No habían pasado ni 10 minutos de partido cuando Luis Enrique se vio obligado a realizar su primer cambio. Javier Mascherano, que ocupaba el lateral derecho en la zaga azulgrana, tomó el camino de los vestuarios después de que Marcos Llorente, madridista cedido en el Alavés, le golpease de forma involuntaria en la disputa de un balón aéreo.
El golpe, que se produjo en el área del conjunto gasteizarra, dejó a Mascherano aturdido y sangrando profusamente por una brecha en su cabeza, aunque el argentino provocó aún más temor porque en su caída dejó su pierna derecha enganchada y en vez de echarse las manos a la cabeza se las llevó a la rodilla, haciendo saltar todas las alarmas.
El argentino fue sustituido por el portugués Andre Gomes, que ingresó en el terreno de juego mientras el jugador del Alavés Marcos Llorente recibía asistencia médica y le era colocado un aparatoso vendaje sobre la cabeza. Además, el colegiado del encuentro, el aragonés Clos Gómez obligo al jugador del Alavés a cambiarse los pantalones, que habían terminado manchados con la sangre de Mascherano.