Si Iago Aspas y Rodrigo aportan movilidad a la delantera de España, Diego Costa (Lagarto, Brasil, 1988) pone la garra. Es el ‘9’ más puro que existe en la selección. Ese puesto se lo había disputado con Morata en las últimas listas de Lopetegui, pero en el Mundial de Rusia el hispanobrasileño se ha quedado solo. Es el favorito con Hierro.
Aunque su juego siempre ha sido cuestionado por los aficionados de la selección, es el delantero en el que los últimos seleccionadores nacionales han tenido más confianza. Tras debutar con Vicente del Bosque en marzo de 2014, unos meses antes de que se disputara el Mundial de Brasil, fue el elegido para ser la referencia en ataque del equipo. Sin embargo, en la etapa de Del Bosque como seleccionador jugó ocho partidos. Tardó 514 minutos en marcar su primer y único gol a las órdenes del salmantino.
Con Julen Lopetegui sus cifras en la delantera mejoraron. En sus 13 partidos juntos, Costa ha marcado seis goles, cinco de ellos en la fase de clasificación. Una cifra que le ha valido para ser el máximo goleador de la selección (junto a Morata, Silva e Isco) en esos partidos oficiales.
Costa se perdió varios encuentros por sus discrepancias este año con Conte, entrenador del Chelsea, que le apartó del equipo a final de la temporada pasada. Costa regresó en enero al Atlético de Madrid y allí, a base de goles, se ganó volver a vestirse de rojo.
Diego Costa encarna a la perfección el cholismo dentro del campo. Es sinónimo de luchar cada balón, de molestar a los defensas. Un estilo aguerrido que contrasta con el sutil despliegue técnico de sus compañeros de selección. Mientras que Costa se encuentra cómodo con espacios abiertos para correr, Iniesta y Silva no tienen problemas para escabullirse de las encerronas de sus rivales. Ellos juegan al primer toque, Costa no es el máximo exponente de la elegancia.
Pero el rojiblanco es un delantero que juega con toda el alma. Un ejemplo de ello es el gol que abrió el marcador en el 6-1 ante Argentina. Es el delantero rojiblanco el que presionó para que Iniesta robara el balón. Después buscó el pase colándose entre los centrales y se arrastró para marcar llevándose al portero y a un defensa por medio. Costa acabó tocado de la rodilla, pero marcó.