Después de los Juegos Olímpicos de invierno en Sochi 2014, el Mundial de fútbol es el gran escaparate de Rusia hacia el mundo. Vladimir Putin tiene una clara idea de la imagen de país que quiere trasladar y el juego de la selección rusa será fundamental para conseguirlo, aunque visto lo visto el grupo de Stanislav Cherchesov no parece estar por la labor de ayudar a su presidente en la tarea.
Después de clasificarse de forma directa como anfitrión y jugar un amistoso tras otro en los últimos dos años, el conjunto ruso es un grupo encajado malamente, con unos resultados que en nada invitan al optimismo y con más lagunas que cualquier otra cosa en casi cualquier faceta del juego.
La mejor prueba de ello es que, a falta del último encuentro amistoso, que disputará frente a Turquía días antes del inicio del Mundial, Rusia acumula seis partidos consecutivos sin conocer la victoria y ha encajado 10 goles en sus últimos cuatro choques. Es verdad que tres de esas derrotas llegaron ante Brasil, Francia y Argentina, pero también lo es que su última derrota fue en un pobrísimo encuentro ante Austria (1-0), una selección que ni siquiera se ha clasificado para el Mundial.
Encuadrado en el grupo B junto a las selecciones de Egipto, Uruguay y Arabia Saudí, los anfitriones tendrán complicado acceder a los octavos de final, lo que podría considerarse su gran objetivo en su propio Mundial porque soñar con ir más allá...
Puntos débiles y fuertes
La condición de anfitrión sin duda ayuda. Así ha quedado demostrado con el correr de los años y difícilmente Rusia será una excepción a la norma. En cualquier caso, Cherchesov tiene un panorama considerablemente complejo ante sí. Si Rusia no ha conseguido jugar decentemente en dos años la cercanía del Mundial no va a obrar milagros. Como quedó patente ante Austria, los anfitriones tienen una dificultad muy seria para construir juego, lo que implica dos consecuencias directas: 1) Feder Smolov, el delantero centro que además atraviesa una sequía considerable de cara a gol, es una isla rodeada de rivales, y 2) las pérdidas continuas de balón se convierten en contraataques facilísimos para los rivales.
La estrella: Igor Afinkeev
El capitán de Rusia es tan fijo en el once titular como irregular en sus actuaciones. Famoso durante las últimas 11 temporadas por encajar al menos un gol en todos y cada uno de los encuentros de Champions League que ha disputado con el CSKA de Moscú -ha dejado el récord en 43 partidos consecutivos-, el meta es la gran estrella de una Rusia huérfana de figuras de otros tiempos como Andrei Arshavin o Román Pavliuchenko. Desde luego en los últimos amistosos, el meta ha sido el jugador más determinante de los últimos amistosos. Y menos mal porque sin él algunos resultados podrían haber sido escandalosos. Si consigue la ayuda de Denis Cheryshev en la otra punta del campo...
La convocatoria
Porteros: Igor Akinfeev (CSKA Moscú), Soslan Dzhanaev (Rubin Kazan), Vladimir Gabulov (Club Brujas) y Andrei Lunev (Zenit San Petersburgo).
Defensas: Mario Fernandes (CSKA Moscu), Vladimir Granat, Ruslan Kambolov, Fedor Kudryashov (Rubin Kazan), Ilya Kutepov (Spartak Moscú), Roman Neustädter (Fenerbahçe), Konstantin Rausch (Dinamo Moscú), Andrei Semenov (Akhmat Grozny) e Igor Smolnikov (Zenit San Petersburgo).
Mediocampistas: Denis Cheryshev (Villarreal), Alan Dzagoev (CSKA Moscú), Aleksandr Erokhin (Zenit San Petersburgo), Yuri Gazinsky (F.C. Krasnodar), Aleksandr Golovin (CSKA Moscú), Daler Kuzyaev (Zenit San Petersburg), Anton Miranchuk (Lokomotiv Moscú), Aleksandr Samedov (Spartak Moscú), Aleksandr Tashaev (Dinamo Moscú), Yuri Zhirkov (Zenit San Petersburgo) y Roman Zobnin (Spartak Moscú).
Delanteros: Fedor Chalov (CSKA Moscú), Artem Dzyuba (Arsenal Tula), Aleksei Miranchuk (Lokomotiv Moscú) y Fedor Smolov (Krasnodar).
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