Qatar compró fans para su selección: así fundó su grupo de ultras a golpe de talonario en Líbano
Se ha descubierto que los organizadores recurrieron a uno de sus países vecinos para llenar las gradas a través de pagos realizados y distintos favores.
2 diciembre, 2022 02:15La polémica se podría considerar una constante en el Mundial de Qatar. Prácticamente cada día se destapan nuevos casos que salpican a los organizadores del torneo y que los implican en unas dudosas prácticas que vuelven a dejar en ridículo toda la pantomima organizada en el país árabe.
En su momento, se puso bajo la lupa los aficionados que recorrían el país luciendo las camisetas de las distintas selecciones. Pocos de ellos parecían pertenecer a las fronteras de las selecciones participantes, lo que hizo saltar la polémica tras destaparse que fueron pagados para animar. Sin embargo, se ha descubierto que Qatar hizo lo mismo con sus propios seguidores. Se les acusa de comprar a personas en Líbano para encargarse de esa función.
Tras los partidos frente a Países Bajos y Senegal, las sospechas crecieron al ver cómo de repente la afición del país emergía como si el espíritu de los grandes clubes europeos o sudamericanos los poseyesen. Una energía sobrenatural que contrastaba con lo visto en el duelo inaugural, donde la gente abandonaba el estadio a toda prisa el descanso.
Las increíbles imágenes sorprendían nuevamente al mundo ya que estaban acompañadas de un show sorprendentemente preparado y ejecutado. Días más tarde, la sorpresa, o no tan sorpresa, volvía a poner en el foco a Qatar. Una vez más, se descubría que su billetera había salido a relucir para captar a seguidores en el Líbano y trasladarlos a los estadios donde la organizadora disputaba sus distintos encuentros.
Del todo a la nada
El temor de Qatar a no ser capaz de mover a su población a los partidos que iban a disputar en el Mundial provocó que tomasen cartas en el asunto con antelación. No podían dejar detalles sin atar y eso fue lo que les llevó a comprar aficionados a uno de los países cercanos como es el Líbano.
Según desvela The New York Times, el país árabe realizó un evento a principios de 2022 para seleccionar a las masas de gente que iban a apoyar a Qatar durante el torneo. Se realizó en Beirut, capital del Líbano, y allí, como si de un casting se tratase, seleccionaron a unos pocos.
[La FIFA y Qatar maquillan su fracaso: datos falsos de asistencia y entradas gratis en el descanso]
En total, 1.500 personas procedentes del todo el país iban a tener su billete para Qatar gracias a su énfasis animando. Su papel era complemente claro: darlo todo en los estadios donde el anfitrión jugase sus partidos. Un plan que pocas fisuras tenía, ya que difícilmente se puede hacer mal. Y más cuando tienes los ojos de un régimen dictatorial bajo el cogote, no hay fallo.
Y no eran cualquiera los que llegaban al país asiático. Unos ultras, completamente distinguibles, son los que han aparecido en las gradas dejándose la voz por Qatar como si no hubiese mañana. Todo ello era parte de una obra ensayada desde un mes antes del comienzo del Mundial según apunta The New York Times.
"Compartimos el mismo idioma. Compartimos la misma cultura. Somos dedos de la misma mano. Queremos mostrarle al mundo algo especial. Verás algo especial", resalta uno de los desplazados hasta allí en el medio estadounidense. Unas declaraciones que demuestran la rápida integración al modus operandi generado.
A todo ellos se los distingue dentro del estadio por su indumentaria, pues visten camisetas granates con el nombre de Qatar en los dos alfabetos. Además, también muchos de ellos lucen un elemento difícil de ver en el país: los tatuajes. Gran parte de los aficionados los llevan en sus brazos en un claro contraste con las diferentes ideologías que imperan en los territorios, ya que para los qataríes no está viendo visto.
Todas las personas desplazadas hasta allí desde el Líbano ha obtenido una serie de privilegios durante la Copa del Mundo. Como recompensa por ello han logrado los vuelos gratuitos, el alojamiento, las entradas para los partidos y comida. Además, también han recibido un pequeño sobresueldo por su trabajo en las gradas.
Según ha destapado The New York Times, los ultras llegaron a mitad de octubre para poner en marcha toda esa organización. Sus prácticas se han basado en llevar a cabo todas las coreografías, conocer los himnos y practicar todo durante los días previos al debut en el Mundial.
"Compartimos el mismo idioma. Compartimos la misma cultura. Somos dedos de la misma mano", explicaba un libanés. "Queremos mostrarle al mundo algo especial. Verán algo especial", agregaba otro sobre la pantomima puesta en marcha por Qatar para dar una imagen de apoyo total por parte del país.
Contraste con la realidad
Una campaña llevada a cabo por el régimen dictatorial que choca drásticamente con la realidad que impera en los estadios durante todos y cada uno de los duelos disputados hasta el momento en la Copa del Mundo. El escaso nivel de afluencia del público ha provocado que se hayan tomado medidas sorprendentes.
En el mismo partido inaugural, donde Qatar se enfrentó a Ecuador, tomaron una decisión nunca antes vista: abrir los tornos para que la gente entrase a cascoporro. Con las gradas casi vacías, la desesperada medida llegó para evitar un ridículo atronador una vez más, aunque las vergüenzas ya estaban descubiertas nuevamente.
Si a los 'utras' del Líbano se les proporcionó gran cantidad de facilidades y se les pagó por estar en tierras qataríes como si de un servicio de media pensión se tratase, a los aficionados de otros países y seguidores de las demás selecciones participantes se les pusieron gran cantidad de trabas.
Para ellos era imprescindible tener un alojamiento contratado, que se cobraba a precio de oro, para poder viajar a Qatar. Otra cosa es la entrada, también vendidas a desorbitadas cifras. Un contraste para disimular una nefasta organización que ha vuelto a quedar desacreditada una vez más. De nuevo han utilizado el poder del dinero para tratar de crear una realidad alternativa, donde han vuelto a recurrir a países con escasos recursos, como el Líbano, aprovechándose de ellos para sacar partido y crear falsos aficionados en sus encuentros frente a Ecuador, Países Bajos y Senegal.