Este verano un jugador de fútbol volvió a nacer. Christian Eriksen (Middelfart, Dinamarca; 1992) caía desplomado en el césped del Parken Stadion de Copenhague. Una imagen, un momento y unos minutos que nadie podrá olvidar en mucho tiempo. El colapso televisado del centrocampista danés del, entonces, Inter de Milán conmocionó a gran parte de la sociedad y volvió a poner sobre la mesa el debate de los problemas del corazón en este deporte.
El primer año pospandémico, posconfinamiento y posvacunación ha dejado varios sustos en la hierba de los estadios de fútbol. El Kun Agüero tuvo que anunciar su retirada de los terrenos de juego después de sufrir una arritmia el pasado 30 de octubre.
No fue el único. Adama Traoré, delantero de 26 años, del Sheriff Tiraspol, tuvo que salir del campo durante el enfrentamiento del equipo de Transnistria ante el Real Madrid. El mes de diciembre dejó dos casos más: Victor Lindelof, del Manchester United, y el polaco Piotr Zielinski, del Nápoles.
Algunos han tratado de relacionarlo con el virus y las vacunas, pero se ha demostrado que no tenían relación. En el caso de Eriksen, no se había vacunado y no había dado positivo en coronavirus antes de sufrir el paro cardiaco. Agüero, por su parte, sí había pasado el virus, mientras que Lindelof no y Zielinski dio negativo en las pruebas que se le realizaron. Eso sí, también hay casos de miocarditis como los de Leo Ponzio y Lucas Barrios debidos al contagio.
Por suerte, Eriksen sí que parece que podrá volver al fútbol, no como Agüero. El danés reapareció esta semana públicamente por primera vez tras el infarto que sufrió durante la Eurocopa. Allí aseguró que su objetivo ahora mismo es volver al fútbol profesional y sueña con poder ayudar a su selección en el próximo Mundial de Catar 2022. Es el sueño que mantiene esa llama interior encendida con la misma ilusión que el día que debutó como profesional.
Sus opciones
Eriksen estuvo muerto durante cinco minutos por parada cardiaca y fibrilación ventricular. Han pasado siete meses. Al jugador se le implantó un desfibrilador cardioversor implantable, cuestión que provocó la rescisión de contrato con el Inter de Milán porque en Italia no se admiten estos dispositivos para jugar al fútbol. Pero sí lo puede hacer en otras partes del mundo.
Eriksen no teme al riesgo que puede tener: "No ha sucedido nada desde entonces y mi corazón ha sido analizado de todas las formas posibles. Los médicos dicen que está bien. Todo está estable, por lo que siento que tengo luz verde para volver a jugar".
Los especialistas del deporte no siempre coinciden cuando del corazón se trata. Hace casi tres lustros, al triatleta gallego Javier Gómez Noya le diagnosticaron una enfermedad coronaria, una valvulopatía aórtica congénita. El Consejo Superior de Deportes (CSD) le recomendó no competir, perdió su licencia y él dudó sobre este pronóstico.
Apoyado en la evaluación de otro especialista, Steve McKenna, practicó triatlón por su cuenta y riesgo, bajo su responsabilidad, y ha alcanzado la cima. Campeón mundial, subcampeón olímpico, campeón europeo y mucho más en una trayectoria de casi veinte años.
En el Ajax, uno de los clubes a los que podría ir movido por su pasado en la entidad neerlandesa, juega el defensa Daley Blind con un desfibrilador cardioversor implantable subcutáneo. Le colocaron un IDC por una inflamación de su corazón que le provocaba desmayos y mareos. Este verano se ha demostrado que el asunto tiene sus riesgos: el pasado martes 24 de agosto, el dispositivo se apagó durante un amistoso con el Hertha de Berlín y el futbolista cayó desvanecido al suelo.
Dónde jugar
Eriksen prefiere no mirar a estos ejemplos. Según su agente, Martin Shoots, cuatro equipos se han interesado por el jugador, con especial intensidad el Mónaco. El danés se entrena con el Odense, el club en el que se formó, con la esperanza de dejar atrás el episodio de la Eurocopa. Desde allí mira a varios puntos del viejo continente y, además de Países Bajos, Inglaterra empieza a coger mucha fuerza en este mes de enero.
Pese a llegar con el cartel de estrella, los primeros meses de Christian Eriksen en el Inter de Milán no fueron del todo fáciles. El danés parecía no aclimatarse al juego de los italianos, siendo poco productivo en tareas ofensivas. Con el paso de los meses, Eriksen ganó importancia en los planes de Antonio Conte, y fue el encargado de sellar el título de Serie A para los nerazzurri.
Ahora, los futuros del futbolista y del entrenador podrían volver a unirse en el Tottenham Hotspur. "La puerta siempre está abierta", espetaba el otro día Conte cuando le preguntaban por las opciones.
Sea donde sea, será una gran noticia volver a ver a este jugador de 29 años, 30 en febrero, sobre el campo de nuevo. Lo que todo el mundo del fútbol pide es que lo haga con la total seguridad de que nada malo le puede suceder. Ningún equipo quiere correr el riesgo de que la tragedia vuelva a suceder y eso es una de las cuestiones que están limitando las opciones. En cualquier caso, la mejor noticia es Christian Eriksen vive para soñar con ese Mundial de Catar.
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