La España del futuro no tiene todavía el poderío de la del pasado, a tenor de lo visto este sábado en Granada. La selección de Lopetegui cumplió ganando a Macedonia y conserva el liderato compartido (con Italia) de su grupo tras un partido discreto y relativamente estático que acabaría siendo desbloqueado en la primera parte por un gol en contra del central Velkoski y endulzado por dos goles en el tramo final del encuentro, cuando Macedonia ya había aceptado la derrota. [Narración y estadísticas: España 4-0 Macedonia]
Los balcánicos se presentaron con un equipo cerrado atrás, como se esperaba, con el eterno Pandev y Nestorovski cazando tórtolas a la espalda de Busquets. España cercó a los balcánicos desde el minuto 1, como también era de preveer, con Koke y Silva como motores y niveles de posesión (un dato en decadencia) del 70%.
España fue paciente, como de costumbre, confiando en Silva o un Thiago incomprensiblemente apático para el último pase veloz a un Morata que se fajaba con tres centrales. La primera ocasión (y clara) fue, sin embargo, para los visitantes: un cabezazo franco tras un centro en semifallo que Mojsov dirigió al cuerpo de De Gea para dar el primer susto al público granadino.
Segundo susto
En Los Cármenes, no obstante, se siguió haciendo la ola mientras España llegaba al área un par de veces con Vitolo de estilete y amagó peligro (pero sin más). Macedonia era potente y ordenada en la presión y notó que su rival no andaba tampoco sobrado de ritmo: adelantó incluso la presión y trató a los locales sin miramientos durante unos minutos. Fue justo en esa fase cuando Pandev rozó el gol en otro cabezazo, con De Gea batido, y aportó una segunda dosis de sorpresa al encuentro.
La selección de Lopetegui mejoró tras el segundo aviso y Morata probó a Dimitrievski (portero del Nástic de Tarragona, sustituto de Aleksovski, lesionado en el entrenamiento) dos veces, minutos 21 y 24, en jugadas trenzadas. Los mecanismos de repliegue macedonios eran buenos para un equipo con cero puntos de nueve posibles; España llegaba a la media hora con el mono de trabajo puesto.
Una torpeza del central Velkoski tras un centro de Carvajal estropeó la tarea macedonia en el minuto 33 y premió la insistencia de una selección poco brillante, ordenada y trabajadora pero que echaba de menos a algunos ilustres ausentes. Mucho juego volcado por la banda derecha, con poca movilidad y menos capacidad de sorpresa aún. España dominaba de forma aplastante, sin generar situaciones de superioridad ni dar demasiadas alegrías a Los Cármenes. Un primer tiempo de aprobado raso y poco vistoso pese a pitarse solo a tres faltas. 45 minutos aburridos.
Falta de remate
Tras el descanso, sin sustituciones, el cambio principal era el humor de la gente, menos festivo que al principio. Un error grave de Bartra que él mismo solucionó (con suerte) volvió a dar un susto al seleccionador nada más reanudarse el juego. España generó una ocasión inmediatamente después, espoleada por Vitolo, y mostró carácter, aunque su dependencia de la banda derecha era probablemente excesiva. Silva se dio cuenta y trató de repartir juego por el otro lado: faltaba remate, pero llegaba con más persistencia que antes.
El vicio del estatismo era el principal riesgo para los españoles: un comportamiento paradójico, achacable probablemente al peso de la responsabilidad, para algunos jugadores llamados a tomar el testigo de varios ausentes. Lopetegui refrescó el ataque en el minuto 59 y metió a Aduriz por Morata: un veterano en el equipo del futuro.
El cambio fue la antesala del segundo gol: Vitolo aprovechó un mal rechace tras una buena jugada por la izquierda de Busquets y Silva y trajo la tranquilidad desde el área pequeña. Otro gol con fortuna, producto esta vez de un asedio creciente. Con el 2-0 en el zurrón, cabía reconocerle a España haber sujetado bien a Pandev y a Nestorovski en los balones largos y la paciencia. Cuando el partido anunciaba ya una fase declinante, Macedonia volvió a mostrar los dientes con un remate de Pandev y un derechazo de Enis Bardhi que permitió el lucimiento de De Gea.
Isco (vitoreado) entró por Koke en el 70 y el encuentro discurrió sin demasiado brillo ni interés, controlado por la medular para ir agotando los minutos. Para terminar con un regusto mejor, Monreal empalmó desde la izquierda un pase de Carvajal y se estrenó como goleador con la ‘Roja’. Un minuto después, en el 84, una magnífica jugada colectiva terminó con el cuarto, de Aduriz (su primer gol en partido oficial con España). El granadino Callejón disfrutó de unos minutos, reemplazando a Vitolo, cuando la victoria ya estaba siendo celebrada y España afronta la parada de cuatro meses en una posición muy desahogada.