Fernando Hierro llegó al banquillo de España a dos días del inicio del Mundial. No es que fuera la mejor de las llegadas, al contrario, era una situación anómala con la que era muy difícil entrenar. El exjugador del Real Madrid aceptó el cargo quizá porque no le quedaba otra. Rubiales, al que el orgullo le pudo más que la responsabilidad, se encomendó a él como transición dulce. El tiempo ha demostrado que fue un gran error.
Al histórico jugador del Real Madrid y España todo le ha venido muy grande. Su única experiencia, hasta este Mundial, había sido un año en el Real Oviedo al que fue incapaz de clasificar a los playoffs de ascenso a Primera División, objetivo aquél año del conjunto asturiano. Como no lo consiguió no siguió y volvió al cargo de director deportivo de la Federación Española, un puesto cómodo, sin mucha responsabilidad de cara al público.
Cuando cogió el puesto de entrenador a Hierro le faltó una preparación previa. Y de ahí el error de su nombramiento. Ya no solo es que se despidiera al técnico que llevaba dos años, que había elegido a los 23 jugadores para ir a Rusia y el que tenía la preparación hecha desde los últimos meses (tanto la suya como el estudio de los rivales), sino que nombró a uno, Hierro, sin apenas conocimiento.
Si algo ha quedado claro en este Mundial que quedará como un mal recuerdo para España es la falta de ideas del seleccionador, que no quiso aclarar si seguirá en el cargo. "Es o ha sido un placer entrenarlos", repitió Hierro tras el partido, manejando los tiempos verbales para dejar abierto su futuro a la vez que elogiaba a sus jugadores. Que el malagueño continuara en el cargo sería otro error por el manifiesto desconocimiento que ha mostrado en el Mundial. El propio Hierro debería dimitir o, en caso negativo, Luis Rubiales debería actuar.
Y no porque haya que acusar a Fernando Hierro de ser el culpable del fracaso del Mundial (al contrario, él aceptó un duro reto y eso ya debe ser reconocido) sino porque el que fuera central de la selección debe aceptar que necesita tiempo para prepararse como técnico. Se debe formar, mejorar en aquellos aspectos que hacen a un técnico y a partir de ahí incorporarse al mundo de los banquillos una vez ya preparado.
Si a Hierro ya se le vio superado en los tres partidos de la fase de grupos, especialmente en el último duelo ante Marruecos, el encuentro de octavos ante Rusia le finiquitó. Y eso que lo arrancó con un 'ataque' de entrenador que fue bien visto por la mayoría de los aficionados. Quitó a Iniesta y Carvajal, que estaban mal, y sacó a Nacho y Asensio. Recuperó a Koke y siguió apostando por Diego Costa, que por mucho que muchos sectores le critiquen, ha sido de lo mejor de España en el Mundial. Pero una vez comenzado el partido, Hierro no se enteró.
España tuvo una manifiesta falta de ideas y de soluciones. Con 1-0, gol que llegó otra vez de rebote, España se negó a ir a por el segundo gol y finiquitar el partido. Con el empate, por el error infantil de Piqué al cometer penalti, tocó y tocó. Rusia defendió y 'La Roja' fue incapaz de saber como se contrarrestaba eso. Ni plan B ni alternativas. Se siguió jugando al toque, manteniendo una posesión inútil sin peligro alguno y sin ocasiones de peligro.
Los cambios volvieron a tardar. Salió Iniesta en el 67' (primer cambio) pero no fue hasta el 80' cuando volvió a hacer el siguiente (antes sacó a Carvajal por la lesión de Nacho). Hierro, otra vez, quitó a Diego Costa y sacó a Aspas. No quería jugar con dos delanteros cuando Rusia solo defendía. Improvisó tanto el seleccionador que ya en la prórroga sacó a Rodrigo por Asensio, es decir, puso a dos delanteros pese a que antes no había querido. Rodrigo Moreno fue el único que cambió algo, que corrió, que buscó el balón y que tiró. Saúl, por ejemplo, sin jugar ni un solo minuto pese a ser uno de los que mejor disparo desde lejos tiene, algo que el partido pedía a gritos.
"Si alguien busca responsabilidades, me pongo a la cabeza", reconoció Hierro tras acabar el partido. El seleccionador no esquivó su papel. Y eso le honra, como también le honraba aceptar un reto que ya nacía difícil. Él, porque no era su trabajo, no preparó durante dos años el Mundial ni tampoco estudió a sus rivales los últimos seis meses (cuando se hizo el sorteo). Él, porque no le quedó otra, se colocó al frente de un equipo formado por otro y esperó también a la calidad individual de jugadores, salvo Isco, empequeñecidos en el Mundial.
Sin embargo, a Hierro se le vieron deficiencias que seguramente con el tiempo corregirá. Se debe formar y volver con más conocimiento. El Mundial es el evento más importante del mundo del fútbol y a Fernando aún le quedan muchos escalones para dar el nivel ahí. No se debe olvidar su generosidad al coger a una selección descabezada pero tampoco su mal Mundial. Todo hay que ponerlo en el resumen del torneo.
Fernando Hierro debe dar un paso atrás o Luis Rubiales hacerle ver que su tiempo ahora no está en la selección. Posiblemente en unos años estará preparado y será el técnico ideal, pero en estos tiempos el reto le vino muy grande. Fue un error nombrarle y sería otro fallo su continuidad. España necesita regeneración en todos los sentidos. Y más nivel en su banquillo, así como liderazgo en el mismo.
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