La estrella la puso Álvaro Morata en el España - Suecia. El jugador sigue sumando buenos momentos en el mundo del fútbol para tratar de dejar atrás un gafe que le ha perseguido durante su carrera y que también ha sido motivo de burla. La Selección vuelve a refrendar la figura de su héroe en un nueve, en el momento en el que Luis Enrique parece optar por uno falso entre Mikel Oyarzabal y Ferran Torres. Ha aprovechado estas bajas y, sobre todo, deja atrás el fantasma de la Eurocopa.

Allí se sumió en una montaña rusa de sensaciones en la que pasó de villano a héroe y de héroe a villano cada partido. Incluso en el mismo encuentro. En esas semifinales ante Italia anotó el tanto del empate que enviaba el choque a la prórroga. Del éxtasis pasó a la decepción al fallar el lanzamiento de penalti que le tocó. Estaba igualado el desenlace después de que no entrasen los dos primeros de los dos equipos. Su error decantó la balanza y terminó con la eliminación de la Selección.

Este domingo el equipo de Luis Enrique no jugó un gran partido en la final que era el último partido de la fase de grupos para el Mundial de Qatar 2022. El partido estaba de empate y el miedo estaba en que una jugada aislada decantase la balanza para un lado o el otro. Y así fue. Dani Olmo se sacó un tremendo derechazo que se estrelló en el larguero después de la intervención del meta sueco. El rechace llegó a los pies de Morata que, con mucho temple, esperó a tumbar una vez más a Olsen para definir. La tensión de un posible fuera de juego era el preludio del éxtasis.

El ariete tuvo que salir desde el banquillo para cambiar un choque que se había trabado completamente y que había entrado en una fase de descontrol preocupante. Su impacto fue inmediato. Tuvo una gran ocasión minutos antes, pero no supo encontrar la portería con su zurda. Unos minutos después tendría otra ocasión en la que su pierna izquierda tampoco conectaba bien un disparo que no amedrentaba a Olsen. Pero le aguardaba su mejor momento.

Cambio el partido

En un momento de caos, Morata puso temple. Se convirtió en una referencia para el equipo a la hora de armar contraataques y en uno de ellos aprovechó un rebote para poner el tanto que le daba el triunfo a la Selección. La sensación de incredulidad cuando anotó venía por un posible fuera de juego, pero también de que durante su carrera no ha sido muy afortunado de cara a portería. Él también pensó que había vuelto a suceder. No quería mirar al árbitro de banda.

Álvaro Morata bate a Robin Olsen EFE

A muchos se les vinieron imágenes de Álvaro fallando ocasiones claras cuando se paró con el balón en el área al conseguir el rebote, pero el delantero demostró más madurez que nunca y anotaba un gol muy importante para su carrera. La imagen principal de este artículo tiene un símbolo más allá de la dedicatoria especial de Morata. El juez de línea aparece detrás de él con el banderín bajado. También es un momento bueno para dejar atrás el maldito gafe.

La dedicatoria

El tanto era para Miguel Ángel, un niño de la Fundación Pequeño Deseo enfermo, pero también tiene una importante transcendencia para un jugador que necesita de estos momentos. Luis Rubiales le confesaba cuando bajó al campo a felicitar a sus jugadores que le había emocionado el instante. Álvaro Morata emocionó a muchos españoles con su tanto.

España está obligada a estar en el Mundial, pero nunca es un mal momento para celebrar. No será un título, aunque Luis Enrique así lo estime, pero es otra piedra más en el proyecto del asturiano. También es una fotografía más para el delantero que guardará con cariño.

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