salvadores contentos para el resto de la temporada.