José Mourinho ha pasado por años realmente difíciles. Su brillo especial y su carácter ganador se habían apagado en unas últimas temporadas en las que no había conseguido dar con la tecla en los diferentes equipos por los que había pasado. Sus últimas aventuras en Inglaterra no fueron satisfactorias y su llegada a la Roma fue toda una sorpresa. Para muchos incluso una decepción. Suponía bajar varios peldaños después de haber entrenado a equipos como el Real Madrid, el Chelsea, el Manchester United o el Inter de Milán.
Sin embargo, su llegada a la ciudad eterna podía suponer también el parón que necesitaba su carrera para tomar fuerzas y relanzar un proyecto desde abajo y llevarlo a lo más alto. No ha sido fácil, pero poco a poco, Mourinho va encontrando el camino de la felicidad en una gran urbe como Roma en la que el fútbol no tiene un protagonismo total.
La rivalidad entre Lazio y Roma es grande, pero son dos equipos que no están acostumbrados a vivir en la élite. No obstante, Mourinho ha devuelto al equipo romanista a una final europea, algo que no se producía desde 1991. Será en la Conference League, el tercer torneo en importancia para la UEFA, pero un título al fin y al cabo. La oportunidad para volver a sentirse ganador y de llevar un nuevo trofeo hasta sus vitrinas.
Lógicamente, sería la primera que consiga el portugués, ya que es la primera edición de este nuevo torneo. Pero Mourinho podría presumir de tener en sus vitrinas los tres grandes torneos continentales: Champions, Europa League y Conference. Sin duda alguna, no será un reto menor para él y no tardará en concienciar a sus jugadores de que ese tipo de partidos no se juegan, se ganan. Además, el portugués sabe que muchos le estarán esperando para tildar de fracaso que su equipo no se haya llevado la victoria en esta competición.
Una Conference para volver
Hace justo un año, la Roma anunciaba el fichaje de José Mourinho como su nuevo entrenador. El portugués no iba a sentarse en el banquillo hasta el mes de julio, pero desde el club italiano querían anunciarle ya a su afición que habían conseguido convencer a uno de los mejores entrenadores de la historia para relanzar su proyecto.
El técnico luso llegaría a la conclusión de la etapa de Paulo Fonseca con la intención de volver a llevar hasta la élite en Italia a uno de los clubes más históricos del país transalpino. Sin embargo, se trata de un proyecto muy diferente a todos a los que había llevado a cabo Mourinho en su carrera, incluso el último que con el que había fracasado en el Tottenham. Allí disponía de jugadores de la talla de Harry Kane, Son o incluso Gareth Bale, quien llegó cedido desde el Real Madrid.
Sin embargo, la materia prima con la que se encontró en la Roma a su llegada dejaba mucho que desear. Aunque pudo hacer fichajes, no eran nombres que pudieran compararse a los que había tenido en otros proyectos. Pero el portugués confiaba igualmente en poder llevar de nuevo la gloria a una afición falta de alegrías.
Sus principales movimientos fueron el delantero del Chelsea Tammy Abraham, que se ha convertido en el pichichi del equipo, el central del Hellas Verona Kumbulla y el ariete del Genoa Shomurodov. Nombres que sin duda no son muy conocidos, pero que le han servido al portugués para armar un equipo competitivo y que tiene la oportunidad de luchar por su primer título desde el año 2008, cuando ganaron la Copa de Italia, su última conquista.
Los italianos no han tenido un camino fácil en esta Conference League a pesar de que se trate de un torneo de menor entidad que otras competiciones. Terminaron primeros de su grupo tras una dura pugna con el modesto y sorprendente Bodo Glimt, que consiguió endosarles una dolorosa goleada por 6-1. Ese fue uno de los puntos de inflexión de la participación de la Roma en el torneo, pero no sería el único.
Tras avanzar de ronda, los de Mourinho fueron tumbando rivales como el Vitesse, el propio Bodo Glimt, con el que perdieron la ida por 2-1 y al que golearon por 4-0 en la vuelta, y por el último el Leicester. Sin duda, los ingleses fueron la piedra más dura de su camino, aunque no la única. Gracias a su victoria en el partido de vuelta en casa, los romanistas consiguieron ese ansiado pase a la final. El equipo italiano ha conseguido hacer del Estadio Olímpico un fortín y gracias a eso han ido superando ronda tras ronda hasta meterse en la gran final.
El próximo 25 de mayo, la Roma tendrá la oportunidad de llevarse un título europeo que puede suponer una gran oportunidad para volver a escribir su nombre entre los grandes del continente. Una Conference para volver a creer y para ver de nuevo a Mourinho luchando por una copa, algo que ha caído en el olvido en los últimos años. Enfrente estará el Feeyenord, que intentará aguar la fiesta y el retorno soñado de una ciudad y un técnico históricos.
El retorno de Mourinho
Esta final no solo supone la vuelta de la Roma a un lugar preferencial del fútbol europeo. También el regreso de José Mourinho a la élite. Quizás por eso, tras el final del partido contra el Leicester que sellaba el pase a la final, el luso rompía a llorar. Un entrenador que sabe lo que es ganar la Champions y que ha triunfado en las mejores ligas europeas, vibrando y rompiéndose por el pase a la final de una competición creada por capricho de Ceferin y que goza de poca importancia y protagonismo.
Pero Mourinho ha pasado unos últimos años complicados. Muchos le consideran fuera ya de los mejores entrenadores del mundo, ese escalafón que se reserva a los Ancelotti, Guardiola, Klopp, Tuchel y compañía. Él, que siempre ha sido The Special One, opacado por todos los técnicos de equipos punteros en Europa.
Y es que los últimos proyectos profesionales de Mourinho no han sido nada positivos. Ha ido acumulando fracaso tras fracaso desde que terminó su última buena etapa en el Chelsea tras abandonar el Real Madrid. Primero en el Manchester United, donde solo consiguió un subcampeonato de la Premier League y una Europa League, y después en el Tottenham, donde dejó algunos meses de buenos resultados antes de ser despedido, como ya le sucedió en aquel Chelsea.
Situaciones a las que un entrenador de élite no se suele ver expuesto y que han minado la moral y la confianza de un Mourinho que ha permanecido en el ostracismo durante esos años y durante buena parte de este curso en Italia. En la Serie A, el equipo va camino de cumplir su gran objetivo, que era ocupar plaza de Europa League una vez la Champions se complicó en gran medida. Y gracias a esa Conference, ahora han obtenido esa oportunidad de sumar otro título a las vitrinas.
La última conquista de Mourinho fue aquella Europa League ganada con el Manchester United en el 2017. Y desde entonces, cinco años de sequía y de malas decisiones que han ido empeorando los números de una carrera marcada por el sello de la leyenda. El que fuera nombrado como mejor entrenador de lo que va de siglo XXI el curso pasado, sueña con volver a lo más alto y ya ve en esa final de la Conference League la oportunidad de resurgir y de sumar el título 26 a sus vitrinas.
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