La Premier League se ha caracterizado siempre por ser una competición en muchos aspectos. En reformas arbitrales, en materia económica y también en cuestiones sociales, especialmente cuando se trata de la protección de los futbolistas. En Inglaterra se persigue a los aficionados que insultan por redes sociales, pero también se controlan las publicaciones de los jugadores que pueden incitar al odio y la violencia.
Uno de los asuntos que más suelen controlar, perseguir y estudiar son los asuntos relacionados con el racismo. Por ello, la liga inglesa fue una de las primeras competiciones de fútbol en las que se puso en práctica la conducta visible de hincar una rodilla en el suelo antes del inicio de cada choque. Una conducta que se extendió a muchos países y competiciones para visibilizar la lucha contra esta lacra.
Sin embargo la Premier League ha decidido ahora cambiar su forma de actuar y ha tomado el camino de eliminar ese icónico momento de que todos los jugadores se arrodillen antes del pitido inicial. La dirección del campeonato inglés ha optado por reservar este acto solo para determinados partidos para intentar no hacer algo cotidiano y común de lo que debería ser una forma de visibilizar algo muy importante. Por ello, quieren dotarlo de un carácter excepcional para intentar que recupere toda su fuerza y su poder mediático.
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La Premier cambia el paso
Ya es oficial, a pesar de que la confirmación llegará durante este fin de semana cuando la Premier League alce el telón con los primeros partidos del curso. Todos los capitanes de todos los equipos de la primera división han llegado al acuerdo de no volver a repetir el gesto que tan viral se hizo durante estos últimos años. Ya no habrá que arrodillarse antes del pitido inicial.
Un ritual que ha formado parte de estas últimas dos temporadas en el fútbol británico y que se ha extendido a otros campeonatos. Es este hecho lo que ha provocado que ya se vea como algo normal y que no llame la atención tanto como debería. En la normalización está la pérdida de poder visual y la nula concienciación de la sociedad de que el racismo es una lacra más propia de épocas pasadas que no debería tener cabida en los tiempos actuales.
Por eso, la conducta pasará de ser algo casi obligatorio a ser solo un acto propio de la ceremonia de los grandes partidos de la temporada. Algunos ya están establecidos como el debut de este fin de semana, el mítico boxing day o la final de la FA Cup. Días especiales y claves para el fútbol inglés que intentarán darle a este gesto el impulso que obtuvo durante sus inicios.
A la Premier League llegó hace un par de años, pero se podría decir que su origen es reciente, aunque se haya utilizado a lo largo de la historia, estuvo en la NFL gracias a la iniciativa tomada por el mediático jugador Colin Kaepernick. A partir de ahí se fue extendiendo a otros deportes como el baloncesto, en particular la NBA, o la Fórmula 1.
El momento de más apoyo que este gesto obtuvo fue durante la viralización de las protestas contras las muertes de personas de raza negra producidas en Estados Unidos durante la primera mitad del año 2020. Casos como los de Breonna Taylor o George Floyd provocaron que muchas personas incluso se olvidaran de los efectos de la pandemia de la Covid-19 para salir a las calles a clamar venganza y libertad amparados en la corriente del Black Lives Matter. Un icónico lema que se extendió por todo el planeta y que tuvo su espacio en el fútbol con el gesto de arrodillarse como señal de protesta.
El reto de Adama
Un jugador que se sintió especialmente tocado por esta situación fue Adama Traoré. El jugador nacido en L'Hospitalet de Llobregat, pero con ascendencia de Mali, ha tenido que convivir con el racismo en los campos de fútbol durante toda su vida. Por ello, se sintió muy identificado cuando competiciones como la Premier League decidieron adoptar conductas de condena de la xenofobia. Él siempre ha defendido que es clave intentar educar a aquellos que no saben comportarse dentro de una sociedad.
La pasada temporada, Adama consiguió uno de sus grandes retos, regresar al FC Barcelona. Tras varias semanas de pelea, Adama volvió a ponerse la camiseta del club que le había visto crecer en sus categorías inferiores tras un fichaje que llegó en el mes de enero del año 2022. Fue uno de los primeros fichajes del nuevo proyecto de Xavi Hernández.
A pesar de que no consiguió cumplir con las expectativas puestas en su fichaje tras un inicio prometedor, sí consiguió dejar su sello con algunas conductas. Adama Traoré, que ahora ha regresado de su cesión rumbo al Wolverhampton para proseguir con su carrera, consiguió que el FC Barcelona fuera el primer club español que repetía el gesto que tanto se había visto en la Premier League. Fue durante un partido de Europa League contra el Nápoles. Aquel día, el Barça hincó rodilla en lo social, pero no en lo deportivo.
Tal y como ha explicado el propio jugador ahora al medio The Guardian, decidió dar una charla en el vestuario para intentar concienciar a sus compañeros de que era necesario hacer visible la lucha contra el racismo también en España. Por eso, después de convencer a los jugadores del Barça, estos avisaron a los del Nápoles que querían llevar a cabo esta especie de ceremonia. Todos aceptaron y dejaron una imagen que fue icónica para España.
Una victoria para Adama Traoré de la que se siente muy orgulloso porque también era un éxito moral en la lucha contra el racismo. Aunque lo cierto es que no arraigó y más allá de esa eliminatoria, no se volvió a repetir en los partidos que los equipos españoles disputaron en La Liga. Por ello, Adama puede atribuirse el mérito de haber conseguido que el gesto de Colin Kaepernick se hiciera por primera y última vez en España. Un pequeño gesto del que se siente muy orgulloso.
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La batalla de Adama
En su conversación con el medio The Guardian, Adama relata cómo han sido sus luchas con el racismo durante toda su vida. Una batalla que parece no tener final y que él acusa a la falta de educación a la sociedad que todavía no ve como un problema y como algo nocivo este tipo de conductas que derivan en insultos, abusos y violencia.
Adama ha jugado durante seis años en Inglaterra y ahora se prepara para iniciar un nuevo curso en las filas del Wolverhampton. Sin embargo, la sombra del racismo le persigue ya que asegura que las gradas británicas no son precisamente las que más libres están de este tipo de situaciones. Es un mal muy extendido y que cada vez contamina a más gente que quizás no se atreve a hacerlo de manera pública o cara a cara con el jugador, pero sí en el anonimato de las redes sociales.
El jugador de la selección española está participando en el programa de Common Goal que pretende visibilizar la condena al racismo. Y Traoré ha decidido seguir sus pasos porque ve necesario pasar a la lucha. Para él, todo se resume en "educación y empatía". Estos programas tienen iniciativas contra la discriminación, programas de formación para directivos de clubes, actividades para aficionados y proyectos comunitarios locales para la integración.
Adama ha convivido con el racismo en Inglaterra, pero también en España. Durante su breve etapa en el Barça le sorprendió que aquel gesto que él intentó inculcar solo fuera repetido por algunos jugadores más durante varios partidos de las competiciones europeas, pero no en La Liga. Tampoco durante la participación de la Selección en la Eurocopa. Partidos políticos como Vox llegaron a criticar la petición de estos gestos y celebraron que no se repitieran: "Mientras algunos se arrodillan, un patriota se mantiene de pie".
Traoré habla así de la creciente propagación de ciertos idearios políticos que no condenan la lucha contra el racismo y que son acusados frecuentemente de fomentar esta lacra: "Es una realidad. El racismo está ahí. Hay gente racista que sigue promoviendo la idea de que el hecho de tener un color de piel diferente te hace inferior". Él considera que esta lucha está más arraigada en Inglaterra que en España, aunque defiende que debe ser una lucha global y que aficionados que silban e insultan a los jugadores que se arrodillan hay en cualquier parte del mundo. Incluso aunque estos sean blancos.
El jugador de los 'Wolves' defiende que el gesto de arrodillarse como tal no despierta una confrontación, si no que es la explicación que trae consigo la que hay que divulgar y a la que muchas personas se oponen, principalmente por una involución de su cultura. Adama recuerda una valiosa anécdota que rescata de la experiencia de la leyenda Rio Ferdinand.
"Hubo una charla con Rio Ferdinand y recuerdo que le hablé del hijo de un fisioterapeuta. Es un niño, no lo sabe, pero ves a gente que admiras y preguntas: '¿Por qué se arrodilla mi jugador favorito? Entonces el padre le explica: los niños de tu colegio de otras etnias o de distinto color de piel son iguales que tú; no son inferiores. Pero el racismo es una realidad, así que se arrodillan por esto, esto y esto. Esa es la necesidad".
Adama ha tenido que convivir con el racismo durante prácticamente toda su vida. Sus padres nacieron en Mali, pero llegaron a España en los años 80 y se instalaron en L'Hospitalet de Llobregat, uno de los barrios más densamente poblados de Europa y uno de los pocos lugares con una comunidad inmigrante significativa en ese momento. "Cuando era joven, ibas a las discotecas de Barcelona y te encontrabas con que los negros no podían entrar. En la escuela, ciertas personas decían: 'Negros, no'. Estabas separado, fuera. Comentarios como 'los negros no huelen bien', todo tipo de cosas, prejuicios".
Ahora, Adama entiende que la Premier haya decidido cambiar su manera de actuar a pesar de que siga pensando que es necesario visibilizar la lucha contra el racismo. Cree que esto puede ayudar a aquellos que se han cansado de denunciar porque piensan que no van a conseguir nada. Un respiro para volver con más fuerza. Y también para que aquellos que como no lo sufren, consideran que la lucha no va con ellos. Por último, Traoré deja una reflexión que cree que se debería extender en España.
"¿Cuál es la mejor respuesta al abuso en el campo? ¿Irse? En Inglaterra hacen algo importante: identificar y encontrar a la persona concreta. La gente que está a su lado no es responsable y no debe pagar. Pero hay un momento en el que los capitanes pueden intervenir, cuando no se trata de uno sino de muchos: ir al vestuario o denunciarlo a la FA. Y luego, si se sanciona a los clubes, que actúen, que tengan cuidado con quiénes asisten. El mejor castigo para mí, aparte de las prohibiciones y demás, serían las clases. Comprensión, educación. ¿Por qué lo has hecho? No estoy a favor de que el odio se responda con más odio".