El Logroñés, en 4ª división, elimina en Copa a un Girona de Champions con un defensa que jugó de portero en los penaltis
Pol Arnau, lateral izquierdo e hijo del exportero Francesc Arnau, jugó de guardameta por la lesión del titular y acabó siendo decisivo con la parada de un penalti.
La Unión Deportiva Logroñés hizo historia este miércoles tras eliminar al Girona de la Copa del Rey y meterse en los dieciseisavos de final. Y de qué manera. El conjunto de Logroño, de Segunda RFEF, la cuarta división del fútbol español, venció en un partido que tuvo que decidirse con penaltis, en los que el lateral izquierdo Pol Arnau, hijo del exportero profesional fallecido Francesc Arnau, jugó de portero por la lesión del titular, Kike Poyo. Arnau no sólo se puso bajo palos, sino que acabó siendo decisivo parando un penalti.
El conjunto riojano aguantó el 0-0 en el marcador durante los 90 minutos y después la prórroga para llegar a la lotería de la tanda de penaltis. Incluso resistió en el tiempo extra con un jugador menos tras la lesión del portero. El Logroñés ya había hecho todos sus cambios y no le quedó otra opción que poner a Arnau entre los tres palos. El resto ya es historia.
El partido empezó con un Girona superior, pero con poco remate. No estaba cómodo en el césped de Las Gaunas. Stuani perdonó en el minuto 23 con un tiro que dio en el poste, pero los catalanes no tuvieron más oportunidades claras en la primera mitad. Fue el Logroñés, de hecho, quien avisó con dos buenas llegadas y un disparo que se marchó a centímetros de la portería.
La segunda mitad comenzó con una variante táctica de los locales a la que el Girona tampoco respondió; el Logroñés presionó más arriba, para tratar de desorganizar la salida de balón del equipo catalán y lo logró para desesperación de su técnico.
Míchel siguió viendo fríos a sus jugadores y trató espolearles desde la banda, primero. Después, el entrenador del Girona intentó meter sangre nueva y más ambición en el campo con varios cambios.
Pero tampoco encontró respuesta de sus jugadores, que siguieron sin tirar a puerta, confiados en que en algún momento encontrarían el "hueco" para marcar, aunque lo que en realidad ocurrió es que el Logroñés se sintió más cómodo e, incluso, tuvo una buena ocasión en un balón robado por Facchín, que se precipitó en el último disparo.
El Girona seguía sin encontrar un patrón de juego que le llevara a dominar por completo el choque y, aunque cada vez imponía más su físico, tampoco disparaba a puerta. Pudo marcar, eso sí, en un saque de esquina que se paseó frente al portero riojano sin encontrar rematador en el minuto 78.
Pero tampoco hizo mucho más, aunque casi al final del tiempo reglamentario trató de presionar en el área riojana, consciente de que el Logroñés estaba al límite físico. Los catalanes, sin embargo, no tuvieron tiempo de culminar ese empuje y quedaron abocados a la prórroga.
En el tiempo añadido, a pesar de que el Logroñés estaba con un hombre menos y de que tenía un portero de circunstancias, tampoco pasó muchos apuros.
Incomprensiblemente, el Girona apenas tiró a puerta, y tampoco "probó" al inexperto Arnau; al contrario, el joven portero se llevó tres balones fáciles y no pasó más apuros, gracias a que estuvo bien resguardado por sus compañeros, que, incluso pudieron marcar en dos buenas ocasiones de Pau y Madrazo.
Así llegaron los penaltis y el Girona terminó de culminar un auténtico borrón con dos errores que le dejan fuera de la Copa. Pol Arnau fue el héroe inesperado del equipo riojano.