Kiko Casilla se lamenta mientras los jugadores del Celta celebran un gol.

Kiko Casilla se lamenta mientras los jugadores del Celta celebran un gol. EFE

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Al Madrid le entran los fantasmas del pasado

Vuelve a perder por segundo partido consecutivo (1-2 ante el Celta de Vigo) y se complica la eliminatoria de cuartos de Copa. En la memoria está el hundimiento de 2015 con Ancelotti. Un gran Iago Aspas congeló al Bernabéu.

18 enero, 2017 23:24
Madrid

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Cuando el Madrid ganó el Mundial de Clubes a finales de diciembre todo era idílico. El equipo de Zidane ganaba con una facilidad aplastante y cuando no lo hacía así, tiraba de épica. Eso le duró a principio de año, en la eliminatoria ante el Sevilla. Pero, de repente, perdió en el Pizjuán. Y de 40 partidos seguidos ganando pasó a las dudas. Y ahora, tras perder ante el Celta, las dudas se traducen en fastamas. Aparece el fantasma del 'ancelottismo' por el Bernabéu, aquel que recuerda a la caída en picado de un equipo que bordó el fútbol, pero que empezó por estas fechas a hundirse sin casi explicación. [Narración y estadísticas: Real Madrid 1-2 Celta de Vigo]

Sí, el Celta de Vigo ganó en el Bernabéu. Los gallegos desarbolaron a un Madrid espeso, con pocas ideas y que quizá pensó que el pasado les haría ganar esta eliminatoria. El equipo de Berizzo (sale el técnico argentino por la puerta grande) aplastó lentamente al Madrid y fue minándole la moral. Supo jugar el partido y la eliminatoria. El 1-2 que se llevaba del Bernabéu no es un resultado definitivo (un 0-2 del Madrid en Balaídos no sería una hazaña histórica), pero si demuestra que este Madrid no era invencible y, además, que los blancos caen dos veces en tres días. La resaca del Sevilla se alargó a la Copa y veremos a ver hasta dónde llega.

El duelo fue más táctico que otra cosa y privó de ver un espectáculo. Pero esto es fútbol y a veces se mira más el gol y la eliminatoria que regalar buen juego al aficionado. Con los dedos de una mano se pueden contar todas las que hubo en la primera parte. Una pelota picada de Kroos a la que no llegó Cristiano, una jugada individual de Lucas Vázquez, con varios regates en el área que ni acabó en remate, otra acción que acabó con gol de Cristiano Ronaldo pero anulada previamente, un fuerte disparo desde fuera del área de Marcelo Díaz que atrapó Casilla y un disparo de Casemiro que se fue alejado de la portería gallega. Eso fue lo poquísimo que dejó una primera parte más fría que la temperatura que marcaban los termómetros en la capital de España (entre 0º y -2º durante el partido). Para olvidar lo que ocurrió.

Pero de repente todo cambió sin que hubiera una explicación lógica del pasar de casi aburrir a tres goles en pocos minutos. La defensa del Real Madrid se durmió, especialmente Danilo, y dejaron toda la banda izquierda para la carrera de Bongonda. Al jugador belga del Celta le dio tiempo a todo, a correr y a pensar. Centró con criterio y tuvo la suerte de que el despeje de Marcelo se fue al mismo centro de la portería, en un error infantil de un defensa. Allí, en el mismo punto de penalti estaba Iago Aspas. Y el gallego esas no las falla. Remató con suma facilidad y puso el susto en el Bernabéu, que se congeló más por el juego que por la temperatura.

Reaccionó bien el Madrid porque a los cinco minutos del golpe de Aspas logró empatar con más corazón que cabeza. Al final, lo que Marcelo había quitado en el primer gol, se lo dio en el 1-1. El brasileño remató de primeras un balón bombeado y acabó marcando un buen gol, que hubiera tenido más minutos de regocijo para el Bernabéu si no fuera porque al siguiente minuto al Madrid le dio un vahído. Perdió el balón en el centro del campo, Aspas conectó con Jonny, que de delantero centro (él es lateral) ametralló a Casilla. 1-2 en un cortísimo espacio de tiempo y en un partido que estaba siendo más que rancio.

Zidane, que veía perder ya la eliminatoria, mandó un mensaje a su equipo quitando a un defensa y sacando a un delantero. Pero, ya fuera sabiéndolo o no, lo que hacía era condenar a un jugador que ya está crucificado por el Bernabéu. Danilo se fue con una bronca de la afición, señalado por su pésimo acierto en el ataque y por sus fallos en defensa. En su lugar salió un Benzema que falló una de esas ocasiones que sirven para recopilaciones de Youtube en la sección de fallos más estrepitosos. El francés se quedó literalmente solo ante un Sergio, portero del Celta, tirado en el suelo. La mandó a las nubes. Era una jugada idéntica a la que marcó Iago Aspas en la otra portería. Eso engrandece el fallo de Benzema, que demostró que de calidad va sobrado, pero de puntería...

Si ustedes se dan cuenta, no se ha mencionado en todo momento a Cristiano Ronaldo. Sencillamente porque no hizo nada. El portugués fue una caricatura del que fue y la pregunta es si este Cristiano, al 25% de su mejor nivel, le vale al Madrid. Cristiano no hizo ni un regate bien, no consiguió ganar una carrera y apenas disparó. Fue un desastre de encuentro, no muy diferente al que hizo en Sevilla.

No tuvo esta vez épica el Madrid. Ni gol en el último minuto ni sustos derivados de los milagros blancos. El 1-2 deja muy abierta la eliminatoria, porque a pesar de la victoria gallega, de muchísimo mérito, el Madrid sigue siendo favorito. Debe ganar en Balaídos por 0-2, una victoria que no sería ni mucho menos una hazaña. El resultado, malo, acarrea una segunda derrota consecutiva después de no perder 40 partidos seguidos. En el Bernabéu no caía derrotada desde febrero de 2016. Las alarmas no se encienden todavía, pero el botón ya está preparado. ¿Se caerá el Madrid de Zidane como se cayó el de Ancelotti? Dos derrotas seguidas trastocan el idílico ambiente del equipo blanco.