Pasan los años, se cambian las leyes, se aumentan las medidas de seguridad y, sin embargo, cada cierto tiempo, ellos vuelven a aparecer. Bajo el nombre de hooligans, radicales o como se les quiera llamar. El fútbol, que desde hace años busca solución al problema, no encuentra respuesta a la barbarie de sujetos a los que les importa muy poco lo que sucede sobre el terreno de juego. La muestra: la batalla campal que han protagonizado los seguidores británicos y rusos en Marsella estos tres últimos días. Una vergüenza para la Eurocopa y para el fútbol. No obstante, una vez acaecidos dichos incidentes, hay una pregunta que queda en el aire: ¿Se podrían haber evitado los incidentes? La respuesta, evidentemente, es que sí.
Francia lleva desde noviembre -cuando se produjeron los atentados en París-, preparando el despliegue de seguridad para la Eurocopa. Además de movilizar a un importante número de efectivos para evitar cualquier atentado, también había previsto destinar a 200 policías de 23 países al Centro de Cooperación Internacional para estudiar los movimientos de los ultras durante esta Eurocopa. Sin embargo, en Marsella no ha funcionado el dispositivo. Los días previos al partido entre Inglaterra y Rusia han dejado un balance total de 35 heridos, 10 detenidos -muy pocos tras ver las consecuencias- y un aficionado en estado grave.
Ante dichos incidentes, el Comité Ejecutivo de la UEFA, tras analizar los incidentes violentos ocurridos entre los seguidores de ambas selecciones, ha enviado a las respectivas federaciones una advertencia en la que no descarta la descalificación de Rusia e Inglaterra si se repiten dichos actos vandálicos. Pero eso es futuro; el presente explica que la organización francesa ha cometido fallos tanto en la identificación de los ultras como a la hora de evitar cualquier batalla campal.
LEY SECA
Francia, que debería haber previsto la llegada de radicales tanto de uno como de otro bando, no llevó a cabo ninguna medida -más allá del dispositivo de seguridad- para evitar los incidentes. Entre los fallos que se le reprochan a la organización, es el de no haber impulsado una ley seca en los días previos al partido. Al fin y al cabo, sí que estaba establecido así para el encuentro entre Inglaterra y Gales que se disputará en Lens el próximo jueves 16 de junio. Y así debería haber sido en Marsella, pues la rutina de los hooligans ha sido la misma durante los tres días previos: bebían, cantaban y se peleaban por la tarde, tirando papeleras, bengalas, proyectiles o lo que fuera necesario. Por tanto, aunque tarde, a partir de ahora, se prohibirá beber los días de encuentro en las cercanías de estadios y fan zones.
El otro gran fallo que se le reprocha a Francia fue no identificar a los hooligans antes de su llegada a Marsella. Los rusos, por ejemplo, habían organizado su ‘expedición’ hace meses. Así se ha confirmado con posterioridad, tras darse por sentado que eran radicales del Lokomotiv de Moscú -los llamados ‘carniceros'-, del Spartak de Moscú -los ‘gladiadores’- y los del Torpedo -los ‘luchadores’-. Todos ellos, vestidos con botas militares, con la cara cubierta y paseando a modo de comandos por Marsella. Pero la culpa no es sólo de las fuerzas de seguridad francesas, sino también de las propias federaciones, que no identificaron a los radicales antes de salir de sus respectivos países. A pesar, por ejemplo, de que Inglaterra estipule que no pueden salir de sus fronteras -en teoría- los aficionados con antecedentes penales.
FALLOS EN EL VÉLODROME
A los errores de Francia hay que añadirle los propios de la UEFA, tal y como reconoció la máxima organización europea tras el encuentro: “Hubo problemas de segregación en el estadio y desde ahora se aplicarán medidas correctivas para fortalecer el despliegue del personal de seguridad en los estadios, en estrecha colaboración con las autoridades locales”, indicó un portavoz. Y lo hizo porque los aficionados rusos entraron al recinto deportivo con bengalas y a la salida tiraron botellas y papeleras a los seguidores ingleses.
Para resolver dichos problemas, habría bastado con que la UEFA instaurara el mismo dispositivo de seguridad que se lleva a cabo en el Calderón cada fin de semana después del fallecimiento de Jimmy hace ya año y medio. Desde entonces, se incluyeron medidas como someter a un control biométrico a los radicales, confirmar la autoría de la persona que porta el abono y la entrada mediante una huella dactilar o realizar cacheos para evitar la entrada de banderas o bengalas al recinto.
Una vez asumidos los fallos, la UEFA -encargada de organizar todo el dispositivo alrededor del estadio- ha anunciado nuevas medidas para asegurar que todo se desarrolla con normalidad en los próximos encuentros, con el Gales-Inglaterra de Lens en el horizonte y como prueba de fuego.
PREOCUPACIÓN EN ESPAÑA
España, para ayudar a Francia y preservar la seguridad de sus aficionados, ha anunciado que el Gobierno mandará al país vecino equipos de la policía nacional para acompañar a los seguidores españoles. Además, también se desplazarán dos equipos de especialistas en desactivación de artefactos explosivos (Tedax) y otro dispositivo de la Guardia Civil a “petición de los servicios de seguridad franceses y coordinados por ellos”.
Con este panorama en el horizonte, el seleccionador Vicente del Bosque instó a todos los aficionados a comportarse correctamente: “Los hooligan dañan la imagen del fútbol, pero no son fútbol. Son gamberros e indeseables que se comportan como tal”, reconoció.
Estos incidentes, acaecidos en los primeros días de la Eurocopa, dejan varios interrogantes en el aire: ¿Se volverán a repetir los enfrentamientos? ¿Han aprendido de esto la UEFA y Francia? Eso se dilucidará durante los próximos días, pues no sólo rusos e ingleses han actuado de forma beligerante, sino también los irlandeses y polacos, que protagonizaron su particular batalla campal antes de su partido en Niza. Y la tercera y última cuestión es si Rusia conseguirá organizar el Mundial en 2018 sin que se produzcan este tipo de incidentes. Por el bien del fútbol, todos esperan que los incidentes hayan sido algo aislado y que no se reproduzcan en los próximos días. Ya se verá.