A la Selección Saharaui de fútbol, como a su población, nadie la ve. Y cuando se deja ver, muy pocos la reconocen. Son capaces de reunir a los jugadores en España, o en los campamentos de refugiados, y jugar en Galicia y en el Kurdistán al mismo tiempo. Son el brazo deportivo de una lucha de más de cuarenta años, encabezada por el Frente Polisario.
La República Árabe Saharaui Democrática (RASD), el Sáhara Occidental, no participa en las eliminatorias de clasificación para el Mundial de Rusia. La FIFA la margina, la aparta, igual que a su patria no le llaman país en las principales organizaciones internacionales. España colonizó el territorio en 1884, y renunció a él –dejándolo en manos de Marruecos y Mauritania– entre finales de 1975 y comienzos de 1976, frente al auge nacionalista de la zona, la creación y actividad del Frente Polisario, y la Marcha Verde de 300.000 marroquís que cruzaron la frontera por orden del Rey Hassán II –todo esto coincidiendo con el final de Franquismo–.
Desde entonces, el Sáhara Occidental persigue su independencia, utilizando todos los altavoces posibles. También, por supuesto, los deportivos. El estatus de nación libre se lo ha negado España, primero, y Marruecos, después –Mauritania duró poco por allí, aterrorizada por la temperatura del conflicto–. Jira Bulahi, del Frente Polisario, es la Delegada en España de la República Árabe Saharaui Democrática. Participa en Intergrupo Parlamentario “Paz para el Sáhara”. Las reuniones de este grupo son más importantes que nunca en estas fechas, ya que España vuelve a presidir el Consejo de Seguridad de la ONU el próximo mes de diciembre. Bulahi ha hablado para EL ESPAÑOL.
“Lo que se le pide a España –como fue un proceso de descolonización mal acabado, y todas las resoluciones de las Naciones Unidas dictan el derecho de la autodeterminación del pueblo saharaui, que pasa por la organización de un referéndum–, es que aproveche su posición ahí para poder permitir esta oportunidad, para que termine este drama después de 41 años. España tiene responsabilidad jurídica e histórica con este territorio. No lo entregó a las Naciones Unidas pero tampoco permitió el derecho de autodeterminación de la población autóctona. Es una oportunidad de oro.”
El Frente Polisario ha vuelto a la prensa en las últimas horas debido a la imputación por parte de la Audiencia Nacional de su líder, Brahim Ghali, por genocidio durante la guerra –contra los presos del conflicto y contra saharauis disidentes, entre 1976 y 1987–. Le cita a declarar el juez José de la Mata, aprovechando que el dirigente estará presente en Barcelona esta semana en una Conferencia Internacional de apoyo y solidaridad con el pueblo saharaui. Jira Bulahi, la delegada del Polisario en España, también estará presente en las jornadas.
Contexto internacional
Para que España presione a Marruecos, con el objetivo de que ceda y permita el referéndum saharaui, siempre surgen problemas. Nuestro vecino del sur cuenta con respuestas muy fáciles, teniendo en cuenta que en el ojo del huracán suele estar la presencia española en Ceuta y Melilla, con la permanente reclamación del mundo árabe que eso conlleva. Además, Francia también se muestra reticente desde el comienzo del conflicto, dada su estrecha relación con Marruecos.
“No creo que eso suponga un problema, cuando para lo que se está pidiendo o exigiendo no necesariamente se tiene que ejercer presión”, aclara Jira Bulahi. “Es una petición que viene de unos derechos que toda Europa defiende, que todas las instancias internacionales defienden, y que está estipulada y consta en resoluciones [la famosa MINURSO, Misión de Naciones Unidas para el Referendum en el Sáhara Occidental]. No hay que pintarlo de nada difícil ni imposible. Contra los saharauis se han tomado medidas incluso prohibidas: se violó su territorio, se quebrantó el orden internacional, se violaron los derechos humanos. Se pide restablecer un derecho quebrantado. Establecer justicia. No se está pidiendo nada del otro mundo.”
Mediante el altavoz del fútbol, el Sáhara Occidental carga con sus proclamas allá donde puede organizar un partido. Siempre ha sido una de sus mejores tarjetas de presentación. Lo saben bien en la vecina Argelia, cuando héroes como Rachid Mekhloufi, internacional francés, se escapó de Francia en vísperas del Mundial de 1958 para viajar por el mundo jugando con la selección creada por el Frente de Liberación Nacional. Pedían lo mismo que pide el Polisario.
Baba Abdelahe y Brahim Bah son los directores de la Federación Saharaui de Fútbol en España. Les es más sencillo organizar todo desde Valencia que desde el otro lado del estrecho. “La selección absoluta normalmente está en el Sáhara. Aproximadamente la mitad de los jugadores provienen de los campamentos. El resto de jugadores provienen del exterior, sobre todo de España”, explica Baba. Tiene 34 años, fue capitán del equipo nacional. Llegó a la Comunidad Valenciana dentro de los programas de acogida, hace veintiún años, y se quedó.
Búsqueda de apoyos
En España la Federación Saharaui de Fútbol busca apoyos y contrincantes. Rivales que sean a la vez compañeros de lucha. Trabajan con las mismas categorías por edades con las que trabaja el resto de federaciones. Su labor tiene como punto de partida la Copa RASD. “Con equipos formados mayoritariamente por jugadores saharauis”, recalca Baba. “La empleamos para ver jugadores, para seguir uniendo al pueblo y para que la causa siga viva.”
“En el Sáhara también hay actividad”, comenta Brahim, el otro directivo de la Federación, “lo que pasa es que les faltan muchas cosas, y no pueden jugar sin balones. Desde aquí intentamos ayudarles, para entre todos conseguir que los jóvenes tengan una base deportiva. Les enviamos esos balones y ropa deportiva. Allí también organizan torneos, pero puede que un año se organice la Copa y al año siguiente no se pueda organizar porque no haya material disponible.”
“Tenemos una selección absoluta aquí en España”, continúa Brahim. “Hemos jugado contra Galicia, contra el Fuenlabrada, contra los veteranos del Celta de Vigo, el Lugo, y otro partido en Santiago de Compostela. Todos esos jugadores viven aquí.” Son conocidas, también, las trabas de Marruecos a todos estos movimientos deportivos. “Nos pone muchos problemas para participar en los torneos, aunque sean de niños. Nos lo ponen muy difícil. Son más potentes que nosotros.” El pasado verano, por ejemplo, la Selección de Marruecos se retiró del Torneo de Fútbol sub20 de L´Alcúdia por la presencia de un equipo saharaui en la categoría alevín. No les hizo ninguna gracia coincidir en el estadio en el desfile inaugural.
Baba va más allá, y milita como el que más desde la Federación: “España intenta tapar la responsabilidad con ayudas. Nuestro problema no es humanitario, es político. El resto son solo parches. Si el Gobierno de España y la comunidad internacional no presionan a Marruecos, no hay nada que hacer. Es una responsabilidad política, histórica y moral. Agradecemos las ayudas pero el problema es político.”
Sus esperanzas futbolísticas, con las que de rebote pueden seguir difundiendo esta delicada problemática, pasan por sus principales jugadores: “Tenemos alguno en 2ªB. Sidahme Sidati jugaba en Sestao River y Real Unión, y ahora está en Leioa, y Mustafá Azmáno estaba en el Alcoyano y ahora juega en el Villanovense”, nos cuenta Brahim. Baba, el excapitán de la selección, tiene buenos pálpitos con el futuro de Ali Radjel Cheikh, actualmente en el juvenil de División de Honor del Rayo Vallecano. Los de Vallecas se fijaron en cómo destacó en el centro del campo de la Conquense.
Taquio Aduh es otro de los actuales miembros de la Selección de la República Árabe Saharaui Democrática. Tiene 25 años y juega en el C.D. Ariznabarra, de Regional Preferente. Antes formó parte del Aurrerá y del Amurrio. El Equipo nacional le llamó hace tres años. Aduh resume para este periódico el sentimiento de no poder representar a su país como cualquier otro futbolista. “La palabra que resume todo es impotencia. Impotencia de ver que otros que están en tus mismas condiciones pueden ejercer de lo que a ti te prohiben.” Y es pesimista en cuanto a una solución temprana. Incluso en términos deportivos. “En lo que al fútbol se refiere, todo está salpicado de política. Y si llevamos cuarenta años sin una solución política, pues deportiva…, quieras o no, van juntas. Es complicado.”
La posición oficial del Gobierno de España respecto al Sáhara Occidental es pública y notoria, y ha quedado para la posteridad de unos cuantos documentos explicativos de su estrategia internacional. "España apoya una solución política, justa, duradera y mutuamente aceptable que prevea la libre determinación del pueblo saharaui en el marco de los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas. España apoya el papel central de las Naciones Unidas en la búsqueda de una solución y mantiene su compromiso humanitario con el pueblo del Sáhara Occidental, siendo el primer donante bilateral de ayuda a los campamentos de refugiados."
La actitud del Frente Polisario
Es lógica, de todos modos, la constante inquietud por si el Polisario, cansado de la vía política, decidiera algún día volver a las armas. El alto el fuego de 1991 vino, no en vano, con la promesa del referéndum que nunca tuvo lugar. “Al Frente Polisario se le obligó en 1975, se le impuso una guerra injusta”, lo justifica la Delegada. “Se le colocó entre la espada y la pared. Tenía que defenderse. Me temo que se está imponiendo lo mismo hoy en día. Y lo que debería recapacitar todo el mundo es que en el estallido de una guerra en la zona del Sáhara invadida por Marruecos, ya nadie puede delimitar fronteras. Podría salpicar, en una zona ya de por sí convulsa e inestable. Hay que colaborar para que la vía pacífica reine por la solución lógica, razonable, justa y duradera.”
Así pues, se confirma que, por desgracia, si se mantiene el bloqueo de Marruecos y Francia, y la inactividad o incapacidad española, el conflicto armado puede regresar. La imputación del líder del Polisario puede que haga replantearse su estrategia a la organización, que en los últimos tiempos solo pasaba por una apuesta de paz. “Nos lo están imponiendo. Se está violando constantemente el primer punto del plan de paz auspiciado por las Naciones Unidas”, repite Bulahi, para que el mensaje quede claro.
El fútbol, en paralelo, sigue siendo una de sus más ágiles herramientas para denunciar un olvido histórico. Tal vez, con suerte, un futuro cercano nos depare un torneo cuadrangular entre las selecciones absolutas de España, Marruecos, Francia y el Sáhara Occidental. Hacen falta balones, camisetas, un referéndum y poco más.